La actitud de José Miguel Vivanco frente al ataque que ayer fue centro en la presentación de un estudio sobre la situación de los ascendientes haitianos realizado por la ONG Human Rights Watch, deja en evidencia que el hombre está entrenado a mantener la serenidad frente a situaciones bastante incómodas. Y no es la primera vez que su persona se encuentra en el ojo de un huracán.
En septiembre del 2008 un informe sobre la situación de las libertades públicas en Venezuela durante los 10 años de mandato del presidente Hugo Chávez, fue razón suficiente para el Gobierno venezolano expulsara del país a Vivanco, quien es director para América de esta ONG, dedicada a la defensa de los derechos humanos y con presencia en más de 40 países.
Para ese momento, el comunicado de la cancillería venezolana argumentaba lo siguiente: "Este ciudadano, portador de pasaporte chileno, ha violentado la Constitución y las leyes de la República Bolivariana de Venezuela, agrediendo a las instituciones de la democracia venezolana, inmiscuyéndose ilegalmente en los asuntos internos de nuestro país". Era la primera vez que Venezuela expulsaba a un organismo internacional por inmiscuirse en asuntos internos.
El canciller de ese país era el actual presidente Nicolás Maduro, quien en ese entonces advirtió que “todo aquel que pretenda inmiscuirse en los asuntos internos venezolanos recibirá el mismo tratamiento que Vivanco”.
Ayer, Vivanco vivió en el país un ácido encuentro con los periodistas dominicanos. En un informe de la organización titulado “Somos dominicanos, somos dominicanas. Privación arbitraria de la nacionalidad en la República Dominicana”, la entidad con sede en Estados Unidos concluye que República Dominicana le está negando el derecho a una nacionalidad a decenas de miles de dominicanos, que además, están en riesgos de ser expulsados a Haití.
El estudio también documentaba que dominicanos de ascendencia haitiana habían sido detenidos arbitrariamente “y en ocasiones enviados por la fuerza a Haití”, a pesar de contar con la documentación dominicana adecuada. Fue básicamente el dato de las deportaciones lo que caldeó el ánimo de los periodistas que estaban ahí presente que, primero, cuestionaron a Vivanco que mostrara las pruebas y, ante la respuesta poco contundente del señor, los comunicadores continuaron insistiendo, incluso con tono enérgico.
La rueda de prensa que tuvo lugar en un salón del hotel Crowne Plaza comenzó con 30 minutos de retraso y duró casi una hora. Lo primero que hizo Vivanco fue presentarse y, después, pedir disculpas por la tardanza. 20 minutos después de arrancar su discurso para dar conocer los pormenores del estudio, se dio paso a las preguntas de los medios, y consecuentemente se alteraron los ánimos de los periodistas, nunca el de Vivanco.
Algunos de los comunicadores llegaron al punto de que en lugar de preguntar, comenzaron a reclamarle con tono enérgico por qué tanto ataques al país, cuando en Bahamas la situación es crítica para los haitianos. Hasta fotos que mostraban el trato en Bahamas le presentaron a Vivanco para que opinara.
El señor en todo momento mostró una actitud serena e incluso llegó a pedir a los periodistas que leyeran el informe cuando estuvieran más calmados. El estudio presentado ayer fue rechazado de forma “enérgica y categórica” por el Gobierno dominicano.
Vivanco, cuando fue expulsado de Venezuela en 2008, contó desde Brasil al periódico El País que no hubo ningún problema durante la conferencia de prensa en la que se presentó el informe sobre el Gobierno que detallaba, entre otras cosas, la discriminación de ciudadanos por tener ideas contrarias a la línea de Chávez. La respuesta ofensiva en ese caso no salió de los periodistas como ocurrió ayer en el país, sino del propio estado que dio la orden de expulsión.
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