El interventor del tren que descarriló en Santiago de Compostela, Antonio Martín Marugán, admitió hoy ante el juez Luis Aláez que momentos antes del accidente llamó y conversó por teléfono móvil con el conductor del convoy.
El motivo de la llamada fue facilitar la bajada del tren de una familia con niños en la estación de Pontedeume, antes del final del trayecto en El Ferrol, en la región de Galicia (noroeste), según explicó el interventor al juez que instruye el caso.
Un total de 79 personas murieron y más de 150 resultaron heridas en el que fue el segundo accidente más grave en España, ocurrido el 24 de julio pasado.
En un comunicado, el Tribunal Superior de Justicia de Galicia informa de que Marugán admitió que tuvo lugar esa conversación mediante teléfonos corporativos, pese a que previamente no lo mencionó en su declaración a la Policía.
El interventor explicó a EFE que no mencionó a la policía la conversación que tuvo con el conductor por teléfono porque no se acordó en ese momento, no le parecía trascendental y tenía "imágenes horribles en su cabeza", puntualizando que nunca ha querido "ocultarlo".
Marugán dijo que en ningún momento se consideró "culpable de nada" en declaraciones a los periodistas a las puertas de los juzgados de Santiago de Compostela, donde fue citado para declarar como testigo ante el juez Aláez, que investiga el trágico accidente.
En el auto sobre la citación al interventor, el juez estima que la llamada telefónica de Marugán a Garzón no fue causa del descarrilamiento, y aunque se considere "desafortunada por el lugar o momento en que se hizo".
El accidente parece tener su causa "en la inapropiada e imprevisible conducción del maquinista" y a una "velocidad excesiva", señaló el juez.
"No es exigible al interventor que prevea que el maquinista no va a adaptar su conducción a las circunstancias marcadas" por la señalización exterior, las indicaciones del libro de horario y el cuadro de velocidades, según el juez.
Marugán permaneció hoy en el tribunal durante dos horas, y a su salida estuvo escoltado por agentes, que lo acompañaron hasta su vehículo particular.
Ante la avalancha de periodistas y fotógrafos, los efectivos de la policía rogaron: "Déjennos paso por favor, tiene una costilla rota". Un acompañante esperaba a Marugán en su automóvil, estacionado a unos 50 metros.
El juez ha imputado al maquinista por 79 homicidios y le ha dejado en libertad por considerar que la prisión provisional no debe emplearse como "escarmiento".
El tren Alvia que descarriló había partido de Madrid y no era del tipo AVE (Alta Velocidad Española) aunque en ciertos tramos del recorrido podía alcanzar una velocidad elevada.DE EFE
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