Los últimos estudios del autismo reflejan que este trastorno va acompañado en muchas ocasiones de alteraciones como el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), que se presenta en el 45 % de los niños autistas y en el 35 por ciento de los adultos con esta afección.
Esta es la percepción de Christopher Gillberg, de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), uno de los 1.700 expertos reunidos en el Congreso Internacional sobre el Autismo-International Meeting for Autism Research (IMFAR), que se celebra estos días en San Sebastián (norte).
En sus investigaciones, Gillberg llegó a la conclusión de que el autismo se presenta con mucha frecuencia combinado con otros transtornos como el cromosoma débil, los problemas de lenguaje o de aprendizaje, el síndrome de Asperger o el TDAH.
En declaraciones a EFE, Gillberg aseguró que existe un conjunto de alrededor de 1.000 genes, de los más de 22.000 identificados en los seres humanos, que pueden estar implicados en todas estas afecciones.
"Podrían ser distintas mutaciones de los mismos genes las que aportan diferencias" y hacen que el "espectro" del autismo, que afecta a un uno por ciento de la población general, sea "tan amplio e incluya grados de afectación diferentes".
Gillberg ha citado varios estudios suecos según los cuales entre el 40 y el 45 por ciento de los niños con autismo presentan también déficit de atención e hiperactividad, un porcentaje que en los adultos se reduce al 30 por ciento.
"Los mayores desarrollan estrategias que pueden minimizar los efectos del TDAH, pero estas personas siguen teniendo problemas de concentración", añadió.
Las consecuencias de la conjunción de ambos desórdenes empeora el pronóstico, ya que la dificultad que el paciente debe superar es mayor, según Gillberg, quien subrayó la necesidad de aplicar tratamientos adecuados para estos síndromes asociados.
Este experto sueco fue uno de los pioneros en la década de los años 70 en modificar las estimaciones sobre la incidencia del autismo y la situó en esa época en torno al 0.7 por ciento, frente al uno por cada 10,000 habitantes que se manejaba.
El congreso de san Sebastián acogió hoy otra de las líneas en las últimas investigaciones sobre este transtorno: su relación con la exposición a factores medioambientales tóxicos.
El investigador de Harvard School of Public Health, Marcc Weisskorpf, presentó un estudio sobre la influencia de la contaminación del aire en esta dolencia, en el que se analizaron un total de catorce agentes contaminantes, como arsénico, cadmio, cromo, manganeso, mercurio o níquel.
Weisskoprf apuntó que este campo abre una oportunidad "apasionante" para llevar a cabo intervenciones públicas y privadas destinadas a reducir la exposición a estos factores, así como para idear medidas durante el embarazo. DE EFE
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