lunes, 21 de febrero de 2011

Con 28 años de edad fue estrangulada por otro vicioso con antecedentes criminales La trágica historia de Betty una drogadicta dominicana

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NUEVA YORK._ Esta es la trágica historia de Betty Pérez Williams, una drogadicta dominicana con apenas 28 años de edad fue estrangulada por un adicto de 55 y a quien en un reportaje acerca del homicidio, el New York Times describe como “una prostituta que cumplió condena en la cárcel de Rikers Island por narcotráfico, abandonó su primer hijo al nacer, hija de adictos a las drogas y consumidora de crack”. Un hombre de la raza negra, identificado como Malik Hassan (nombre hindú) de 55 años de edad, fue el estrangulador de la víctima. El crimen lo perpetró el 28 de diciembre del 2010 con un cable eléctrico, desmembró el cadáver, lo metió en una maleta y dejó el equipaje abandonado en la basura de un restaurante próximo a su casa.

El acusado ante las abrumadoras evidencias, confesó el asesinato, pero alegando que la estranguló en “defensa propia”. Se niega a hablar con los medios sobre el caso. Entre sus arrestos previos tiene dos: uno por fraude a tarjetas de crédito en 1988 y otro en 1994 cuando fue sentenciado por falsificación. Posteriormente había sido sentenciado por una docena de casos, la mitad de ellos relacionados con las drogas.

Dijo que Pérez Williams, lo golpeó dos veces en el hombro con una sartén. También que le había arrebatado un pan y lo hirió en la parte posterior de la cabeza.

Confesó que luego de golpearla sin cesar y viéndola desangrarse, tomó un cable eléctrico y la estranguló. Los fiscales dijeron que la víctima no golpeó con ningún objeto a Malik. Cuando era conducido a la corte por detectives del cuartel 23, dijo a reporteros que estaba “arrepentido” por haber asesinado a la dominicana.

La maleta la había tirado en un basurero en las afueras del famoso restaurante italiano RAO, donde fue encontrada por un desamparado que buscaba entre los desperdicios y dio parte a las autoridades. Sus huellas digitales estaban en el equipaje.

Pérez Williams, quien luego de haber vivido desde pequeña en Nueva York, pero con un inglés deficiente regresó a la República Dominicana, donde no resistió el esquema de vida, volviendo a Estados Unidos para conocer en la prisión a su asesino, un hombre con historial de violento doméstico, drogadicto también y con vocación de asesino.

El hombre, fue arrestado y acusado a finales de diciembre del 2010, luego de que 17 segundos de un video en una cámara de seguridad y pruebas del ADN, comprobaran que aparece en la imagen, arrastrando la maleta con los restos de la mujer asesinada.El acusado a pesar de las abrumadoras evidencias en su contra, se ha declarado “no culpable” por el asesinato y alega que la estranguló en “defensa propia”. Se niega a hablar con los medios sobre el caso. Entre sus arrestos previos tiene dos: uno por fraude a tarjetas de crédito en 1988 y otro en 1994 cuando fue sentenciado por falsificación. Dijo que Pérez Williams, lo golpeó dos veces en el hombro con una sartén. También que le había arrebatado un pan y lo hirió en la parte posterior de la cabeza.

Confesó que luego de golpearla sin cesar y viéndola desangrarse, tomó un cable eléctrico y la estranguló. Los fiscales dijeron que la víctima no golpeó con ningún objeto a Malik. Cuando era conducido a la corte por detectives del cuartel 23, dijo a reporteros que estaba “arrepentido” por haber asesinado a la dominicana. La maleta la había tirado en un basurero en las afueras del restaurante RAO, donde fue encontrada por un desamparado que buscaba entre los desperdicios y dio parte a las autoridades. Sus huellas digitales estaban en el equipaje.

El cadáver de la dominicana fue velado en la funeraria Ortiz de la calle 193 y avenida Broadway el pasado 6 de enero. Se había casado el 10 de marzo del 2001 con un dominicano y cuando tenía 19 años. Su madre Lorenz Williams, no pudo asistir al matrimonio porque estaba de nuevo en la cárcel cumpliendo sentencia de dos años y medios por un caso de drogas. Tampoco el padre de la novia, Rafael Pérez.

Ella había sido criada en El Bronx por su tía Carmen Pérez, quien era como su segunda madre. Cuando cumplió 18 meses la tía la envió a la República Dominicana para evitar que se “perdiera” en las calles de Nueva York y allí permaneció alrededor de 10 años con la familia de su padre. Desde niña, era testadura y espontánea y sus parientes tenían que comprarle jeans caros, usaba perfumes Chanel y zapatos de hasta $100 dólares y permitirle algunos lujos.

Decía que la vida en la República Dominicana no era para ella, decidió regresar a Nueva York contra la voluntad de la familia de su padre. Entró a la escuela secundaria, pero no pudo graduarse de bachiller por no hablar bien el inglés. No le dieron clases de matemáticas y casi todos sus compañeros y compañeras, se burlaban de ella por no ser bilingüe.

A los 18 años dejó la escuela y nadie trató de detenerla. Al igual que su madre, cayó en las drogas. Una hermana de ella, Yajaira Springer recuerda que se envolvió tanto en el vicio del crack que sólo tocaba las puertas de los narcotraficantes con los que coqueteaba para conseguir drogas. Añadió que tanto la madre como el padre, usaban la hija para que también les consiguiera drogas, inclusive robando y se fumaban el crack juntos. “Fue una situación devastadoramente triste”, expone Springer. El papá ha estado ilocalizable porque con frecuencia, cambia los números de teléfono.

Luego de que se casara con el dominicano Rafael Rodríguez, se fue a vivir a un apartamento en el Alto Manhattan, pero descubrió que su marido también era drogadicto y que no trabajaba para costear la renta y otros gastos de la casa. Para esa época, el año 2001, la joven ya había sido “limpiada” de las drogas, pero el esposo la motivaba, la obligaba y en algunas ocasiones la golpeaba con el palo de la escoba y hasta la encadenaba en el baño para que lo acompañara a fumar el crack.

La familia de la víctima, asegura que la Betty se casó con Rodríguez para ayudarlo con los papeles de inmigración, porque él estaba ilegal en los Estados Unidos. Al año de haberse mudado, fueron desalojados del apartamento y ella se fue a un refugio cerca de Central Park.

Se enteró en el 2005 y estando en el refugio que estaba embarazada. Ese mismo año, Rodríguez fue arrestado por narcotráfico y deportado a la República Dominicana. La distancia aumentó y Betty no volvió a visitar a la familia de su padre ni de su esposo.

El bebé nació en el hospital Harlem en el 2006, pero en el parto, ella sufrió fuertes convulsiones, estuvo en coma por una semana y cuando despertó, el estado ya se había llevado la criatura. Volvió a dejar las drogas para recuperar al niño, pero después se fue y lo dejó abandonado.



PERFIL DEL ASESINO

Malik, que enfrentó su primer arresto por asalto en 1992, cuando la dominicana tenía apenas 10 años de edad, residía en Atlanta. Para ese entonces, tenía 37 y vivía con una novia llamada Sherri Tutt.

Cinco meses más tarde se declaró culpable por un delito menor de asalto y fue sentenciado a dos días en la cárcel. Nació en Long Island (Nueva York) y es uno de nueve hijos – cinco varones y cuatro hembras – del mismo padre pero de madres diferentes.

Se cambió el nombre por el de Gregory Murray y se ignora cuándo y por qué lo hizo, pero con el nuevo registro ingresó a la escuela secundaria Roossevelt y luego a la Marina de los Estados Unidos. Su carrera militar fue mediocre y sólo permaneció en las filas de febrero de 1973 a abril de 1974, sirviendo en el portaviones Franklin D. Roosevelt en el que trabajaba en mantenimiento de aviones.

Posteriormente entró en la Universidad Estatal de Carolina del Norte donde estudió abogacía.

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