El huracán "Sandy", que azota a EE.UU., ha pulsado el botón de pausa en la campaña electoral una semana antes de las elecciones, un contratiempo que, según expertos, puede perjudicar tanto las opciones republicanas como las demócratas.
Como cada año electoral, los medios estadounidenses esperaban impacientes que llegara la "sorpresa de octubre", un acontecimiento que contrasta con los repetitivos meses de campaña y que, según auguran expertos y confirman historiadores, es capaz de virar el rumbo de las encuestas a apenas semanas de la fecha clave.
Este año, la sorpresa ha llegado a ocho días de las elecciones, con el presidente Barack Obama y su rival republicano, Mitt Romney, empatados en los sondeos y en forma de vientos huracanados que, al unirse a dos frentes fríos, barrerán cuatro estados clave: Carolina del Norte, Virginia, Nuevo Hampshire y en menor medida, Ohio.
"Probablemente, éste no es el tipo de 'sorpresa' que nadie esperaba", dijo a Efe Jan Leighley, profesora de políticas en la American University (AU) de la capital estadounidense.
Con la carrera extremadamente ajustada, Obama y Romney han cancelado sus actos de campaña para lunes y martes, en un intento de equilibrar el liderazgo que se espera de un mandatario y un candidato presidencial con el impulso final que ambos necesitan desesperadamente dar a sus campañas.
Según los expertos consultados por Efe, pronosticar quién de los dos será el más perjudicado por el parón implica tener en cuenta una serie de factores impredecibles, como la fuerza de la tormenta y su efecto en el suministro eléctrico, la importancia del voto anticipado y el poder que tendrán los anuncios electorales.
"Normalmente, el mal tiempo perjudica a los republicanos, que se benefician de la baja participación dada la mayor fidelidad de sus votantes", opinó a Efe el experto en elecciones Allan Litchman, también de AU.
"Pero en el caso de un desastre nacional tan grande, el liderazgo presidencial puede compensar esa tendencia", añadió.
En eso confía Obama, que se dirigió el lunes a los estadounidenses en una solemne declaración desde la Casa Blanca para asegurarles que las autoridades están preparadas para la tormenta.
"Cualquier desastre natural proporciona una oportunidad para el presidente en curso que no está disponible para su oponente", apuntó a Efe Bill Benoit, profesor de políticas de la Universidad de Ohio.
Pero si la tormenta es devastadora y la respuesta a nivel local y estatal se hace esperar, el peso puede caer sobre Obama. "El presidente debe aprovechar esta oportunidad con cuidado, porque una operación de respuesta frustrada le perjudicará, como ocurrió con el huracán 'Katrina' (en 2005)", indicó Benoit.
Para Mark Brewer, profesor de la Universidad de Maine, el más perjudicado será Romney, porque el mandatario "tiene un trabajo importante que hacer y seguirá muy visible", mientras que su rival "no tiene nada más que hacer que seguir con la campaña, y hacer eso ahora mismo es obviamente problemático".
La clave puede estar en el voto anticipado, que suele beneficiar a los demócratas y al que han recurrido hasta ahora 12,3 millones de estadounidenses, según el recuento del Proyecto Electoral de EE.UU. que lleva a cabo la Universidad de George Mason en Virginia.
Precisamente Virginia, un estado clave impactado por la tormenta, es uno de los pocos que restringe el voto por adelantado a quienes tengan una razón justificada, lo que hace especialmente cruciales los sufragios que se emitan el mismo 6 de noviembre, un día en el que varios colegios electorales podrían seguir sin electricidad.
Leonard Steinhorn, un experto de la AU, recuerda que los grupos de población más vulnerables son "los que viven en áreas urbanas con pocos recursos para recuperarse".
"Si eso suprime la participación y el voto temprano en estados clave puede tener un impacto tremendo en las elecciones", señaló a Efe Steinhorn, quien sin embargo confía en que "quienes aman el derecho a votar redoblarán sus esfuerzos" pese a los obstáculos.
Aunque los votantes no puedan asistir a los mítines de Obama y Romney, siguen expuestos a sus innumerables anuncios de campaña, que se repiten en unos televisores que, con muchos lugares de trabajo cerrados, estarán encendidos más horas que de costumbre.
No obstante, advierte Steinhorn, "mucha gente en las zonas afectadas puede ver todos los anuncios políticos como impropios, dada la devastación que están viendo en directo en televisión".
Mientras "Sandy" se cierne sobre los hogares de unos 60 millones de personas, los estrategas de cada campaña tratan de definir un impacto sobre el que, de momento, el caos es la única certeza. DE EFE
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