Los peatones de la capital encuentran cada vez más obstáculos para desplazarse libremente por las aceras y los espacios públicos sin poner en peligro su integridad física. Instituciones estatales y privadas colocan de manera indiscriminada obstáculos en las aceras, que van desde un gigantesco poste del tendido eléctrico hasta una malla para proteger una edificación.
Es así como las aceras terminan llenas de materiales y maquinarias de construcción, vehículos, letrinas móviles y obreros desayunando y almorzando.
Algunas personas realizan remodelaciones de su casa, apartamento o negocio, lanzan los desperdicios a las aceras y los dejan en el lugar durante semanas.
Los peatones se ven obligados a lanzarse a las calzadas, exponiéndose a ser atropellados por algún vehículo.
Algunos han terminado en clínicas y hospitales con fracturas y heridas graves, como resultado de tropezar con una varilla, una piedra, una pila de arena.
Una mujer contó que terminó en una clínica cuando, al pasar por una construcción, un clavo traspasó su zapato y le produjo una profunda herida que la mantuvo inhabilitada por varios días.
Durante un recorrido por algunos sectores de la ciudad, El Nacional se percató que los ejemplos de ocupación ilegal de los espacios públicos abundan, sin que ninguna autoridad haga nada para evitarlo.
En la avenida John F. Kennedy esquina Lope de Vega una empresa constructora se apoderó de más de la mitad de la acera y levantó una gigantesca pared de zinc para proteger su edificación, obligando a los peatones a lanzarse a la calzada y poner en peligro su vida.
En la calle Del Carmen, en Naco, existe un enorme poste del tendido eléctrico que deja a las personas sin acera para transitar.
En un tramo de la calle Heriberto Pieter, los capitaleños enfrentan grandes dificultades para desplazarse por el lugar.
El recorrido evidenció cómo algunos constructores extienden sus obras y se roban parte de las aceras, dejando un pequeño trecho a los peatones para transitar, en una ciudad que opera como una selva, donde los ciudadanos toman las decisiones que más convienen a sus intereses sin pensar en los daños que causan a los demás.
UN APUNTE
Impotentes ante el ruido
Ruidos ensordecedores deben soportar los habitantes de la ciudad de Santo Domingo producidos por retroexcavadoras, mezcladoras de concreto armado, plantas eléctricas y otros equipos usados en las construcciones que abundan en los sectores residenciales.
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