SANTO DOMINGO.- Falleció la mañana de este sábado en la capital Fermín Cruz, un gran trompetista dominicano considerado entre los mejores en la ejecución del instrumento, no solo de República Dominicana sino en la región del Caribe y América Latina.
Cruz, catalogado un virtuoso de la trompera, expiró a causa de un paro respiratorio fruto de graves problemas de salud que venía confrontando por un cáncer pulmonar.
A la hora de su muerte atravesaba una situación muy deplorable y prácticamente desamparado, con reclamos constantes de amigos y allegados que le insistían someterse a un programa de rehabilitación tras largos años atrapado en el vicio de las drogas, del que no pudo salir jamás después de caer.
Recientemente había sido ingresado a la clínica Dr. Cruz Jiminián, en el sector de Cristo Rey, para un proceso de desintoxicación y cura, pero Fermín Cruz abandonó el recinto médico, se dijo.
Con 61 años de edad a la hora de su muerte, Cruz deja un legado musical que perdurará por mucho tiempo, ya que es dueño del sonido de la trompera de gran proporción de las grabaciones de merengues que se escucharon en las décadas del 80 y 90.
Su capacidad y destreza musical eran tales que sus grabaciones traspasaron fronteras, siendo contratado por agrupaciones internacionales para poner su seño musical en los metales.
Llegó a formar parte de las principales agrupaciones musicales en el país, como Wilfrido Vargas, Juan Luis Guerra, Ramón Orlando y Orquesta Internacional, Aramis Camilo, Los Hermanos Rosario, Alex Bueno, Los Hijos del Rey, Fernando Villalona, La Coco Band, Orquesta Joven, Yarumba y otras.
Pero Fermín Cruz era más demandado para grabaciones y por eso dejó el sello de su sonido musical en una infinidad de temas musicales de orquestas a las que él nunca perteneció.
Al ejecutar la trompeta poseía un estilo inconfundible de su sonido e interpretación, impregnando cada tema con su sello, fuerza, afinación impecable, tempo, y de su monumental técnica.
El saxofonista Juan Colón escribió hace un tiempo sobre Fermín Cruz que “grandes trompetistas de otros países que incursionaban en la grabación de merengue tuvieron que imitar su estilo, aun desconociendo su procedencia, solo intuían en este genial intérprete a un virtuoso”.
Y agregaba “si escuchamos las grabaciones de los más prestigiosos merengueros nuestros desde 1980-1994 más o menos escucharan el majestuoso sonido de nuestro querido Fermín. Un sonido penetrante, lleno de fuerza, y al mismo tiempo dulce, todo una amalgama de virtudes en su discurso musical que hacia suspirar a todos los instrumentistas que lo escuchaban”.
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