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Londres, 4 feb (EFE).- El galardonado periodista de investigación australiano John Pilger (1939), que ha avalado públicamente a Julian Assange en su proceso de extradición a Suecia, considera que el fundador de WikiLeaks está siendo perseguido por contar la verdad. En vísperas de que el próximo lunes Assange vuelva a comparecer ante un tribunal londinense, Pilger, autor de libros y documentales de gran proyección, dijo a EFE que los periodistas deberían salir en su defensa. Pregunta: ¿Quien persigue a Julian Assange y por qué?
Respuesta: Assange ha hecho enemigos importantes. Todos los que cuentan la verdad, o la facilitan, se crean ese tipo de enemigos. En el Reino Unido, sin ir más lejos, el ministerio de Defensa considera una amenaza a sus maquinaciones militares a los periodistas de investigación, junto a los espías rusos y los terroristas, según reveló uno de los documentos filtrados por WikiLeaks.
P: En su último filme, "The war we don't see" (La guerra que no vemos), en la que denuncia la información sesgada que reciben los medios convencionales, entrevista al fundador de WikiLeaks. ¿Cree que el portal ofrece una alternativa más fiable?
R: WikiLeaks va de revelaciones, y el periodismo tiene poco sentido si no se dedica a hacer revelaciones. WikiLeaks también cuestiona a los poderes fácticos falaces y poco transparentes y eso es un deber fundamental del periodismo.
P: El Gobierno de Estados Unidos ha detenido al soldado Bradley Manning, quien supuestamente filtró los cables diplomáticos de EEUU a la web, y le recluye en condiciones que Amnistía Internacional ha calificado de "inhumanas".
R: El Gobierno de Obama es sólo otro gobierno estadounidense. Cada uno de ellos es peor o más represivo que el anterior, y el de Obama no es una excepción. George W. Bush no consiguió procesar a ningún confidente, mientras que Obama está procesando a más que ningún otro presidente en toda la historia.
P: ¿Qué representan los casos de Assange y Manning para la libertad de expresión?
R: Un destacado abogado constitucional estadounidense me dijo que si Assange o Manning son enjuiciados los efectos para el periodismo serán 'escalofriantes'. Significaría que en EEUU cualquier periodista podría ser acusado de espionaje, conspiración o algo parecido con el objetivo de silenciarlo.
P: Usted ha criticado que algunos periodistas británicos hayan atacado a Assange, dudando de su inocencia y cuestionando los métodos de WikiLeaks. ¿Deberían apoyarle incondicionalmente?
R: Los periodistas deberían apoyar un periodismo libre, y eso es lo que WikiLeaks representa. A nivel personal, todos tenemos derecho a la presunción de inocencia.
P: ¿Qué efecto tienen los ataques a WikiLeaks para el periodismo?
R: Creo que demuestran cómo el periodismo antiguo y rancio está dando paso a algo nuevo e irreverente. Expone a los medios de comunicación como lo que son, una extensión del poder empresarial. El célebre "The New York Times" fue el más cobarde de todos: ¿qué hizo cuando se le dieron los cables de WikiLeaks? Fue corriendo a la Casa Blanca y preguntó: 'por favor, señores, dígannos qué hacer'. Los responsables no son periodistas, son cortesanos.
P: En "The war we don't see", estrenada en diciembre, usted explora críticamente la relación de los periodistas con los poderes dominantes. ¿Cómo ha evolucionado esta relación?
R: No ha cambiado en absoluto. Los periodistas "acoplados" (que viajan con los Ejércitos) ya tergiversaron las matanzas de la primera Guerra Mundial y sigue haciéndose en las actuales guerras coloniales en Afganistán, Yemen y Somalia. Lo que ha cambiado es la concienciación del público. Los ciudadanos ya no dependen necesariamente de los medios convencionales para estar informados.
P: ¿Cuál es esa guerra que no vemos?
R: Son las noticias que no te llegan. Es la censura por omisión, la forma más agresiva que existe y que rara vez se reconoce.
P: ¿Por qué cree usted que los periodistas se prestan a algo así?
R: No se trata de una conspiración. Sucede de manera natural, como resultado de la formación que reciben y de la interiorización de una serie de valores y prejuicios. En particular, se presenta al resto de la humanidad en términos de su utilidad para Occidente.
P: ¿Ha habido algún momento en el que el periodismo fuera más independiente?
R: En el siglo XIX y a principios del XX, los directores de los periódicos en los países que yo conozco mejor -Reino Unido, EEUU y Australia- eran a menudo ferozmente independientes y se veían a sí mismos como agentes de los ciudadanos, no del poder. Con la llegada de las escuelas de periodismo, las falsas nociones de objetividad y la dependencia de la publicidad empresarial, los periodistas fueron domesticados: se les formó para dar por buena la versión oficial. Por supuesto, hay honorables excepciones.
P: ¿Podemos confiar en la independencia de una cadena tan prestigiosa internacionalmente como la BBC británica?
R: La BBC es muy buena en algunas áreas, pero sus noticias y sus programas de actualidad sufren la misma censura por omisión que la CNN o cualquier radiotelevisión corporativa. EFE
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