sábado, 23 de junio de 2012

‘De Roma con amor’ que se nos cae otra viga WOODY ALLEN NOS TRAE OTRO NUEVA PRODUCCIÓN


Ellen Page y Jesse Eisenberg.                                                                                                                         Santo Domingo
Hace una semana fue Tim Burton, a quien admiramos desde hace años y años, y se nos fue abajo con “Dark Shadows”, desvaída, deslucida, lenta, carente de gracia.
Ahora, y a pesar de haber celebrado al máximo su “Midnight in Paris”, vemos su última, “To Rome with love”, y nos quedamos en la inopia.
Recordamos “Manhattan”, recordamos docenas de estupendas películas del pequeño genio, pero la presente no llega ni cerca de aquellas. Woody quiere hacer su obra de París ahora en Roma.
Roma es la ciudad del amor, de la cultura, de lo antiguo y lo moderno. Por eso cuando empieza escuchamos las notas inolvidables de “Volare”, y por eso, como en las comedias románticas de los ’70, vemos chicas norteamericanas que llegan a la gran ciudad y se enamoran de un chico italiano buen mozo. Y entonces conocemos a Jerry, director de orquesta jubilado que llega a conocer al novio de su hija y, en casa de ése, escucha al padre cantar en el baño de manera formidable y entonces concibe la idea de llevarlo a los grandes escenarios, es un Caruso.
Conocemos a Leopoldo, italiano, burócrata de tercera clase, que de buenas a primeras se convierte en una celebridad perseguida por la prensa. A Jack, norteamericano, quien vive tranquilo con su novia pero recibe a Mónica, también yanky, actriz de cine de tercera categoría con la cabeza llena de disparates y pretensiones, y se vuelve loco por ella a pesar de que John, arquitecto de vacaciones que vivía en la misma casa donde ahora vive Jack, se convierte en algo así como su conciencia consejera. 
Conocemos la pareja joven italiana recién casada que llega de un pequeño pueblo del interior a trabajar, él, con un tío rico, ella se pierde en las calles de Roma y va a dar a un rodaje donde conoce a un admirado actor que la lleva a su hotel y lo que luego sucede…mientras, el marido recibe a una prostituta de lujo en su habitación del hotel, equivocada de dirección ella, pero, al llegar los tios y otros y encontrarle con la hermosa, tiene que fingir que es su esposa.
O sea, que hay toda una serie de incidentes donde la neurosis de Woody se manifiesta de mil maneras, donde él no cuenta sobre el amor que no debe ser algo de un momento sino de toda la vida, que la fama es perecedera, que lo importante es el diario vivir, que en ello reside la felicidad, etc.
Los personajes, como casi siempre en Woody Allen, son interesantes, tienen vida, poseen chispa, pero las situaciones no tienen la fluidez ni la tersura que tienen en “Midnight in Paris”, algunas resultan algo rebuscadas, forzadas, falta de elegancia, y por esa razón el film discurre con suavidad, resulta muy entretenido, pero no posee el peso y la fuera de otros suyos, Los intérpretes no hacen nada que se pueda ver como excelente, ni Alex Baldwin, ni Roberto Begnini, ni Ellen Page, ni el mismo Woody Allen. Tal vez algo de lo mejor es Penélope Cruz, quien luce su espléndida belleza con gracia y su personaje tiene fuerza y vida.
Pero nos quedamos esperando al Woody de mis muchos años. 

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