viernes, 30 de noviembre de 2012

Violencia contra la mujer: Hacia una solución


Santo Domingo
Hace trece años que la Organización de las Naciones Unidas declaró el  25 de noviembre de cada año como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, por ser esta la  fecha en que se conmemora la muerte de las siempre recordadas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal.
En una época en que hablamos del respeto a los derechos humanos, la mujer no ha dejado de ser un instrumento a merced del hombre, menospreciada en muchos casos, razón por la cual tenemos tan elevados índices de violencia física, psicológica, sexual y patrimonial en contra de ellas, una realidad que se acrecienta descontroladamente. 
La eficacia de la lucha contra la violencia se desvanece ante el desconcierto de los órganos del Estado. La violencia contra la mujer genera dolor y desesperación entre las mujeres agredidas, sus familiares y los hijos que, en frecuentes ocasiones quedan en la orfandad. Además, sume en el desconcierto a una sociedad que espera acciones contundentes que cambien el curso de la realidad.
Los feminicidios recurrentes deben movernos a examinar tanto las actuaciones que se han realizado como aquellas que deben ser tomadas  complementariamente para poner término a esta situación.
En este artículo trataremos de echar una mirada objetiva a las causas, características y tipificaciones de este flagelo, al tiempo que plantearemos algunas acciones urgentes.
Un problema complejo
La violencia intrafamiliar y contra las mujeres es un problema muy complejo, motivado generalmente por patrones socioculturales, económicos y educativos, que van reproduciendo valores, actitudes y costumbres que se mantienen generación tras generación en la mayoría de los países del mundo. Su erradicación no es sencilla pues depende de un cambio completo de paradigma, en cuanto a la relación hombre – mujer dentro de la pareja, lo que implica un esfuerzo sostenido de educación y concientización de la población, empezando desde la infancia. Es de consenso entre los expertos sobre el tema, contrario a la creencia de una parte importante de la población, que la problemática no se soluciona con el endurecimiento de las penas.
Estos crímenes son la punta del iceberg de la problemática de la violencia de pareja, son los que salen registrados en las estadísticas, los que recogen los medios de comunicación, pero existe un conjunto mayor de mujeres diariamente violentadas física y psicológicamente que nunca denuncia al agresor, que sufre en silencio. Algunos expertos indican que sólo el 10% de las mujeres violentadas denuncian a su agresor. De igual manera, vale destacar el alto porcentaje al que han llegado los feminicidos no-íntimos, los cuales alcanzaron 37.48% en el 2006. No hay que perder de vista esta estadística en un momento en el que se proponen en modificaciones al Código Penal que sólo sancionan enérgicamente el feminicidio en el marco de las relaciones de pareja, dejando fuera un buen número de estos crímenes, cuyos escenarios han ido creciendo rápidamente.
Algunos mitos de la violencia de pareja
Existen algunos mitos sobre la violencia de pareja, sobre todo la ejercida dentro del contexto del hogar, que vale la pena “desmitificar”:
La violencia doméstica es un problema de las clases sociales bajas y de las poblaciones marginales.
Las mujeres maltratadas de menores recursos económicos son más visibles debido a que buscan ayuda en las entidades estatales y figuran en las estadísticas. Las mujeres con mayores recursos buscan apoyo en el ámbito privado y no figuran en las estadísticas. 
La mujer maltratada no podría dejar a su abusador.
Muchas mujeres dejan a sus parejas y las que se divorcian por abuso eligen no hablar de la violencia. Sin embargo existen razones sociales, económicas, culturales, religiosas, legales y/o financieras que mantienen a las mujeres dentro de la relación. Los peores episodios de violencia suceden cuando intentan abandonar a su pareja. 
Las mujeres maltratadas son masoquistas y locas, provocan y disfrutan del maltrato. 
Las reacciones de la mujer maltratada frente a la violencia son normales y necesarias para sobrevivir, dadas las circunstancias. Ella no está loca ni disfruta del maltrato. Generalmente lo que siente es miedo, impotencia, debilidad y vergüenza. 
Los hombres que maltratan a sus mujeres están enfermos y no son responsables por sus acciones. 
Los hombres que maltratan a sus mujeres o a sus hijos son, por lo general, sumamente seductores y agradables. También son excelentes vecinos y cumplidores en el trabajo. Si realmente estuvieran enfermos serían violentos no sólo dentro del hogar, sino también fuera de él. Sólo un 10% de los casos presenta alguna patología. 
La violencia doméstica es provocada por el alcohol y las drogas. 
El alcohol y las drogas son factores de riesgo, ya que reducen los umbrales de inhibición, pero no producen la violencia. Muchos golpeadores no abusan ni de las drogas ni del alcohol y muchos abusadores de drogas o alcohol no son violentos. Son dos problemas distintos que deben ser tratados por separado.
La violencia doméstica sólo es un problema familiar.
Es un crimen contra la sociedad agravado por el vínculo, de la misma manera que lo es la violencia entre extraños. Los costos médicos producidos por violencia intrafamiliar ascienden a millones de pesos. Las comunidades gastan millones de pesos al año en intervenciones a través de los programas de asistencia y prevención de la violencia.  
Las consecuencias
Las consecuencias de la violencia de pareja son de diversa índole. A continuación, describimos algunas de las más importantes:
Maltrato físico. En el extremo conlleva la muerte de la víctima.
Secuela de adaptación al abuso. La mujer, sobre todo en aquellos casos de abusos cíclicos, puede llegar a adaptarse al maltrato de parte de su pareja y no tomar ninguna acción para revertir la situación. 
Transmisión intergeneracional. Los niños que son testigos de violencia de pareja, de manera inconsciente, aprenden que la violencia es una manera de obtener los objetivos; que funciona, siempre y cuando se aplique al más débil o indefenso.
Pérdida de empleo y absentismo laboral. Varios estudios han demostrado que las víctimas de la violencia, debido al maltrato físico, se ven obligadas en ocasiones a faltar al trabajo lo que aumenta las probabilidades de que eventualmente pierdan su empleo.
La realidad dominicana
El 27 de enero de 1997 fue promulgada en República Dominicana la Ley contra la Violencia Intrafamiliar (Ley 24 – 97).  Obviamente, como ocurre en todos los ámbitos, la promulgación de una ley no implica necesariamente la solución del problema que la motivó. Luego de esta ley fueron creadas fiscalías barriales, unidades especializadas de atención a las víctimas, la Unidad de Género de la Policía Nacional y la Procuraduría General Adjunta de la Mujer, entre otras instancias. 
Asimismo la Comisión Nacional de Prevención y Lucha contra la Violencia  Intrafamiliar (CONAPLUVI) fue creada mediante Decreto del Poder Ejecutivo  No.423-98, del 19 de noviembre del año 1998. 
En el 2011 dicha comisión, conformada por el Ministerio de la Mujer, la Procuraduría General de la República, la Procuraduría Fiscal del Distrito Nacional, la Policía Nacional, el Comisionado de Apoyo a la Reforma y Modernización de la Justicia, el Consejo Nacional Para la Niñez (CONANI), la Dirección  General de Desarrollo de la Comunidad, la Asociación Dominicana Pro-bienestar de la Familia (PROFAMILIA), el Núcleo de Apoyo a la Mujer de Santiago y  los  Ministerios de Educación Superior, Ciencia y Tecnología, el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, Ministerio de Cultura, Ministerio de la Juventud, Ministerio  de Deporte, Educación Física  y Recreación, presentó el “Plan Estratégico  para la Preservación  Detención,  Atención  y Sanción   a  la  Violencia Contra las Mujeres e Intrafamiliar 2011-2016".
Sin embargo, la  problemática sigue en crecimiento debido a que, entre otras cosas, la solución de este problema no es meramente judicial y, además, los recursos asignados a los organismos que por ley deben velar por ello no han sido suficientes. 
En el siguiente cuadro se muestran las estadísticas de los feminicidios en el país en los últimos años. Cuando se habla de “feminicidios íntimos”, se hace referencia a aquellos cometidos por hombres con quienes las víctimas tenían o tuvieron una relación íntima, familiar o de convivencia.  Téngase en cuenta que los feminicidios generales incluyen los Íntimos.
República Dominicana: Feminicidios por Tipo Según Años – 2005 a 2011
Tipo/Año2005200620072008200920102011
Íntimos9899891319297127
Generales190177173204199210230



Hacia una solución: La erradicación de la desigualdad
Mientras las relaciones entre hombres y mujeres no sean de igualdad de oportunidades y de trato; mientras los estereotipos sigan asimilando y reproduciendo los valores ligados al prestigio y la autoridad con los hombres, y los de dependencia e inseguridad con las mujeres, es muy difícil que acertemos con la mejor fórmula para erradicar esta ignominia social, que a todos debe avergonzarnos.
Por ello, la primera medida, y la clave de todas las demás, es la educación en igualdad, la preparación y la capacitación de las mujeres y el compromiso de toda la sociedad en erradicar la publicidad sexista y la imagen tan pobre que aparece de las mujeres en los medios de comunicación, siempre ligadas a los sucesos o a la prensa rosa, por sus amoríos o matrimonios y rara vez en los puestos de responsabilidad, autoridad y decisión. 
En otras palabras, se está hablando de educar. Obvio que esta medida, que ataca el origen, la causa raíz del problema, requiere bastante tiempo para empezar a dar sus frutos, como toda medida que pretenda modificar conductas socialmente arraigadas, lo que no implica que inmediatamente se empiece a aplicarla. 
¿Qué hacer mientras tanto?
Lo legal – Tolerancia cero 
Resulta necesario que, en términos de legislación, el maltrato a la mujer dentro de la relación de pareja esté claramente tipificado como delito y que el hecho de que ocurra dentro de la pareja, más que un atenuante que lo refiere en la mentalidad de muchos al ámbito privado, sea un elemento agravante, que haga la pena a aplicar aún más severa. 
Servicios de asistencia para víctimas
Los servicios que deben existir para responder a la violencia de género son, entre otros: casas de acogidas para mujeres golpeadas; albergues para personas sin hogar; programas de asistencia financiera; comisarías o servicios policiales para mujeres; programas de abogacía para las víctimas; centros de crisis para la violación o de violencia en el hogar; servicios telefónicos para la prevención de la violencia o del suicidio; servicios legales; programas para niñas/os que huyen de la casa; programas de bienestar social y servicios de apoyo psicológicos 
Grupos de apoyo
Los grupos de apoyo pueden ser una manera importante para las víctimas mismas de organizarse y tomar en mano su propia situación. Más allá del apoyo emocional, los miembros del grupo también pueden proporcionarse un sentido de seguridad y, si se necesita, un lugar seguro. 
Atención de salud
Es sabido que en muchas ocasiones, por diversas razones, las víctimas de  violencia no denuncian al agresor. Por ello es importante que el personal que labora en los centros de salud, tanto públicos como privados, sea entrenado para reconocer y responder a la violencia de género. Esta es una de las maneras más importantes y efectivas de identificar y ayudar a las víctimas. 
Una muestra de que estas acciones son eficientes ante la alarma y crispación social que produce la violencia intrafamiliar es que en este último año las acciones antes indicadas en su conjunto como política integral del Estado ha producido una reducción del fenómeno en comparación con el año anterior. Sin embargo, no podemos conformarnos con la reducción pura y simple, sino con la erradicación total de este flagelo.
Tiempo de un cambio cultural y moral
Una cultura que promueva la equidad entre hombres y mujeres y manifieste repulsión  contra toda forma de abuso y violencia de pareja y sancione moralmente los que ejercen el abuso, ha sido reclamada por activistas del movimiento de mujeres. Nos hemos sumado a ese reclamo señalándolo como una de las condiciones para actuar sobre las causas de la violencia contra la mujer, para prevenir y disuadir y no solamente actuar después de que la mujer haya sido victimizada.
Aprendamos de las experiencias recientes y pongamos en la agenda pública la erradicación de la violencia de género. Sólo así avanzaremos hacia un verdadero Estado social y democrático de derecho.
Fuentes:
Alberdi, Cristina.  Separación y violencia contra las mujeres.  Una Alternativa global.  Periódico El País [en línea].  8 de febrero de 2004.  [fecha de consulta: 30 Octubre 2012].
Instituto Tecnológico de Santo Domingo. Situación de las Mujeres en la República Dominicana, 2011. [en línea]. Área de Ciencias Sociales y Humanidades, Centro de Estudios de Género, Santo Domingo, República Dominicana marzo 2012. [Fecha de consulta  02 de noviembre 2012]. 
Procuraduría General de la República.  Informe Sobre: Los Feminicidios en la República Dominicana, Feminicidios Enero – Mayo 2011, Resumen 2005- 2010. [en línea] Departamento de Estadísticas, República Dominicana.  [fecha de consulta: 02 de noviembre 2012]
Sanmartín José, Iborra Isabel, García Yolanda y Martínez Pilar.  III Informe Internacional Violencia Contra La Mujer en las relaciones de pareja, Estadísticas y Legislación [en línea].  Centro Reina Sofía, España 2010.  [fecha de consulta: 30 Octubre 2012]. 
Silva, Paola.  La Violencia Intrafamiliar.  [en línea].  Santiago de Chile.  [fecha de consulta: 30 Octubre 2012].

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