Francisco también abogó por promover "una cultura de la generosidad y de la solidaridad intergeneracional, para revisar hábitos y estilos de vida, renunciando a lo superfluo para dar a los jóvenes una esperanza para el mañana".
Roma.- El papa Francisco pidió este viernes un «mayor compromiso de los Gobiernos» para aumentar la natalidad y «a favor de la familia«, con decisiones «serias», «valientes» y «eficaces» porque sin hijos «no hay esperanza de futuro», en un evento en Roma en el que apareció rodeado de niños.
«El problema no es cuántos somos en el mundo, sino qué mundo estamos edificando; no son los hijos, sino el egoísmo» que teje «malsanas interdependencias entre sistemas sociales, económicos y políticos» y las casas que «se llenan de cosas y se vacían de hijos, se convierten en lugares muy tristes».
Y añadió: «No faltan perros y gatos, faltan hijos».
«Italia está perdiendo progresivamente su esperanza en el futuro, como el resto de Europa: el Viejo Continente se transforma cada vez más en un continente viejo, cansado y resignado», dijo el pontífice en los «Estados Generales de la Natalidad», en el que políticos y personalidades reflexionan sobre una cuestión candente en el país.
En 2023, la natalidad en Italia llegó a su mínimo histórico, con solo 379.000 nacimientos, y la primera ministra, la ultraderechista Giorgia Meloni, ha convertido las políticas contra esa tendencia en uno de los ejes de su Gobierno.
Francisco recordó que «en el pasado, no faltaron estudios y teorías» que decían que «el nacimiento de demasiados niños crearía desequilibrios económicos, falta de recursos y contaminación» en la Tierra y que calificó de «obsoletas».
«El número de nacimientos es el primer indicador de la esperanza de un pueblo. Sin niños y jóvenes, un país pierde su deseo de futuro. En Italia, por ejemplo, la edad media es actualmente de 47 años», explicó.
Según este dato, «Italia está perdiendo progresivamente su esperanza en el futuro, como el resto de Europa: el Viejo Continente se transforma cada vez más en un continente viejo, cansado y resignado, tan empeñado en exorcizar soledades y angustias que no sabe más disfrutar (…) de la verdadera belleza de la vida».
Para «detener esta hemorragia de vida» hacen falta «políticas eficaces, opciones valientes, concretas y a largo plazo», dijo, al tiempo que ofreció «un dato de un estudioso de demografía: ahora las inversiones que dan mas beneficios son las fábricas de armas y los anticonceptivos, unos destruyen la vida, los otros la impiden. Qué triste».
Por eso «es necesario un mayor compromiso por parte de todos los Gobiernos para que las generaciones más jóvenes estén en condiciones de realizar sus sueños legítimos. Se trata de tomar decisiones serias y eficaces a favor de la familia».
Y citó como «ejemplo, poner a una madre en la situación de no tener que elegir entre el trabajo y el cuidado de los hijos; o liberar a tantas parejas jóvenes del lastre de la precariedad en el empleo y la imposibilidad de comprar una casa».
Francisco también abogó por promover «una cultura de la generosidad y de la solidaridad intergeneracional, para revisar hábitos y estilos de vida, renunciando a lo superfluo para dar a los jóvenes una esperanza para el mañana».
«No lo olvidemos: el futuro de hijos y nietos se construye también con las espaldas doloridas de años de fatiga y con los sacrificios ocultos de padres y abuelos, en cuyo abrazo está el don silencioso y discreto del trabajo de toda una vida» y «el reconocimiento y la gratitud hacia ellos» hacen «la sociedad sólida y fuerte». DE EFE
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