El papa Francisco puso como ejemplo a las mujeres discípulas que fueron humildes y no tuvieron miedo antes de la resurrección de Jesús, durante su homilía en la Vigilia del Sábado Santo celebrada en la basílica de San Pedro.
En la Vigilia Pascual, el rito de la Semana Santa en la que los católicos esperan la resurrección de Jesucristo, Francisco explicó que aquella noche de vela para los discípulos y las discípulas de Jesús fue "una noche de dolor y de temor".
Destacó cómo los hombres permanecieron cerrados en el Cenáculo, mientras las mujeres fueron al sepulcro para ungir el cuerpo de Jesús "con sus corazones llenos de emoción" y allí "se dieron cuenta que la gran piedra que cerraba la tumba ya había sido removida, y la tumba estaba abierta".
"Efectivamente, para eso estamos aquí: para entrar, para entrar en el misterio que Dios ha realizado con su vigilia de amor", dijo el papa.
El pontífice afirmó que "no se puede vivir la Pascua sin entrar en el misterio", pero aclaró que no se puede llegar sólo con un trabajo "intelectual".
"No es sólo conocer, leer... Es más, es mucho más". añadió.
Explicó entonces que "entrar en el misterio exige no tener miedo de la realidad: no cerrarse en sí mismos, no huir ante lo que no entendemos, no cerrar los ojos frente a los problemas, no negarlos, no eliminar los interrogantes...".
Y añadió que "entrar en el misterio significa ir más allá de las cómodas certezas, más allá de la pereza y la indiferencia que nos frenan, y ponerse en busca de la verdad, la belleza y el amor, buscar un sentido no ya descontado, una respuesta no trivial a las cuestiones que ponen en crisis nuestra fe, nuestra fidelidad y nuestra razón".
El papa continuó explicando que también "se necesita humildad" para "redimensionar la propia estima, reconociendo lo que realmente somos: criaturas con virtudes y defectos, pecadores necesitados de perdón".
Y entonces aseguró que esto es lo que enseñan las mujeres que junto a María "aquella noche no perdieron ni la fe y la esperanza" y "no permanecieron prisioneras del miedo y del dolor".
Aprendamos de ellas a velar con Dios y con María, nuestra Madre, para entrar en el misterio que nos hace pasar de la muerte a la vida.
La ceremonia, una de las más antiguas de la tradición cristiana cargadas de simbología, comenzó con la bendición del fuego y el encendido del cirio pascual, símbolo de Cristo, "Luz del Mundo", y posteriormente también del agua con el que se realizarán los bautismos.
El papa Francisco realizó con un punzón una incisión sobre el cirio pascual, grabando una cruz, la primera y la última letra del alfabeto griego -alfa y omega- y la cifra de este año, 2015.
Después se realizó la procesión hacia el altar mayor, en total silencio encabezada por el diácono que portará el cirio y seguida por el pontífice así como por diferentes miembros del clero.
Una vez en el altar mayor, y tras la bendición del papa, el diácono proclamará el llamado "Exultet", el anuncio de la Pascua, al que los fieles esperarán con una vela encendida
Siguiendo la tradición de los primeros años de la Iglesia cuando los catecúmenos, los adultos que aspiran a convertirse al cristianismo a través del bautismo, eran bautizados, Francisco bautizó y dio la comunión a diez personas.
Los nuevos cristianos a los que bautizó el papa en la basílica de San Pedro fueron seis mujeres y cuatro hombres: la camboyana Champa Buceti, de 13 años, y que recibirá el nombre de María, cuatro italianos, tres albaneses, la pintora portuguesa Helena Lobato, de 45 años, y una mujer de Kenia.
Francisco oficiará mañana en la plaza de San Pedro la misa del Domingo de Resurrección y después leerá el Mensaje Pascual e impartirá la bendición "Urbi et Orbi".DE EFE
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