Ramón Meristi llegó este miércoles a Higüey, donde este 21 se celebra el Día de la Virgen de la Altagracia, luego de recorrer a pie los 145 kilómetros que separan a esa ciudad de Santo Domingo. Salió del puente Juan Carlos, en Santo Domingo Este, el lunes 10 de enero, con la particularidad de que cuenta con una sola pierna y un solo brazo.
Pese a que una maquinaria lo mutiló cuando pequeño en el batey donde trabajaba su padre, Meristi no acudió a la Basílica de Higüey, para pedirle que interceda para favores personales. Cuenta que realizó su peregrinaje por la paz, la educación y para que mejore la calidad de vida de la gente en República Dominicana.
Este hombre, que ha participado en maratones, sí sostiene que agradece a la madre de Jesucristo porque durante el camino sintió su apoyo y su bendición, lo que lo ayudó a terminar su periplo sin cansarse.
Es común encontrar a personas creyentes de la Virgen de la Altagracia o que tengan algún testimonio de milagros recibidos a lo largo de su vida.
Solo basta mencionar su nombre en alguna conversación informal y de inmediato de forma espontánea surgen los relatos de las “gracias” obtenidas.
Recuperación de la salud, concepción de un hijo, obtención de un empleo o meta son solo algunos de los testimonios de los devotos de la denominada protectora del pueblo dominicano.
Las historias son muchas y más la devoción con que son escuchadas por los pobladores dominicanos, quienes a pesar del tiempo no cambian sus tradiciones y su inmenso amor por su protectora.
Le concedió un embarazo. Con una emoción que brota en el brillo de sus ojos, Ruth Báez cuenta que hoy tiene su pequeña hija, de poco más de dos años, gracias a “La Bonita” como llama a la virgen.
Relata que cuando ya había perdido la esperanza de tener un hijo visitó la Basílica de Higüey y con devoción le pidió a la virgen que interviniera ante Dios por ella. Dice que en menos de dos meses ya estaba embaraza y que siente que todo se facilitó por un “milagro” de ella.
De acuerdo con Ruth, la Virgen cuidó a su criatura en el vientre, debido a que tuvo un embarazo muy complicado por problemas de salud, que ya padecía y por otros que surgieron durante la gestación. Explica que desde el quinto mes tuvo amenaza de parto prematuro, condición que se mantuvo hasta el final.Quizás muchos piensen que es una tontería, pero en el momento que le recé a la virgen en la basílica sentí que me escuchó, al igual que durante todo mi embarazo. Yo sentía que ella cuidaba a mi bebé, que esa fuerza no me abandonaba”, sostiene la mujer, quien dice que todavía tiene pendiente acudir a la basílica a cumplir la promesa que hizo para poder concebir a su hija.
Le salvó a su hijo. De igual modo, la señora Florentina Contreras Vargas cuenta conmovida y de forma detenida cómo la Virgen de La Altagracia hace unos años le hizo el milagro de permitir que su hijo Nelson Aneyris Espinal continúe vivo y que volviera a caminar por una penitencia que dice hizo.
Explica que hace trece años cuando su vástago jugaba en la calle, un vehículo del transporte público lo impactó y que éste cayó de cabeza en el contén de la vía, lo que le provocó una severa fractura en los huesos de la cabeza.
Narra que por el accidente su hijo duró varios días en coma, que le dio un derrame –accidente cerebro vascular- y que tanto los médicos que lo atendían como sus familiares creían que él no se salvaba. Señala que en varias ocasiones su familia se preparó para lo peor.
“Pero yo se le encomendé a la Virgen y le dije a mi familia que hiciera cadenas de oraciones para que mi hijo se salvara”, dice con firmeza.
Sostiene que por el accidente sometieron a su hijo a una operación “a vida o muerte” para la cual los médicos le hicieron firmar una comunicación que decía que ellos no eran responsables si éste fallecía.
Narra que luego de practicarle la operación, a las pocas horas Nelson despertó y estaba conciente y riéndose y que ella le dijo asustada ¿qué te pasa hijo? ¿Tú me reconoces? ¿De qué te ríes?
Dice que le contestó “tú eres mi mamá y me estoy riendo porque tú no ves que los muchachos están cantando aleluya, aleya”.
Pudo volver a caminar. Contreras Vargas explica que a los pocos días al joven le dieron de alta, pero que por el derrame que sufrió quedó paralítico, entonces dijo que le prometió a la Virgen que no se cortaría el pelo hasta que ella le devolviera la movilidad a su hijo.
Al año de hacer la promesa “la virgen de la Altagracia ayudó a que mi hijo empezara a caminar”.
Indica en el 2003 cuando su vástago recobró la movilidad por completo fue a la Basílica y se cortó el pelo y se lo puso a la virgen en el altar.
Al viaje fue acompañada de su hijo y se lo presentó a la virgen.
“Ahorra mi hijo tiene 24 años gracias a la virgen de la Altagracia, porque yo digo que éste es un milagro de la virgen con la ayuda de Dios”, sostiene.
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