El general retirado Rafael Pércival Peña reveló que 50 oficiales superiores entregaron una carta al ministro de las Fuerzas Armadas, teniente general Joaquín Virgilio Pérez Féliz, en la que denuncian internamente la ocurrencia de acciones de corrupción “y la fuerte gravitación del narcotráfico” en los cuerpos castrenses.
Pércival Peña leyó un documento en el programa El gobierno de la tarde de la Z 101, en el que dejó constancia de que tiene conciencia de a la magnitud de su denuncia. “Sé de lo riesgoso de mi actitud y conozco la entraña del montruo”, precisó.
El oficial en retiro de la Fuerza Aérea Dominicana también se refirió al rechazo de que fue objeto un recurso de amparo al que recurrió ante el Tribunal Contencioso Administrarito en el que reclamaba su reposición.
“Quiero llevar un mensaje a los hermanos militares y al pueblo dominicano y mis queridos hermanos”, dijo Pércival Peña en un docuemto que reproducimos a continuación.
“El Tribunal Contencioso Administrativo, sometido a fuertes presiones del Poder Ejecutivo y de la cúpula militar que le sirve a la política de perversión institucional, corrupción política, empobrecimiento de la inmensa mayoría de los integrantes de los cuerpos castreneses y del pueblo todo, negó finalmente con sentencia injusta, mercenaria y genuflexa el derecho de amparo a un derecho fundamental conculcado que me asiste por la violación a mi derecho consuetudinario y legal en ocasión de mi puesta en retiro como general de esta República.
Voy a apelar esa sentencia. Además, ya canalicé el caso ante la Corte Interamericana, llevando el caso más allá de las fronteras dominicanas.
Esta pelea sigue. Y no me desistiré. No me rendiré de librarla porque son, no sólo por mi caso, sino por tantos atropellos ilegales cometidos contra muchos de mis colegas y hermanos militares.
Ahora, hoy en día yo no estoy aquí por eso. No quiero extenderme en este tema sobre el cual ofreceré pronto más información. El caso mío hoy particular es diferente.
En este mensaje quiero concentrarme en la manera bochornosa como están mal conduciendo y mal tratando las altas jerarquías políticas y militares de la nación, enriquecidas a través de múltiples prácticas de corrupción a nuestros recordados cuerpos castrenses y a gran parte de sus respectivos miembros, pretéritas y usadas por los jefes, favorecidas por el primer magistrado de la nación.
Tengo la información certera de que el malestar ya fue expresado con valentía por alrededor de medio ciento de oficiales superiores en la que denuncian internamente la corrupción, la desinstitucionalización, las precariedades y los atropellos en los ascensos a destiempo a los amiguitos militares de los pasillos áulicos y la fuerte gravitación del narcotráfico y la constante discriminación política que corroen nuestros cu4erpos castrenses.
Nos enteramos que esos oficiales se quejaron a la vez que se apenan profundamente de que nuestras Fuerzas Armadas están podridas, pareciendo cada vez más a la totalmente desacreditada Policía Nacional y la Dirección de Drogas, plagadas de grupos corruptos y criminales, enredados también hasta el tuétano en el negocio y el chantaje y el sicariato.
Me enteré que la carta en referencia le fue entregda al ministro de las Fuerzas Armadas dominicanas y este a su vez se la llevo al Presid Fernandez, quien recomendó absoluto silencio sobre esa carta y que la prensa no se enterara de ella.
El temor a una ola represiva contra estos valientes oficiales superiores y porque entiendo que el silencio solo beneficia a los que se han lucrado de esa situacion, doy a conocer el hecho y demando que la referida carta sea cuanto antes del dominio público.
Nada se gana con ocultar la realidad, más cuando el proceso de descomposición es creciente. En estos casos el silencio de la denuncia de los males y de sus responsables solo sirven de manto protector a la delincuencia uniformada y no uniformada, que manipula esas delicadas instituciones, las usa para sus mezquinos y minotarios intereses en detrimento de la mayoría militar.
La situación de nuestras Fuerzas Armadas debe ser debatida de cara al sol y no de espaldas al olvido, precisamejte para que puedan ser renovadas, profesionalizadas y transformadas, recuperando ante su maltrecha credibilidad, nadie se preocupa de sus necesidades, sueldos de miseria, en contraposición de los altos, estrafalarios sueldos de los funcionarios de este gobierno.
Sé de lo riesgoso de mi actitud y conozco la entraña del monstruo, de la corrupción militar. Pero sencillamente sería irresponsable e imperdonable de mi parte guardar silencio frente a esta crisis en expansión que se agiganta como un alud de nieve.
Precisamente, por conocer, ser consciente de su gravedad y la importancia de rectificar a tiempo, me siento en el deber de darla a conocer y alertar sobre ella.
Mi suerte en este plato está echada. Crucé el rubicón y tracé la línea de Pizarro y quemé la nave de Hernán Cortés hace tiempo.
Escogí el camino de la honestidad, la justicia y los intereses patrios.
Como militar por vocación y por conviccipón estoy a mil leguas de los Santgana, de Baez, de Trujillo, de Balaguer y Leonel
Siempre he abrazado el ejemplo de Mella, de Luperón, de Manolo, Caamaño y Fernández Dominguez.¡A defender la patria, esa patria que no se ve, que no se huele, que no se toca, que está clavada en el pecho como un fogón encendido, inmenso!.
La cobardía y la deshonestidad no entrarán a mi corazón.
Cuando el llanto de la madre patria llama, el llanto de la maya calla.
Con mucho sentimiento y todo el respeto al pueblo dominicano.
Todo por la patria y todo por este pueblo”.
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