CIUDAD DEL VATICANO (AGENCIAS).- El Instituto para las Obras Religiosas (IOR), conocido popularmente como el Banco del Vaticano, está siendo investigado por la justicia italiana por presunto lavado de dinero ilícito, indicó el diario La República.
IOR, que administra las cuentas de varias órdenes religiosas así como de asociaciones católicas, es una institución de la Iglesia Católica que se beneficia de la extraterritorialidad ya que se encuentra en la Ciudad del Vaticano y no se rige por las normas financieras vigentes en Italia.
El Instituto estuvo implicado en un escándalo político-financiero en los años 80, por la quiebra en 1982 del Banco Ambrosiano (del cual el Vaticano era un accionista importante) por el peso de una deuda de unos 3.500 millones de dólares y un agujero fiscal de 1.400 millones de dólares.
Según el diario La República, diez bancos italianos, entre ellos los poderosos Intesa San Paolo y Unicredit, están involucrados en el caso.
La justicia italiana sospecha que el Banco del Vaticano administre a través de cuentas anónimas, identificadas sólo con la sigla IOR, importantes sumas de dinero de oscura procedencia.
Según el diario, en el 2004, "cerca de 180 millones de euros circularon en unos dos años" sin que se haya suministrado la identidad de los autores de la transacción, como exige la ley italiana.
Se indaga acerca de la posibilidad de que personas con residencia fiscal en Italia utilicen el IOR para esconder delitos como fraude y evasión fiscal", precisa el diario.
"Se trata de cuentas sospechosas", según los fiscales de Roma citados por el diario, que podrían solicitar una rogatoria internacional para identificar a las instituciones y personas que se han beneficiado de las operaciones y si a través de ellas se introdujo dinero ilícitamente en Italia.
Hace menos de un año, IOR designó como presidente a Ettore Gotti Tedeschi, representante entonces en Italia del grupo Santander, para remplazar a Angelo Caloia.
El banquero Caloia había sido encargado por Juan Pablo II en 1989 de la primera limpieza en el manejo de las cuentas papales tras el escándalo del Banco Ambrosiano, lo que permitió descubrir las acciones del tristemente célebre monseñor estadounidense Paul Marcinkus, el llamado "banquero de Dios", fallecido en febrero del 2006.
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