
Asimismo, advirtió que esas menores son víctimas de la doble moral de un sistema educativo que saben que a temprana edad están teniendo relaciones sexuales, pero cuando viene la consecuencia, un embarazo, las suelta y quedan en el desamparo. A su juicio, el desarrollo emocional de esas menores se trunca y eso evita que puedan trascender emocional y afectivamente. Se cree que porque se tenga menstruación se es una mujer, y no es así. La profesional de la conducta educativa planteó, además, que las niñas abusadas y embarazadas son víctima por lo general de un doble maltrato. Ellas no se aman ellas mismas lo suficiente y así tienen que recibir a un hijo, manifestó.
Como adultas. Esas menores tienen una irrupción en su sexualidad que las lleva a tomar roles de adultos, tienen niños a los que deben alimentar, bañar y cuidar, cuando lo que deberían estar es jugando con muñecas, consideró la especialista en educación. Fernández se refirió a la alta incidencia de niñas, adolescentes embarazadas y violadas que se reportan en el país y el daño que registran traspasa sus propios límites.
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