martes, 22 de marzo de 2011

Colonias extranjeras en RD mantienen sus propios cementerios

Los asentamientos de colonias extranjeras que se iniciaron en los años 40 con la llegada de árabes, judíos, chinos, coreanos, japoneses y de otras nacionalidades, mostraron la puerta que República Dominicana abrió a los inmigrantes para vivir.

Pero como la fuerza de la naturaleza es inevitable, las colonias étnicas en el país también pensaron en establecer sus puntos para el eterno descanso y por eso se han creado diversos cementerios de minorías raciales en varios puntos del país.

Los cementerios de minorías étnicas están ubicados en zonas cercanas adonde se asentaron los primeros inmigrantes como Sosúa, en Puerto Plata, donde inmigrantes judíos construyeron un camposanto en los años 40; en Constanza, provincia La Vega, los japoneses y los españoles construyeron sus respectivos cementerios, entre otros.

Los israelíes tienen un cementerio especial por los distintos ritos que caracterizan su religión. Para el entierro debe realizarse la pureza del cuerpo, el cual, según sus preceptos religiosos, no puede ser nunca cremado y debe ser enterrado alrededor o debajo de la tierra.
Por las legislaciones de República Dominicana, en el país los judíos entierran en cajas sencillas. Sin embargo, en Israel es costumbre enterrar el cuerpo sólo envuelto en sábanas, también de características sencillas.

Cuando un judío muere, sus familiares se tardan de tres a once meses para colocar la lápida. Insisten en procurar la ascensión del alma de su familiar, por lo que realizan meses de rezos para culminar ese proceso religioso y luego ocuparse del espacio terrenal que ocupará el cuerpo. En el país actualmente viven decenas de familias israelíes que conforman una comunidad de unas 200 personas que se caracterizan por movilizarse constantemente.

CEMENTERIOS CHINOS. Aunque forman una comunidad con más de cien años en el país, los orientales no han construido un cementerio especial para su colectividad.

Los ciudadanos chinos tienen panteones especiales donde cada familia o asociación de familias alojan los restos de los fallecidos. Frente a los nichos se pueden encontrar las fotografías de los muertos, flores marchitas, cáscaras de huevo, cañas en fundas, vasos de refresco, incienso, ceniza de papel quemado o algún objeto que haya sido de la preferencia del muerto.

Rosa Ng, representante de la comunidad china en el país, muestra preocupación por la situación de descuido de los cementerios nacionales. Por ello asegura que siempre ha soñado con construir un cementerio chino especial como existe en Cuba.En el Cementerio Cristo Redentor hay cinco mausoleos con más de 620 osarios y 115 nichos de ciudadanos chinos. El de la familia Chi Tack Tong, las familias de los Ng, el de la familia Joa, uno de la colonia o Aasociación china, uno de la Fundación Chasitong y el de las Siete Familias, que es uno de los más amplios. La familia Sang tienen sus panteones en Hainamosa con características especiales.

De acuerdo a Carlos Figuereo, responsable de cuidar los mausoleos, los chinos entierran a su familiar en un nicho y siete años después lo sacan para colocar los huesos en un espacio más pequeño y depositarlos en los osarios.

Los chinos tienen por costumbre que cuando alguien muere se escribe en su idioma una esquela mortuoria por parte de la colonia china informando que la persona ha dejado de vivir, se calcula su tiempo en la vida, dónde se hará el velatorio y dónde será el entierro y la hora.

CEMENTERIO ESPAÑOL. En el municipio de Constanza también hay un cementerio de inmigrantes españoles. Está ubicado en el terreno del cementerio del barrio El Cercado, justo al lado del cementerio japonés.

Aunque los españoles se asentaron en Constanza en la década de los años 50, el camposanto fue construido recientemente. El cementerio es dirigido por el presidente del Club Español del municipio, quien supervisa los equipos de inmigrantes que le dan mantenimiento.

Los nichos están separados por familias de manera muy organizada.

UN CAMPOSANTO JUDÍO EN SOSÚA

En la calle Los Llibres del sector el Batey en Sosúa, se encuentra el Cementerio Judío, que data del 1940, año en que llegó el primer grupo de judíos a Puerto Plata. Desde su origen era administrado por la compañía de productos Sosúa, pero al venderla quedó bajo la administración de German Strauss.

El cementerio solo está disponible para la comunidad judía y sus descendientes, así como para algunas personas allegadas como el profesor Luis Hess, que vino a enseñarles español a su llegada, ya que a decir de Benny Katz, hijo de inmigrantes judíos, si lo abren al resto de la comunidad, se llenaría y no tendrían espacio para los suyos.

Actualmente tiene 110 personas enterradas, siendo los primeros los de Siegfried Korn y Moritz Rarr, dos soldados que al llegar de la guerra se quitaron la vida, ya que no aguantaron la situación, de acuerdo a lo expresado por Katz. Sobre las tumbas se pueden ver pequeñas piedras, tradición que de acuerdo a Katz data del tiempo cuando el pueblo salió de Egipto, y al morirse algún pariente en el desierto les colocaban piedras.

EL DE ISRAEL ES MUY ANTIGUO

Más de 120 personas han sido enterradas en el cementerio israelí, ubicado en la calle Pedro Livio Cedeño, justo al lado del cementerio municipal de la avenida Máximo Gómez, en la capital. Está cercado por una alta pared rosa y alambres con un portón de color negro. Su única referencia es una Estrella de David, las tumbas, todas de color gris, de poca altura, y con diseño muy similar, tienen piedras que simbolizan las visitas de sus familiares. Isaac Lalo, secretario de la comunidad Israelí en el país, explicó que a diferencia de las flores, las piedras permanecerán por siempre, “eso es para decir, estuve aquí”, agregó. Paiewonsky, Mainster, Heuss son algunos de los apellidos de personas allí enterradas.

Las tumbas más antiguas datan del año 1940 y 1943, fecha en que se construyó el cementerio y también cuando empezó a establecerse la comunidad de Israel en el país, según narró Lalo. Una de las particularidades del cementerio es que tiene una sección donde se entierran las personas que se han quitado la vida, con un tratamiento distinto.

CEMENTERIO JAPONÉS

Paredes blancas delimitan el área del cementerio japonés que se ubica dentro del camposanto municipal de Constanza, en la provincia La Vega. A la entrada hay un letrero que reza: “Último descanso, cementerio los japoneses de Constanza” y la imagen de una virgen Akita.
Tiene doce bóvedas que llevan el nombre de igual número de familias que actualmente residen en ese municipio desde finales de la década del 50.

Cada una expresa el día en que el japonés salió de su país, qué medio de transporte utilizó y su travesía para llegar a Constanza: “Familia Nishio. Salió de la provincia Hiroshima, Japón en el barco Africa-Maru y llegó a Constanza el 2 de octubre de 1956...”.

El pequeño cementerio fue construido en 1990. Cada familia tiene un mes asignado para que se encargue de mantener la limpieza. Las tumbas están adornadas con flores y velones.

Está dentro del cementerio municipal de Constanza.

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