A nueve días de la separación, María Teresa, una de las recién separadas siamesas dominicanas, empezó a caminar con ayuda de los terapeutas ocupacionales, mientras Teresa María, quien aún permanece conectada a un respirador artificial, ofreció algunas sonrisas a los médicos.
De acuerdo al último informe de los médicos que atienden a las niñas en el Children’s Hospital de Virginia, de Estados Unidos, ambas han evolucionado muy bien, y de continuar así podrán compartir una habitación normal a partir de hoy.
“Hemos tenido una visita maravillosa con María y Teresa hoy. Parece que hoy se ha alcanzado otro hito. María era capaz de caminar con la ayuda de los terapeutas ocupacionales y Teresa nos dio algunas risitas”, dice el informe del centro.
Indica que el doctor David A. Lanning, jefe del equipo de médicos que el pasado lunes 7 de este mes realizó la cirugía de separación que se extendió por más de 20 horas, espera que si todo va bien, las niñas compartan una habitación a partir de hoy.
El informe no ofrece detalles de las condiciones de salud de Teresa María, quien sigue conectada al respirador artificial debido a que aún presenta algo de líquido en los pulmones.
A María Teresa le retiraron el respirador el fin de semana pasado. Señala que las niñas van por buen camino y todo como se esperaba.
Las siamesas, de un año y siete meses, son hijas de Lisandra Sanati y Marino Tapia, quienes viven en la empobrecida comunidad Los Botados, de Boca Chica, del municipio Santo Domingo Este, y nacieron el 8 de abril del 2010 en el hospital Luis Eduardo Aybar de la capital.
Proceso cirugía
Fueron sometidas a una cirugía de separación que duró más de 20 horas y en la que participó un equipo de 15 médicos. Previamente habían sido sometidas a un proceso de tratamiento, que incluyó la implantación de un balón que permitió completar el proceso de expansión de tejido fino.
Fueron sometidas a una cirugía de separación que duró más de 20 horas y en la que participó un equipo de 15 médicos. Previamente habían sido sometidas a un proceso de tratamiento, que incluyó la implantación de un balón que permitió completar el proceso de expansión de tejido fino.
Las niñas nacieron con sus cuerpos unidos por el abdomen y compartiendo el hígado y parte de los intestinos.
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