miércoles, 23 de julio de 2014

La carta que le llevó Guido Gómez Mazara al jefe de la Policía Nacional

Antes que todo, reciba un cordial saludo de mi parte. Usted no había ingresado a la institución policial, cuando yo, aun muy niño, transitaba estos pasillos junto a mi familia reclamando la libertad de mis progenitores que, en el marco de la turbulencia política de la época, padecían los efectos de la intolerancia y la represión. Pensaba que los tiempos en que la Policía Nacional servía de instrumento represivo habían sido superados. Lamentablemente, este pasado domingo, me recordó aquellos tiempos, parecía que la institucionalidad policial estaba de vacaciones!
Contrariando sus declaraciones de que, “la Policía Nacional no se involucraría en la convención del PRD” nos llenamos de indignación al observar en múltiples centros de votación a miembros de esa institución en una postura de colaboración y activismo al servicio de un sector partidario. Además, imágenes de policías tomando dinero de manos de dirigentes del PRD, como en el caso del municipio de Santo Domingo Norte, revelan un sentido de colaboración indigno y transformador de una institución llamada a garantizar la paz y el orden público.
Como ciudadano y dirigente político levanto mi voz de protesta. Reconozco que esas actuaciones obedecen a intereses políticos porque los actos tomados por los lentes de una parte importante de la prensa no dejan espacios a interpretaciones.
Seguiré en la actividad partidaria hasta el último día de mi existencia, los valores democráticos y el respeto a la institucionalidad están sustancialmente vinculados a mi vida, desde el mismo instante en que mis padres se dedicaron a luchar por la defensa de principios que costaron sangre, sudor y lágrimas, y que contribuyeron a allanar el camino de un modelo político, aunque imperfecto, superior al prevaleciente en aquellos años. Deseo que sus días en la Policía Nacional sirvan para erradicar de una vez y para siempre la idea de que esa institución obedece a una lógica de actuación impropia de estos tiempos y cómplice de excesos que el país del siglo 21 no tolera.
Afectos,
Guido Gómez Mazara

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