La serie de reportajes: “Medio Siglo sin Trujillo”, nos trae la descripción de su régimen y personalidad hechos por historiadores.Rafael Leonidas Trujillo Molina llega a la presidencia en agosto de 1930, tres semanas antes que el ciclón de San Zenón. La tragedia fue aprovechada para propagar una imagen de paternalismo y mostrarse como un ser providencial e imprescindible para mantener la paz y promover el progreso.
Cincuenta años después de haber sido ultimado, la vida del llamado Jefe y Benefactor de la Patria sigue siendo una cantera de revelaciones, en especial por desmanes cometidos contra sus enemigos sin importar que estuvieran en el país o en el extranjero, a veces amparado en la consigna de la lucha contra el comunismo.
De su paso por el poder quedan monumentos y edificios cuyos nombres originales han sido cambiados: El que conmemoró el pago de la deuda externa; El Obelisco por el nombramiento de Santo Domingo como Ciudad Trujillo; el Monumento a la Paz de Trujillo en Santiago y los edificios para uso gubernamental llamado originalmente “Feria de la Paz y Confraternidad del Mundo Libre”.
En Octubre del año 2010 causó revuelo la aparición de Ramfis Trujillo Domínguez, nieto del dictador, con la propuesta de establecer un museo a su memoria en su natal San Cristóbal.
Ramfis y su madre, Angelita Trujillo, crearon la Fundación Rafael Leonidas Trujillo Molina, en cuya página de Internet indican que en su gobierno “legó al país de manera incuestionable la modernidad del Estado dominicano y el ordenamiento jurídico, las bases para la consecución del desarrollo nacional”.
En la segunda entrega de esta serie ampliaremos los detalles sobre las condiciones históricas que propiciaron el ambiente propicio para efectuar el ajusticiamiento de Trujillo.
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