SANTIAGO.-La Iglesia Católica acusó de deshumanizada a la sociedad dominicana por su insensibilidad frente a la desgarradora escena de ancianos que deambulan por las calles en busca de una limosna, siendo un panorama triste contemplar el abandono a que son sometidos por sus familiares y el Estado.
El sentido lamento se encuentra en el editorial del semanario "Camino", en su última tirada, en el que además exponen que “cuando en un país los envejecientes pasan por esta calamidad, estamos frente al signo más visible del grado de deshumanización a que está llegando esa sociedad”.
A juicio de Camino, es un contraste tan vergonzoso y provocador frente a las altas pensiones y salarios que reciben algunos funcionarios que han hecho del erario una piñata.
La Iglesia Católica pidió al Gobierno crear políticas públicas que permitan a los ancianos en el ocaso de su existencia tener días felices, "ya que la dignidad de los envejecientes tiene que ser rescatada”.
Exponen que estos seres queridos, que en otras culturas son respetados y amados, reflejan en sus rostros la amargura de ver transcurrir sus días en una angustia cotidiana.
“La situación que sufren se empeora cuando les llega una enfermedad, porque están desprotegidos hasta el extremo”, indican los religiosos. Para afirmar que "sólo el 50 por ciento de los mayores tienen la tarjeta del Seguro Nacional de Salud (Senasa) pero les sirve para nada, porque no les facilitan los medicamentos necesarios ni aun estando ingresados en un hospital".
Indicaron que llegó el momento de brindarles a los viejitos días más esperanzadores y abogó para que se revise las pensiones indignantes que reciben aquellos que entregaron sus mejores años produciendo con su trabajo las riquezas que otros disfrutan.
También, el editorial desnuda que otra de las limitaciones a que son sometidos en el cuadro de abandono, es que a los pensionados el cheque que reciben ni siquiera les alcanza para mal nutrirse.
Considera que “llegó la hora de brindarles un mayor apoyo a los hospicios y casas en donde los atienden, ya que muchas veces los responsables de asumir este noble trabajo, en su mayoría religiosas, pasan por la amargura de tener que administrar tantas precariedades y pobreza".
El tema es concluido reclamando que "la dignidad de los envejecientes tiene que ser rescatada”, y que no se puede seguir mirando los envejecientes en las calles con una actitud de indiferencia.
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