sábado, 16 de junio de 2012

Acuerdo de Madrid fue mejor que la capitalización del sistema energético


“Aquí hay un sicariato de callar la boca” dijo José Luis San Juan para referirse a los técnicos eléctricos que se han aprovechado del “gobierno mundial de la electricidad” defendiendo contratos leoninos y que sacrifican a los técnicos críticos e independientes
La afirmación es de Jesús Moreno San Juan, ex director del Instituto de Energía de la UASD y ex asesor de la CDEEE, para quien el Acuerdo de Madrid se ha debatido, pero en términos políticos, un campo en el que se ha satanizado, sin embargo, para él “es mil veces superior de los acuerdos de la capitalización y salvaron el flujo de caja del sistema en ese momento”.
La debilidad del acuerdo habría estado en que “habían muchos aspectos administrativos del acuerdo de Madrid que nunca se hicieron como se había acordado, porque hay un lobbismo y una lucha de intereses”, explicó el especialista en El Gobierno del Sábado de la Z101, quien sobre la capitalización tiene una valoración más de sombras que de luces:
 “Más veo sombras que luces porque evidentemente en el área de la generación se dice que se instalaron plantas, pero es fácil demostrar de que los generadores se capitalizaron en la capitalización, o sea, no aportaron un centavo; y las empresas distribuidoras, como fueron mal tasadas (un tercio de su valor real), se quedaron sin capital de trabajo al año y a partir de ahí se convirtieron en un dolor de cabeza”.
Moreno San Juan cree que si República Dominicana quiere superar el histórico problema energético, debe rescatar la soberanía energética, que no significa estatizar el sistema, sino que el Estado pueda tener un mayor control y que el sector privado participe mediante licitaciones transparente, lo que implica que especifiquen el tipo de planta y de combustible que van a usar, y que éstos estén de acuerdo con el interés nacional.
“No hay país que pueda desarrollar su sector eléctrico si no tiene una política eléctrica local que defienda los intereses propios… Si usted no tiene esa soberanía a usted le van a estar imponiendo lo que le conviene al que trae las recomendaciones, simplemente…  debemos darnos un nuevo modelo”, porque como se desprende de sus consideraciones, ni la capitalización ni los acuerdos subsiguientes han resuelto nada.
Esa independencia en el sistema implica depender menos o en nada de los préstamos de los organismos internacionales para el sector energético, porque recordó que esos préstamos están condicionados, pero para favorecer a los inversores extranjeros, y en ese sentido, lanzó duras críticas contra el ex representante del Banco Mundial en el país, Robin Senderovich.
“Senderovich es un charlatán con relación a muchos temas, porque metió la cuchareta en muchos temas, sin embargo, favoreció una serie de préstamos descabellados que no tiene ningún propósito para el desarrollo del país. Hay que dejar de creer de que por esa vía vamos a llegar a algún sitio”, dijo.
Otro de los problemas del sistema actual es el fraccionamiento, Moreno San Juan entiende que para el tamaño del sistema eléctrico nacional hay demasiados entes (la CDEEE, los generadores (varios) y tres distribuidoras). “El modelo fue un fracaso y ahora hasta los que lo defendieron dicen fue un fracaso por vía de los hechos”.
Una capitalización natimuerta
El especialista hizo un recuento del sistema eléctrico nacional que pone los pelos de punta.
“En los últimos 30 años uno ve que lo que teníamos era una entidad público estatal que tenía planes de expansión,  que no se cumplieron en su totalidad, siempre quedaba un  déficit en la inversión, generación, y redes de transmisión.
Hubo una negativa de los organismos internacionales a la generación térmica. Sí se siguió financiando lo que era la distribución y las hidroeléctrica, y se prefirió lo que era la instalación plantas privadas, los productores privados independiente (IPP).
Eso se hizo sin mucha racionalidad técnico económica y los precios que se establecieron en esos contratos fueron cualquiera, es decir no tenía que ver con los costos de producción sino con costos de oportunidades que se presentaron en eso momento.
Luego vino el proceso de capitalización en las postrimerías de los 90, y tomó en cuenta todas esas distorsiones. Sin embargo, esos actores que habían participado en esa distorsión fueron los mismos actores que participaron en los procesos de capitalización  y hubo un desbalance en lo que eran los contratos compra-venta de energía en esos momentos, con una forma de indexación absurda que sobreindexaban o indexaban dos veces el total de lo que era el costo base de producción… y eso produjo un escalamiento de los precios insostenible… unas empresas que eran ganadoras ex profeso por esos contratos, que eran las generadoras, y unas perdedoras que eran las distribuidoras. Por lo tanto las empresas de distribución estaban condenadas al fracaso y a descapitalizarse en menos de un año”.
Según él, para la capitalización se espera que se hicieran al menos dos tasaciones del sistema eléctrico nacional, pero sólo se hizo uno, el hecho por la Arthur Andersen (relacionada con la Enron y que luego fue a la quiebra), que estimó que las distribuidoras y las plantas tenían un valor de más de 1,500 millones de dólares de esa época. Sin embargo, el valor por el que se hizo la capitalización (venta de activos), fue mucho menor.
 “El tema que más me preocupó en su momento fue las tasaciones, porque había otras que daban mucho más para el valor de los activos, y se prefirió un método no muy favorable para el que vende y muy favorable para el que compra”.
Sobre el papel que jugaron los técnicos del gobierno en el proceso de capitalización, dijo que hicieron lo que dicta el gobierno mundial, recordó que es en estructuras supraestatales en donde se deciden todas estos temas, como es el caso del Club de Roma. “Simplemente era un modelo impuesto, donde hubo gente que aceptó el papel de facilitador”.DE LA Z101DIGITAL.COM

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