miércoles, 20 de junio de 2012

Vendedores también están en la Av. Máximo Gómez


La historia es casi la misma en cualquier punto de la Capital de la República. Buhoneros y vendedores se adueñan de espacios reservados al ornato o a los peatones. Y el alcalde no se da por enterado o dice que negociará por consenso. Pero todo sigue igual. Vendedores ambulantes, en carritos, triciclos y con productos tirados como quiera ocupan las aceras y la avenida Máximo Gómez, en el tramo comprendido entre la avenida Nicolás de Ovando y San Juan de la Maguana, donde existe prácticamente un mercado, sin ninguna regulación
Vendedores ambulantes, en carritos, triciclos y con productos tirados como quiera ocupan las aceras y la avenida Máximo Gómez, en el tramo comprendido entre la avenida Nicolás de Ovando y San Juan de la Maguana, donde existe prácticamente un mercado, sin ninguna regulación.
Algunos ya ocupan hasta la isleta central que divide en dos vías  la Máximo Gómez, debajo del elevado, que utilizan como refugio para protegerse del sol y la lluvia.
Ante el  problema, el Ayuntamiento del Distrito Nacional, Salud Pública y otras instituciones del Estado se hacen de la vista gorda.
Entre los productos que se exhiben en plena acera y calles, se destacan mangos, melones, guineos, lechosas, zanahoria,  piña, yuca, zapote, plátanos,  verduras,  tomates, ajíes, cebolla, ajo, entre otros productos agropecuarios que ofrecen al público por unidades o lotes.  
Pero no solamente productos agropecuarios se venden en plena vía, sino además prendas de vestir, como chancletas, zapatillas, redecillas, rolo, gomas para amarrar el cabello, pulseras, gafas, correas, entre otros.
Justificación.  Toribio Núñez, quien vende productos agropecuarios en una mesa sobre la acera norte de la Máximo Gómez, expresó que ocupa ese lugar porque no tiene otra fuente para obtener el sustento de su familia.
Justina Santos, quien vive de una paletera en la acera oeste de la Ovando, dice que si le ofrecen trabajo en algún lugar dejaría el chiripeo, pero que detrás de ella hay cuatro niños que esperan diariamente que ella llegue para comer.
La isleta central.  En plena isleta se observó a  un hombre lavando zanahorias dentro de una ponchera con agua sucia para luego exhibirla al público como limpia.
Un hombre que se identificó como Andrés, propietario de un establecimiento comercial en la zona, responsabilizó de la arrabalización a las autoridades nacionales y municipales, ya que solamente piensan en los votos que pueden obtener de esos vendedores en elecciones.
En las aceras del lado sur de la Nicolás de Ovando, a ambos lados de la estación del Metro, no hay espacio para caminar, ya que las aceras han sido convertidas en tiendas. 

Elevado de  techo
Pero la parte baja del elevado también es utilizada por enfermos mentales y  discapacitados por la miseria, que han hecho de este lugar su hogar, dejando cartones, trapos y otros desperdicios cuando se levantan en la mañana a deambular por las calles en busca de algo para comer. Ahí conviven con perros, caballos, ratones y  alimañas, sin que ninguna autoridad se preocupe por ellos y menos por el espacio.

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