En el cementerio Cristo Redentor la maleza cubre las tumbas del área destinada a los pobres. Fotografo Justo Maracallo
La mayoría de los cementerios del país lucen abandonados, siendo en ocasiones madriguera de ratones y hurones, escondrijo de malhechores y hasta parqueo y ruta de guaguas del transporte público. Cuando se celebra el Día de los Fieles Difuntos, o Día de los Muertos, miles de personas visitan los camposantos en todo el país, donde se escucha la misma queja: hay un abandono total, y los servicios y ventas informales tienen precios incontrolados. La falta de mantenimiento llega a tales niveles que en el cementerio Cristo Redentor, de Santo Domingo, las guaguas del transporte público se estacionan en en interior del lugar que debe ser de recogimiento y solemnidad.
Asimismo, por lo menos un par de rutas de autobuses cruzan por el cementerio, como una forma de acortar espacio, y “hacer la ruta más corta para no aumentar los pasajes”. Los ayuntamientos del Gran Santo Domingo parece que únicamente se preocupan de los cementerios el 2 de noviembre de cada año, y luego los olvidan.
El camposanto de la avenida Máximo Gómez se convierte de noche en un lugar donde, de acuerdo moradores de los alrededores, muchas prostitutas realizan su “trabajo” sobre las tumbas, para no pagar hoteles.
Además, delincuentes buscan allí refugio cuando son perseguidos por las autoridades luego de atracar a algún parroquiano. De noche, el área del Cementerio de la Máximo Gómez es “respetada”, y no por temor a que “se aparezca” un difunto.
El cementerio histórico de la avenida Independencia está abandonado, y al parecer el único que se preocupa por ese lugar es un anciano que tiene una cría de perros dentro de sus murallas.
Ese histórico cementerio está cerrado desde la revolución del 24 de abril del 1965, cuando se reabrió de emergencia, para atender a las decenas de muertos en los combates entre constitucionalistas y tropas norteamericanas y extranjeras o del Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas –CEFA-.
El camposanto de la avenida Máximo Gómez se convierte de noche en un lugar donde, de acuerdo moradores de los alrededores, muchas prostitutas realizan su “trabajo” sobre las tumbas, para no pagar hoteles.
Además, delincuentes buscan allí refugio cuando son perseguidos por las autoridades luego de atracar a algún parroquiano. De noche, el área del Cementerio de la Máximo Gómez es “respetada”, y no por temor a que “se aparezca” un difunto.
El cementerio histórico de la avenida Independencia está abandonado, y al parecer el único que se preocupa por ese lugar es un anciano que tiene una cría de perros dentro de sus murallas.
Ese histórico cementerio está cerrado desde la revolución del 24 de abril del 1965, cuando se reabrió de emergencia, para atender a las decenas de muertos en los combates entre constitucionalistas y tropas norteamericanas y extranjeras o del Centro de Enseñanza de las Fuerzas Armadas –CEFA-.
Ya prácticamente están cerrados, con la prohibición de nuevos enterramientos, los viejos camposantos de Cristo Rey y Los Mina, pero allí acuden todos los días 2 de noviembre decenas de personas a limpiar las tumbas de sus familiares fallecidos.
A pesar del abandono de las autoridades, que solo se preocupan por limpiar las fachadas y recoger hierbas una vez al año, en torno a los cementerios hay un negocio de servicios que florece desde octubre hasta mediados de noviembre. Conocedores del abandono que hay en los camposantos, los familiares se encargan de pintar sus tumbas, embellecer el área inmediata donde están situadas, y hasta colocan cebos para matar ratas.
En todo el país, durante el mes previo al día del finado, y hasta dos semana después, decenas de personas encuentran donde ganarse la comida limpiando las tumbas, vendiendo flores, velas y otros artículos. La falta de cuidado de los cementerios por parte de las autoridades, ha hecho florecer el negocio de los camposantos privados, en los cuales se cobra un altísimo precio por el servicio, lo que los sitúa fuera del alcance del pueblo llano.
En República Dominicana el Día de los Difuntos encuentra este año un panorama totalmente distinto al que señala la tradición. Hasta hace unos años muchas estaciones de radio salían del aire, para aprovechar dar mantenimiento a sus equipos y las que continuaban trabajando colocaban música clásica. En la época de oro de los noticiarios de radio se suspendían las emisiones meridiana y vespertina, y los reporteros eran enviados a realizar reportajes en vivo desde los cementerios.
La televisión también guardaba con recogimiento la fecha. De hecho se eliminaban los programas de variedades y de entrevistas, y los espacios eran ocupados por películas o entrevistas a religiosos. Pero en el último lustro la mayoría de las emisoras siguen con su programación normal, aunque unas cuantas cambian la música tropical por las baladas suaves. Se da el caso, de que la mayoría de las emisoras, luego del Día de los Difuntos, arranca con la música navideña, que se deberá mantener en el aire hasta el Día de Reyes, el 6 de enero.
Sin embargo, pese a los cambios originados por los nuevos tiempos, los dominicanos mantienen el luto y la devoción de recogimiento y recordación de sus familiares fallecidos, cada año el 2 de noviembre. Paulatinamente hay fechas de fuerte tradición en Europa y Estados Unidos, que son asimiladas por la juventud dominicana, como el Halloween (contracción de All Hallows’ Eve, ‘Víspera de Todos los Santos’), también conocido como Noche de Brujas o Noche de Difuntos, que es una fiesta de origen celta que se celebra internacionalmente en la noche del 31 de octubre, sobre todo en países anglosajones como Canadá, Estados Unidos, Irlanda o Reino Unido y, en menor medida, en Argentina, Chile, Colombia, México, Perú o el conjunto de Latinoamérica, y en gran parte de España.
Sus raíces están vinculadas con la conmemoración celta del Samhain y la festividad cristiana del Día de Todos los Santos, celebrada por los católicos el 1 de noviembre. Se trata en gran parte de un festejo secular, aunque algunos consideran que posee un trasfondo religioso. Los inmigrantes irlandeses transmitieron versiones de la tradición a América del Norte durante la Gran hambruna irlandesa.
Patrimonio
La Unesco ha declarado la festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La medida es un reconocimiento a la devoción que se celebra en toda América Latina, y gran parte del mundo, en el Día de los Fieles Difuntos.
La Unesco ha declarado la festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La medida es un reconocimiento a la devoción que se celebra en toda América Latina, y gran parte del mundo, en el Día de los Fieles Difuntos.
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