Consuelo, San Pedro de Macorís. Más de 300 inmigrantes haitianos indocumentados residentes en los bateyes de esta localidad recibieron ayer actas de nacimiento y pasaportes, en un acto organizado por la embajada de Haití.
La iniciativa, que se ha realizado en otras zonas con alta incidencia de indocumentados, se hizo con apoyo de la Unión Europea y de la Agencia de las Naciones Unidas Para los Refugiados (Acnur), y fue coordinada por el Centro Jesús Peregrino de las Hermanas Scalabrinianas (Ascala).
Para el embajador de Haití, Fritz Cineas, se trata de un documento de gran trascendencia, porque alcanza a haitianos que viven en condiciones de pobreza y que no pueden pagar los gastos para regularizar su situación de identidad.
“Es una actividad de suma importancia para los haitianos y para mi Gobierno, porque entregamos documentos a haitianos que viven aquí en condiciones de vulnerabilidad”, expresó.
Dijo que en los rostros alegres y en el brillo de los ojos de sus conciudadanos al recibir sus documentos, pudo observar la forma en que cambiarían sus vidas.
Con los beneficiarios de ayer, ascienden a más de cuatro mil los documentos de identidad entregados por la Embajada de Haití en los últimos dos años.
En tanto, el Jefe de la Misión de la ACNUR, Gonzalo Vargas Llosa, valoró que niños, hombres, mujeres y ancianos “puedan sentir que existen y que son seres humanos”, a través de la entrega de documentos.
Dijo que lo ideal es que más adelante haya un segundo paso, bajo responsabilidad del Gobierno dominicano, para que algunos de los inmigrantes que fueron dotados de documentos puedan también regularizar su situación migratoria.
Alegría. Durante la entrega, eran notorias las expresiones de agradecimiento y algarabía de los beneficiarios, quienes se abrazaban unos a otros y se felicitaban.
Son en su mayoría mujeres de avanzada edad, y que tienen muchos años residiendo en el país.
Jackeline, de 58 años de edad, es una de ellas. “Hoy volví a nacer”, expresó la mujer emocionada, y luego dijo en un entrecortado francés “Yo soy yo”, justo antes de que las lágrimas brotaran sobre su rostro.
La expresión tiene gran sentido para Jackeline, que durante toda su vida se hizo llamar con un “nombre prestado”, que ya no quiere pronunciar por temor.
Hija de padres cañeros, nació en el batey Don Juan en noviembre de 1953 y estudió la carrera de derecho en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD); sin embargo, no pudo obtener su título profesional por falta de un documento de identidad.
Ahora se ha propuesto darle un giro a su vida y piensa instalarse con su familia en Haití, donde asegura “se necesita de todo”.
A casa para Navidad. Denise Boham, de 48 años de edad, no puede esperar para que llegue el mes de diciembre, ¡por fin podrá visitar a su familia en su natal Haití!
La alegría era demasiada y los ojos le brillaban al mencionar que podría estar con sus hijos atravesando frontera, luego de pasar 25 años viviendo en el país.
“Para negocios se necesitan documentos, para viajar se necesita documentos...¡para todo!”, puntualizó, mientras apretaba en sus manos su pasaporte recién entregado, color azul.
Otra mujer beneficiada, que no quiso revelar su nombre, también quiso participar de la conversación.
Confesó que en los 30 años que tiene viviendo en el país, ha viajado tres veces a visitar a sus familiares en Puerto Príncipe, cruzando la frontera de forma ilegal.
En un limitado manejo del idioma español, cuenta que se sometió a todo tipo de riesgos para cruzar de ida y vuelta por la frontera.
“Volver a nacer”
La directora de las Hermanas Scalabrinianas (ASCALA), Idalina Bourdignon, afirmó que los documentos permiten que las personas vivan una nueva realidad.
Serio problema
Alertó que en la región Este existen serios problemas de indocumentados, que incluso alcanzan a comunidades enteras de haitianos, inmigrantes y de sus hijos, que responden a varios factores.
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