miércoles, 18 de febrero de 2015

CARTA PASTORAL Obispos se quejan de los males afectan al país DICEN QUE A PESAR DEL CRECIMIENTO ECONÓMICO CONSTANTE LA POBREZA SOLO SE HA REDUCIDO LEVEMENTE

Santo Domingo
La Conferencia del Episcopado se queja en su más reciente carta pastoral de que en el país persista “una violencia institucionalizada”, y que a pesar del crecimiento económico constante la pobreza solo se haya reducido levemente mientras la indigencia haya aumentado en términos absolutos.
Los obispos señalan la carencia institucionalidad y transparencia, la ausencia de un sistema eléctrico eficiente, la actitud de corrupción pública y privada y a las deficiencias del sector salud como parte de los males con los que conviven los dominicanos a diario.
“Lo primero que desasosiega en República Dominicana es no saber a quién acudir ni a qué atenerse. Se tiene la sensación de que basta ser guapo y prepotente para imponerse y hacer lo que le parezca en las instituciones y en los ambientes en que se vive”, dice la carta pastoral.
A continuación el texto íntegro divulgado por la Conferencia del Episcopado Dominicano:
Introducción
1. Cada año, con motivo de la fiesta de la Independencia Nacional, como pastores del Pueblo de Dios que peregrina en la República Dominicana hacemos una lectura, desde la fe, de la situación presente que vivimos como país.
2. En este año 2015, nos hemos propuesto como Iglesia, una  vez más, hacer nuestras las necesidades de todos y especialmente la de los más pobres, y valorar la entrega generosa de  los  consagrados y  consagradas en  nuestras periferias  geográficas y existenciales con el lema: “Amor y Solidaridad, camino de santidad”.
3. En nuestra labor pastoral escuchamos constantemente el clamor de la población sobre la necesidad de un clima de seguridad ciudadana, dado el aumento de la criminalidad, del sicariato, de la delincuencia de todo tipo y de la violencia intrafamiliar.
4. La causa más profunda la encontramos en el pecado que genera injusticias y desigualdades provocadoras. Por eso nos ha parecido bien dedicar el Mensaje de este año al anhelo del salmista cuando dice: “la justicia y la paz se besan” (Salmo
18). Lo hacemos con el deseo sincero de que con la ayuda de Dios y el esfuerzo de todos los dominicanos y dominicanas se haga realidad plena esta afirmación bíblica en esta Patria marcada con el lema: “Dios, Patria y Libertad”.
I. Significado Bíblico de la Paz
5. En primer lugar, aproximémonos al significado bíblico de la palabra paz, que en la Biblia aparece con el sonoro nombre de shalom. Con esa palabra saluda Jesús Resucitado a los suyos: “La paz esté con ustedes” (Jn 20,19). Ahora bien, la paz va más allá de la simple tranquilidad o de no tener problemas.
6. El término paz en las Sagradas Escrituras “designa el bienestar de la existencia cotidiana, el estado del ser humano que vive en armonía con la naturaleza, consigo mismo, con Dios; concretamente, la paz es bendición, reposo, gloria, riqueza, salud, vida”.
7.  De  hecho, shalom  proviene de otras palabras que significan “estar sano”, “estar íntegro”, que  implica la perfección, la plenitud, es decir, de una condición en que nada hace falta, lo que hoy en día se llama calidad de vida. Se está “en paz” si se goza de salud y de vitalidad. Una sociedad está “en paz” si está bien ordenada y sus pobladores conviven en  prosperidad. La paz no  se reduce a  mero  bienestar material. Sólo hay verdadero estado de paz si las personas viven de manera recta e íntegra; sin estas virtudes presentes, no se puede hablar de paz verdadera.
8. La Biblia muestra que el israelita consideraba  la paz como un regalo de Yahvé2. Dentro de esa misma visión teológica, queda claro que quien “está en paz”, es decir, quien ha alcanzado una plenitud de vida, se encuentra en comunión con Dios, que es la fuente misma de la paz. De ahí se entiende que la justicia consiste en la búsqueda de la paz. Los salmos recuerdan que Yahvé desea la paz a las personas que le sirven3, y que justo es el que camina en la ley del Señor (cfr. Sal 15, 14).
9. El salmista llega a expresar de manera aún más original este vínculo entre la experiencia religiosa auténtica y la paz. Comunica la idea de que, por así decirlo, “Dios habla paz” a su pueblo4. Las palabras divinas “realizan” la paz, señalando un futuro promisorio para todo el pueblo. Por eso “la justicia y la paz se besan” (Sal 85, 11), o sea, se saludan cordialmente para caminar juntas.
10. La paz no es un estado logrado, sino siempre por lograr. El futuro promisorio  al que se refiere la paz bíblica implica una gran variedad de cosas. Está detallada en un pasaje del libro del Levítico: sueño tranquilo, desaparición de bestias feroces, ausencia de guerras con los vecinos, fecundidad de vida, crecimiento poblacional, cosechas abundantes, cumplimiento de la Alianza, presencia espiritual de Yahvé en medio de su pueblo y disfrute de libertad plena (cfr. Lev 26, 6-13).
11. Por eso, obedecer los mandatos de Yahvé hará que la paz en Israel fluya como un río caudaloso (cfr. Is 48, 18). La paz es lo que debe gobernar a Israel5; sólo habrá prosperidad si se practica la justicia que entraña la paz6. No habrá paz para los malvados7, ya que su maldad los afecta en primer lugar a ellos mismos, llenándolos de violencia. El profeta Isaías ya anuncia la idea de que la paz es fruto de la acción mesiánica.  Así, el Mesías recibe el título de “Príncipe de la paz” (cfr. Is 9, 5ss), un título que la Iglesia cristiana primitiva adjudica a Jesucristo.
12. En Lucas, el término “paz”8  es utilizado para referirse específicamente al  acontecimiento  que   se  cumple  en Jesucristo: “harán que nos visite una Luz de lo alto, a fin de iluminar a los que habitan en tinieblas y sombras de muerte y guiar nuestros pasos por el camino de la paz”9.
13.  Jesús mismo es la comunicación efectiva de  esta paz divina por encima de las fronteras que ha construido la humanidad a través de la historia, “porque él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro divisorio, la enemistad, anulando en su carne la Ley con sus mandamientos y decretos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo, haciendo las paces, y reconciliar a ambos en un solo cuerpo, por medio de la cruz, dando en sí mismo la muerte a la Enemistad. Vino a anunciar la paz: paz a ustedes que estaban lejos, y paz a los que estaban cerca. Por él, unos y otros tenemos libre acceso al Padre en un mismo Espíritu. Así pues ya no son extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios” (Col 2, 14-19).
 II. ¿Se encuentran la justicia y la paz en la República Dominicana?
14. A partir de la concepción bíblica de la paz y de la justicia, hagamos un análisis de nuestra realidad dominicana para descubrir conforme a la verdad en qué medida la justicia y la paz caminan juntas o no.
A. Sí, la justicia y la paz caminan juntas
15. Creemos que en la República Dominicana la justicia y la paz caminan juntas en estas situaciones que deseamos destacar:
a)  En los valores que nos caracterizan como dominicanos
16. Entre nosotros existe mucha familiaridad, sentido de vecindad, preocupación por los que sufren, solidaridad espontánea con los que nos rodean, paciencia para enfrentar las dificultades, saber “buscársela”, espíritu festivo, sentido del humor, hospitalidad, buscar la vuelta ante situaciones conflictivas…
b)  En el crecimiento de nuestras organizaciones comunitarias
17. Crecen las organizaciones comunitarias en nuestros campos, ciudades, barrios, residenciales y urbanizaciones que buscan mejorar la calidad de vida. Los que en ellas participan se esfuerzan por hacer valer sus derechos de modo pacífico y crece la conciencia de participar en los debates políticos y en las decisiones públicas.
18. Surgen grupos de ciudadanos que luchan por la defensa de la ecología; que se afanan por la justicia en búsqueda de sanciones ante la corrupción, el fraude y el robo de los bienes públicos y que proponen soluciones concretas a las diferentes situaciones de desigualdad e injusticia.
c)  En los esfuerzos por mejorar la educación
19. Un buen propósito que gradualmente ha comenzado a hacerse realidad es el esfuerzo que viene haciendo el gobierno por mejorar la calidad de la educación. Reconocemos que se han dado pasos importantes en elevar el nivel educativo de nuestra gente. Con la tanda extendida y la comida escolar son muchas las familias que se benefician de una mejor educación para sus hijos y de un aliciente en la alimentación, lo que ayuda indirectamente al rendimiento del presupuesto familiar de los sectores de menos ingresos. Valga también un  reconocimiento al  Plan  Nacional  de  Alfabetización, con el cual se está contribuyendo grandemente a la paz como bienestar y calidad de vida de una gran parte de nuestra población.
d)  En el sistema nacional de atención a emergencia y seguridad
 20. Los ciudadanos valoramos la puesta en marcha del sistema nacional de atención a emergencia y seguridad 9-1-1, un verdadero logro del gobierno, que ya funciona y está dando sus resultados en las diversas situaciones requeridas: emergencia de salud, incendio, atentado a personas, agresiones, delito ambiental, entre otros. Ojalá se continúen haciendo esfuerzos para que este sistema tan importante pueda abarcar, en el más breve tiempo, toda la geografía nacional.
e)            En las iniciativas que incentivan la economía agrícola y la microempresa
21.  Valoramos también como una  contribución significativa  a la paz todas las iniciativas del gobierno por mejorar la economía de nuestros trabajadores del campo y los diversos proyectos destinados esencialmente a crear fuentes de trabajo en los sectores de más bajos ingresos. En este sentido animamos a que se continúen los proyectos de economía solidaria con los préstamos de bajos intereses a los pequeños y medianos emprendedores y que se siga dinamizando la producción nacional. De  igual modo  reconocemos que hay muchos empresarios con vocación social que desde sus empresas procuran mejorar la suerte de sus trabajadores y que manejan sus riquezas e inversiones con un sentido de solidaridad humana y responsabilidad social.
22.  f )  En  las actitudes responsables  de  nuestros ciudadanos y ciudadanas:
a.   En tanta gente que se levanta de mañana a su trabajo, a ganarse el pan de cada día con sacrificio y empeño;
b.  En el esfuerzo de tantos jóvenes que en el día a día preparan sus tareas para alcanzar el éxito en sus estudios básicos, medios, en una carrera universitaria o en el aprendizaje de un oficio;
c.   En la responsabilidad y sacrificio de tantos maestros y maestras que no escatiman esfuerzo para preparar bien sus lecciones y llevar, como manjar sabroso, la enseñanza a sus estudiantes;
d.  En  la verdad que  instruye y forma conciencia recta de  tantos  comunicadores sociales y  periodistas que investigan, trasmiten y orientan apegados a la verdad y la justicia, respetando la integridad moral y buena fama de las instituciones  y personas.
e.   En tantos obreros y jornaleros, que se levantan bien temprano para comenzar sus faenas y ganar el sustento de sus hijos con el sudor de su frente;
f.   En el trabajo de los hombres del campo que siembran con esperanza y le arrancan a la tierra los alimentos que nutren a todos.
g.  En la atención y trato cortés de tantos oficinistas públicos y privados que cumplen con su deber en  el puesto asignado y son el verdadero soporte de la administración pública y de la empresa privada.
h.  En el riesgo y sacrificio de los hombres y mujeres de nuestros cuerpos de seguridad, que a pesar de su bajísimo salario, no se dejan corromper, y se esfuerzan por cumplir sus tareas y mantener el orden público;
i.   En el discernimiento y la justa toma de decisiones de políticos, jueces, y otros funcionarios públicos honrados que batallan en medio del juego de intereses individuales y colectivos por conquistar el bien común;
j.   En el esfuerzo tenaz de tantos médicos y enfermeras que aguantan trasnoches y desvelos por lograr la salud de sus pacientes;
k.  En la ciencia y el cálculo esmerado de tantos arquitectos e ingenieros que edifican con seguridad nuestros hogares y los espacios de trabajo, comunicación y diversión de nuestras ciudades y campos;
l.   En los servicios  y atenciones de tantos comerciantes, técnicos, sastres, ebanistas, plomeros,  electricistas, carpinteros, albañiles, modistas, estilistas, barberos, mecánicos, choferes, transportistas,  camareros servidoras del hogar y otros tantos, que sin engaños y diligencias ofrecen su talento en las múltiples tareas que brindan a la sociedad y que hacen posible un justo desenvolvimiento de todos.
m. En  la  generosidad de  tantos  servidores y  servidoras voluntarios, bomberos, Defensa Civil, Cruz Roja, boy scouts, sacerdotes, religiosos y religiosas, pastores, agentes de pastoral, agrupaciones, organizaciones  sin fines de lucro, entre otros, que se sacrifican y buscan en toda ocasión el bienestar de los demás.
B. No, la justicia y la paz no se encuentran
23. Vemos que en la República Dominicana la justicia y la paz no se encuentran  en estas situaciones que deseamos denunciar:
a)  En la violencia y la desigualdad institucionalizada
24.  Se puede  constatar que  persiste “una  violencia institucionalizada” como denunciaba el Documento de Medellín10 y que es una verdadera situación de pecado contrario al plan de Dios. Es sabido por la opinión pública que el gran crecimiento económico que ha experimentado la sociedad dominicana en los últimos años no se ha traducido en una reducción significativa de la pobreza, ésta se mantiene  en torno al 40% de la población, muy por encima de la media latinoamericana (28%).
25. Peor aún, los reportes más recientes sobre la pobreza, como el de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) para el año 2014, señalan que si bien en República Dominicana el porcentaje de pobres se ha reducido levemente, la  indigencia ha  aumentado  en  términos  absolutos, al mantenerse en torno al 20% de la población (frente a un 12% de promedio en la región).
 26.  Es  en  este modelo  excluyente de  crecimiento económico material que  se debe  buscar la  explicación fundamental del desasosiego y la violencia cotidiana en que vive la generalidad del pueblo dominicano y las personas de otras nacionalidades que habitan en su territorio.
10. Cfr. II Conferencia del Episcopado Latinoamericano,  Documento de Medellín, II, 16.
27. En este sentido, valgan las palabras proféticas del Papa Francisco: “Se acusa de la violencia a los pobres y a los pueblos pobres pero, sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. Cuando la sociedad (local, nacional o mundial) abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad. Esto no sucede solamente porque la inequidad provoca la reacción violenta de los excluidos del sistema, sino porque el sistema social y económico es injusto en su raíz. Así como el bien tiende a comunicarse, el mal consentido, que es la injusticia, tiende a expandir su potencia dañina y a socavar silenciosamente las bases de cualquier sistema político y social por más sólido que parezca. Si cada acción tiene consecuencias,  un  mal enquistado en las estructuras de una sociedad tiene siempre un potencial de disolución y de muerte. Es el mal cristalizado en estructuras sociales injustas, a partir del cual no puede esperarse un futuro mejor”.
b)  En la carencia de institucionalidad y de transparencia
28. Lo primero que desasosiega en República Dominicana es no saber a quién acudir ni a qué atenerse. Se tiene la sensación de que basta ser guapo y prepotente para imponerse y hacer lo que le parezca en las instituciones  y en los ambientes en que se vive. En términos sociológicos, esta desprotección tiene un nombre claro, el cual se oye repetir en casi todos los debates
11. Papa Francisco, Exhortación  Apostólica Evangelii Gaudium, n. 59
públicos: institucionalidad débil. La misma se percibe en casi todas las esferas básicas asociadas a la vida cotidiana: la salud, la vivienda, la sanidad, el descanso, el trabajo, la circulación pública, la seguridad personal, la realización de contratos y la justa distribución de los bienes y servicios públicos.
29. Esta debilidad institucional se refleja especialmente  en los aspectos fiscales, es decir, en la manera en que el gobierno recauda y gasta los recursos que son de todos los dominicanos. Al gasto público todavía le falta mucha calidad, lo que a su vez es indicio de políticas públicas poco articuladas.
30.  La mayoría de  la gente siente que  el gasto del gobierno no impacta consistentemente su vida cotidiana, experimentando un mayor sentimiento de inseguridad. En muchos casos, la inexistencia de transparencia en el modo en que se utilizan los fondos públicos lleva a mucha gente a preguntarse: ¿se están usando adecuadamente los dineros de todos? Esta situación se muestra sobre todo en el excesivo recurso a las transferencias corrientes de una  institución pública a otra.
 31.  Estas transferencias que  sobrepasaron el  25% del  presupuesto total  del  2013  no  aparecen claramente identificadas en el Sistema de Gestión Financiera (SIGEF) que utiliza el gobierno para ejecutar el presupuesto nacional12. Al no aparecer todas desagregadas en las cuentas nacionales, muchas de estas transferencias pueden funcionar como un
12. Ministerio de Hacienda de la República Dominicana. Dirección General de Presupuesto (DIGEPRES), Proyecto de Ley del presupuesto general del Estado 2014. Santo Domingo, 2013.
cheque en blanco y ser utilizadas disimuladamente para el clientelismo político. Además, las transferencias corrientes promueven duplicidades de funciones en las instituciones estatales, generando dispersión e ineficiencia en el uso de los recursos públicos.
c)   En la ausencia de un sistema eléctrico eficiente y justo
32. Es bien conocido el fracaso histórico del sector eléctrico dominicano por lo que la mera convocatoria del Pacto Eléctrico implica el reconocimiento público de este fracaso. Si bien el Pacto Eléctrico constituye un intento para mejorar la eficiencia de este servicio y sincerar el gasto, es cuestionable que el Estado en su visión política tenga que recurrir a “pactos” entre los actores cuyos intereses son meramente lucrativos para poder definir servicios que son esenciales en el desenvolvimiento social de toda la población.
33. En ese sentido, el Pacto Eléctrico es también una clara manifestación del vacío de institucionalidad del país que aumenta la sensación de que los derechos de todos los ciudadanos dependen de grupos “de expertos”, de empresarios y de políticos que se ponen de acuerdo en sesiones cerradas al público.
34. Los males conocidos de nuestro sector eléctrico son: altos precios de la energía, elevados costos de distribución, mal estado de las redes que generan grandes pérdidas, cortes frecuentes de energía, incapacidad de las empresas distribuidoras  para cobrar la energía, hurto y fraude generalizado, contratos leoninos con los productores de energía que son lesivos al Estado, el servicio
calamitoso para las zonas más pobres y el subsidio excesivo a la energía, el cual acaba beneficiando a las empresas generadoras y distribuidoras que no cumplen cabalmente con su labor.
35. Esta situación a su vez genera inseguridad  nocturna en nuestros barrios (en donde vive más de la mitad de la población) y hasta inseguridad en  la vivienda de los más pobres, debido a cortocircuitos que son producto de instalaciones muy precarias o también de altos voltajes.
d)  En la actitud de corrupción pública y privada
36. Otra realidad que quita la paz es la acumulación de riqueza a través de la corrupción. En todas las circunstancias imaginables. La corrupción es fuente de inequidad, pero también de desconfianza. Compromete la capacidad del Estado para responder a  necesidades de  la  población, especialmente de los más pobres. La corrupción permite que el dinero de todos termine en unos pocos bolsillos y se preste nuevamente para favores clientelares.
 37.  Siempre nos  ha  preocupado el fenómeno de  la mentalidad de corrupción en el campo de la administración, tanto  pública como  privada. La  mayoría de  nuestros políticos  invierten  sumas  millonarias en  las  campañas electorales con el fin de alcanzar puestos públicos donde se manejen fondos del Estado para luego multiplicar su inversión económica. Por su parte, las grandes empresas y negocios apoyan las campañas de los partidos y candidatos que tienen posibilidades de subir a los puestos públicos. Lo hacen con el propósito de que estos a su vez les concedan privilegios tributarios y les favorezcan con la elaboración de leyes que resulten ventajosas para sus empresas y negocios. Así la política es vista más como un negocio que como un servicio al bien común. En este juego sucio de intereses políticos, los únicos perjudicados son los ciudadanos de la clase media y baja que son la mayoría de la población. Con esta mentalidad política, nuestro país, que es riquísimo en recursos naturales, es al mismo tiempo muy pobre en justicia y equidad, con terribles desigualdades sociales y económicas entre los sectores que controlan el poder y la riqueza y los sectores que componen el resto de la población.
38. Quizá se encuentre aquí la causa más decisiva que genera la deslegitimación del Estado y posibilite las prácticas político-partidarias que todos conocemos: es el candidato o el político electo que “hace un favor” de enviar una ambulancia, no el sistema de salud pública; es un “enllave” del Partido de turno quien nos consigue un nombramiento o un puesto en cualquier área de la administración y no la participación en un concurso abierto en el que se demuestre la capacidad. Esto hace que tengamos tantos servidores públicos improductivos.
39. Más que institucionalización para el bien común, el Estado se convierte entonces en fuente de inequidad a través de la corrupción, que se utiliza no sólo para el enriquecimiento personal, sino como una plataforma de financiamiento de la actividad política. De no castigarse ejemplarmente los casos de corrupción en el Estado, no se podrá esperar de la mayoría de la población un uso honesto de los bienes públicos ni una actitud de colaboración en beneficio de la convivencia ciudadana.
e)   En la deficiencia de nuestro sistema de salud
40.  Otros  sectores que  están  necesitados de  mayor asignación presupuestaria y de mejor institucionalización son el de la salud y el de la seguridad social, cuyas precariedades afectan directamente a la población más vulnerable.
41. El país sigue contando con uno de los financiamientos públicos de salud más bajos de la región. Por otra parte, muchos acontecimientos recientes revelan la extrema precariedad en la gestión de los servicios públicos de salud del país tanto en la atención primaria como en el sistema hospitalario, agravando la sensación de desprotección en los más pobres.
 42. Para complicar el panorama, la población tampoco percibe mejorías en el seguro familiar de salud. Paradójicamente, cuenta con “seguros que no aseguran”.  En ese sentido, queda claro que la salud no puede seguir secuestrada por intereses económicos privados que basan su actividad empresarial en el lucro desmedido. Hay que repetir el slogan “La salud no es un negocio” hasta que cale en la conciencia de todos, también en los profesionales de la salud. Invitamos especialmente a los médicos católicos a revisar su política profesional de aceptación de los seguros médicos y a presionar organizadamente a las ARS para que mejoren la cobertura y la puntualidad en los pagos de los servicios.
43. Asociados a la triste realidad de los seguros de salud, deben señalarse los límites estructurales del sistema dominicano de pensiones, organizado bajo el principio neoliberal de la capitalización individual, no bajo la forma de reparto, que es el modelo propio de una política social universalista.
44. En estos años hemos asistido a una acumulación injusta de los rendimientos  financieros que sólo benefician a las AFP, en detrimento de las pensiones futuras de los trabajadores. Esta apropiación desproporcionada de los rendimientos financieros por parte de los sectores financieros nacionales hace más precaria la vida de las personas que llegan a la tercera edad. Se proyecta que las pensiones futuras sólo alcanzarán el 38% del salario actual de los trabajadores. Las personas que tenían más de 45 años en el momento en que comenzó el nuevo sistema (año 2003) no cuentan con una protección garantizada para su vejez, compartiendo la suerte de miles de personas que ni siquiera entraron en el sistema debido al desempleo.
f )   En el irrespeto a la independencia de los Poderes del Estado
45.  Es preocupante la situación de la independencia de los Poderes del Estado, un  signo más del déficit de institucionalidad del  Estado dominicano en  general. La población percibe que todos los poderes del Estado están sujetos a unos cuantos líderes y a un solo partido. Además, cada cuota de poder institucional es utilizada para agendas políticas e ideológicas,  en detrimento del reconocimiento automático de los derechos fundamentales.
46. Este modo de accionar se puso de manifiesto de manera preocupante en el proceso de aprobación de la nueva ley del Código Penal, en el mes de diciembre de 2014. El punto nos preocupa no sólo por la manera superficial en que se salió del paso de la problemática del aborto; nuestra posición moral es bien conocida al respecto. Nos preocupa
también desde el punto  de  vista de  la paz colectiva el hecho de que la pieza fuera aprobada de manera irregular en la Cámara de Diputados creando mucha desconfianza y desprestigio del Poder Legislativo. La irregularidad acarreó como consecuencia que dicha ley haya sido recurrida en el Tribunal  Constitucional, minando aún  más la autoridad moral de nuestros legisladores.
g)  En el creciente endeudamiento
 47.  Por  falta de  controles o  por  imposición en  las cámaras, el Poder Ejecutivo ha podido endeudarse a niveles insostenibles. Cerca del 30% del presupuesto nacional está comprometido para el pago de la deuda externa. Esto tiene como consecuencia una  rigidez excesiva  en  el gasto, en detrimento de la calidad de la inversión en la vida de la gente. Al parecer, la lógica del endeudamiento excesivo responde también a la necesidad de aceitar una maquinaria política cada vez más demandante de recursos para lograr la conquista del control estatal. Es a esta maquinaria a la que puede acudir el ciudadano de a pie para enfrentar muchos de los problemas que impactan negativamente su vida.
h)  En la insuficiente aplicación de una política de inmigración equilibrada
48. Crea tensión entre nosotros la problemática de la inmigración que requiere una posición racional y justa para su solución. La población inmigrante es quizá la más vulnerable en todos los rincones del mundo globalizado. Ante la situación creada por la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional,
el Poder Ejecutivo se esforzó en buscar una doble salida: la Ley 169-14 para los hijos de padres inmigrantes en situación irregular y el decreto 327-13 para los inmigrantes en situación de irregularidad. Sin embargo, estas medidas excepcionales del Poder Ejecutivo, en el orden práctico de su ejecución, son obstaculizadas por múltiples sectores involucrados.  En el caso de los nacionales haitianos, la situación se complica, porque las autoridades de Haití o no los documentan o lo hacen  deficientemente. Además, sus contratistas locales, públicos y privados, normalmente no desean proveerlos de documentación que atestigüe sus vínculos laborales y con la cual puedan demostrar su arraigo en el territorio nacional.
i)   En el auge del narcotráfico y el consumo de las drogas
49. Un  especial obstáculo que va contra la paz de la familia dominicana lo constituye el tráfico de drogas. Los responsables de la familia no saben a quién acudir para ayudar a sus hijos o a sus vecinos cuando estos se ven atrapados en las redes del narco, porque asisten cotidianamente al triste espectáculo noticioso en el que se informa regularmente cómo miembros del aparato del orden público participan activamente de dicho tráfico.
50. Para muchos jóvenes pobres, el microtráfico representa el único mecanismo de movilidad social y una estrategia más prometedora para salir del desempleo. Estos jóvenes de los sectores populares no cuentan aún con un sistema educativo de calidad que les prepare para insertarse en el mercado de trabajo y que les ayude a cultivar las dimensiones espirituales de la existencia humana.
51. Por el contrario, asisten cotidianamente a las aulas de los medios de comunicación en las que se les bombardea con un modelo de vida consumista. El consumo propiciado por  la globalización capitalista parece constituir para las nuevas generaciones la única fuente que les permite construir una  identidad personal digna y socialmente reconocida.
j)    En los juegos de azar y en el exceso de bebidas alcohólicas
 52. Y qué decir del auge de los juegos de azar y de las bebidas alcohólicas. Tenemos en toda la geografía nacional más bancas de apuesta que escuelas, un promedio de tres bancas por cada centro de educación. En el país hay un total 13,353  centros educativos, entre escuelas públicas y privadas; mientras que entre bancas de lotería, de lotos y deportivas se estima un total de 38,271. Nuestra gente humilde vive el sueño de sacarse  el premio para hacerse rico y caen en la trampa de la adicción a los juegos de azar, mandando al vacío el poco ingreso que percibe, mientras su familia vive grandes calamidades.
53. El otro aspecto negativo que merma la moralidad de nuestra gente es el consumo excesivo de alcohol. Hay un constante crecimiento de centros de bebidas alcohólicas en todo el país. Da mucha pena ver cómo, los fines de semana, se llenan exorbitantemente  estos lugares de diversión donde muchos de nuestros obreros suelen ir a dejar los pocos ingresos semanales, dejando muchas veces a la familia sin el sustento de cada día.
k)  En la irresponsabilidad y deficiencia de nuestros cuerpos de seguridad
54. La inseguridad no se experimenta solamente en el ámbito del tráfico de drogas que ha contaminado a las instituciones responsables  de combatirlo. La policía es percibida por la población más como una amenaza que como una aliada. En nuestro mensaje de febrero de 2012 denunciábamos el deterioro de la institución policial y queremos repetir  aquellas palabras porque  aún  siguen teniendo actualidad: “Se hace urgente la renovación de nuestros organismos de seguridad, lo que implica que el gobierno mejore significativamente  los salarios de los miembros de la Policía Nacional y de los demás cuerpos armados, así como dotarlos de los instrumentos y recursos requeridos para que puedan dar una respuesta a tiempo en lo que tiene que ver con la protección de la ciudadanía. Ante la creciente ola de violencia y el auge de la delincuencia, muchas veces da la sensación de que estamos huérfanos de autoridad”.
l)   En la impunidad, fruto de una deficiente aplicación de la justicia
55. Se hacen grandes esfuerzos por adecentar el aspecto institucional del poder judicial. Pero todavía hay mucha impunidad cuando se tratan casos en los que están envueltos políticos, militares, narcotraficantes y gente de dinero.
13. Conferencia del Episcopado Dominicano, Mensaje: Cincuenta Años de Elecciones
Democráticas y otras Cuestiones, 27 de febrero 2012.
mismo cuando se trata de atracadores, rateros y ladrones, que en su mayoría actúan en contubernio con autoridades policiales o con políticos.
56. Al aumento de la sensación de inseguridad colaboran los casos escandalosos  de fraudes públicos y privados que quedan impunes en la justicia. En el mismo orden, podemos señalar los casos conflictivos más ligados a la vida cotidiana, como los son la violencia contra la mujer, en los que se tiene la impresión de no contar con un ministerio público capaz y competente. Como botón de muestra, se puede señalar la insignificante cantidad de médicos legistas y forenses a escala nacional.
 m) En la degeneración del ambiente intrafamiliar
57. No es de extrañar que ante este cuadro como el que acabamos de describir, se haya incrementado la violencia intrafamiliar. Preocupan de manera especial los frecuentes y vergonzantes casos de feminicidio. Los hombres se sienten cada vez más inseguros en su masculinidad en la medida en que ven a las mujeres emancipándose y exigiendo un trato igualitario. Esto se expresa, por ejemplo, en la generación de ingresos para el hogar, afectando la imagen del “hombre proveedor”. Lo triste es que en muchas manifestaciones de la cultura dominicana se sigue legitimando esa violencia del hombre contra la mujer. La mujer no parece contar aún, en territorio dominicano, con un  sistema público al cual acudir confiadamente para enfrentar el abuso de los hombres.
n)  En la violencia contra el niño en el vientre de su madre
58. Con profundo dolor y decepción hemos asistido al intento  de introducir la despenalización  generalizada del aborto en el Código Penal, bajo el eufemismo de interrupción del embarazo  en el caso de violación, incesto y malformaciones del feto incompatibles con la vida. Como resultado se aprobó un texto confuso que deja el tratamiento del problema a una futura ley especial. Entendemos  que si se llega a elaborar, esta ley será también inconstitucional.
59. Nos conforta que la Fundación Matrimonio Feliz y otras instituciones hayan recurrido al Tribunal Constitucional para que se declare inconstitucional aquellos artículos del Código Penal Dominicano que apoyan o dejan abierta la posibilidad del aborto. Reiteramos, en nombre de la justicia y la paz, nuestro pleno apoyo a esta defensa de la vida.
III. Propuestas para que la justicia y la paz se hagan  realidad
60. Invitamos a nuestros economistas y a los grandes promotores de nuestras políticas macroeconómicas a pensar y promover un dinamismo económico que mejore el bienestar del conjunto de la población, de modo que el Estado pueda invertir en elementos básicos para una vida de calidad, como la salud pública, la educación, la vivienda digna para los pobres, la seguridad ciudadana, el sistema de justicia, la construcción de  caminos vecinales que  comuniquen  las comunidades rurales, la iluminación de calles, avenidas y carreteras, así como el mantenimiento de obras públicas claves.
61. Especial interés para que haya una paz verdadera, lo constituye un mejor desempeño en todos los aspectos referidos a la institucionalidad de la justicia. En ella están implicados, sobre todo, los responsables directos del funcionamiento del sistema judicial: los jueces de las diversas cortes y los fiscales del ministerio público. Pero también debe implicarse de manera más decidida toda la ciudadanía, participando en la creación de una auténtica cultura de derecho. La nueva cultura de derecho debería promover, entre otras cosas, comportamientos cotidianos de respeto a las leyes y reglamentos.
 62. No habrá justicia sin cultura de derecho; y no se podrá formar esta cultura de derecho sin un compromiso fiel del cuidado y cariño por la vida de todas las personas desde su concepción pasando por  su desarrollo integral hasta su muerte. Cuando prima el mero interés particular, exacerbando el  reclamo  de  derechos  individuales en detrimento de derechos universales, no hay condiciones para que se configure esa nueva cultura de derecho que tanto necesita la sociedad dominicana.
63. El empleo sigue siendo el principal medio para mejorar la calidad de vida de la población, especialmente de los jóvenes y de las mujeres. Junto con el empleo es necesario promover salarios justos que permitan cubrir el costo de la canasta básica y acceder a los servicios que proporcionan una verdadera calidad de vida.
64. Por lo que acabamos de decir, es razonable plantear la necesidad de crear una política laboral apegada a principios de justicia universal. Esta política debe construirse sobre la base de la protección de la población trabajadora, asegurando el  cumplimiento  de  los  derechos establecidos en  la Constitución, en el código laboral y en la ley de seguridad social, entre otras.
65. Quisiéramos señalar a las personas que participan en el diálogo sobre la reforma del Código de Trabajo, especialmente a los líderes empresariales católicos, que sólo fortaleciendo los derechos laborales es como se genera la auténtica paz. Por otra parte, es pertinente recordar que sin una participación activa de los trabajadores en la empresa, no se alcanzará la vida plena que deseamos para el conjunto de la sociedad.
66. Colaborará de manera especial a crear un clima de institucionalidad la  promulgación de  la  ley de partidos, consonante con  los principios fundamentales de  la  vida democrática. Esta ley debe garantizar ante todo la transparencia. Deberá asegurar especialmente la participación de la mujer y la representatividad de sectores hasta ahora excluidos en las contiendas electorales.  Deberá por otra parte establecer instancias que permitan el control efectivo del uso de los recursos del Estado para fines de reelección o elección del candidato del partido en el poder. Si se quiere una democracia verdadera, esta ley deberá contener también una regulación clara para la elección de candidatos a los puestos públicos, donde lo que prime no sea el criterio económico, sino el auténtico liderazgo social, las cualidades humanas y los principios éticos o morales que acompañen a los propuestos en las primarias.
67. La paz dominicana  crecerá si esta ley ayuda también a controlar los tiempos y los términos de las campañas políticas, el gasto electoral y su financiamiento. ¿Qué se puede esperar de un poder político conquistado con fondos de oscuras procedencias? Una sociedad en verdadera paz no puede darse el lujo de estar cíclicamente cada dos años en una campaña permanente que disloca todos los acontecimientos de la vida cotidiana y altera considerablemente los ánimos.
 68. Por último, aunque no menos importante, es necesario reencauzar institucionalmente las relaciones internacionales del Estado dominicano, especialmente con Haití. Son bien conocidas las graves precariedades por las que  atraviesa el  ordenamiento  político  del  Estado  vecino. Pero,  una contribución nuestra será retomar las acciones coordinadas de ambas naciones reforzando la institucionalidad de la Comisión Mixta Bilateral, la regularización  del comercio entre ambas naciones y la aplicación de la Ley migratoria en un clima de colaboración mutua.
69. Para que la justicia y la paz se hagan más auténticas, todos los dominicanos y dominicanas debemos hacer el compromiso de promover una educación formal e informal que fomente la disciplina, el orden y la higiene personal y ambiental, que valore el sacrificio y el ahorro, que estimule a vivir los valores patrios y familiares; y que el Estado tome la firme decisión de frenar todo aquello que sumerge a nuestro pueblo en la pobreza material y espiritual.
70. Es fundamental  que recordemos que para lograr que la justicia y la paz se besen es necesaria una verdadera conversión al Señor, en lo personal lo familiar, lo comunitario  y lo social. Solo habrá un mundo nuevo si hay hombres  y mujeres nuevos, familias nuevas y comunidades nuevas. Viviendo con amor y solidaridad y haciendo nuestras las necesidades de los más pobres, nos ponemos en el verdadero camino a la santidad, que es el camino de la paz. Que el Dios de la Justicia y la Paz, bajo la protección de Nuestra Señora de la Altagracia, nos bendiga y acompañe en la construcción de una sociedad dominicana más justa y solidaria.
Santo Domingo, 27 de febrero de 2015, año 171 de la Independencia de la República Dominicana.

Les bendicen,
† Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, Arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, Primado de América
† Ramón Benito De La Rosa y Carpio, arzobispo Metropolitano de Santiago de los Caballeros
† Gregorio Nicanor Peña Rodríguez, Obispo de la Altagracia, Higüey, presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano
† José Dolores Grullón Estrella, obispo de San Juan de la Maguana, Vicepresidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano
† Antonio Camilo González, obispo de La Vega
† Francisco Ozoria Acosta, obispo de San Pedro de Macorís
† Freddy Antonio de Jesús Bretón Martínez, obispo de Baní
† Rafael Leónidas Felipe Núñez, obispo de Barahona
† Diómedes Espinal De León, obispo de Mao-Montecristi
† Julio César Corniel Amaro, obispo de Puerto Plata
† Fausto Ramón Mejía Vallejo, obispo de San Francisco de Macorís
† Amancio Escapa Aparicio, O.C.D., obispo Auxiliar de Santo Domingo
† Valentín Reynoso Hidalgo, M.S.C., obispo Auxiliar de Santiago de los Caballeros
† Víctor Emilio Masalles Pere, obispo Auxiliar de Santo Domingo
† Fabio Mamerto Rivas Santos, S.D.B., obispo Emérito de Barahona
† Jesús María De Jesús Moya, obispo Emérito de San Francisco de Macorís
† Pablo Cedano Cedano, obispo Auxiliar Emérito de Santo Domingo

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