MEXICO. AP. En vez de ser un hombre murciélago o un extraterrestre con superpoderes venido de un planeta lejano, el Chapulín Colorado no es más que un insecto que se come en tacos en el sur de México, y cuyo máximo poder es el de dar saltos. Esto, en la imaginación de Roberto Gómez Bolaños, fue más que suficiente para emprender innumerables aventuras.
Quizá uno de los motivos más importantes para adorar al Chapulín Colorado es que era un héroe sin una gran musculatura, falible, torpe, al que le salen las cosas por pura “chiripada”, pero con un gran corazón y desinteresado al ayudar a quienes lo necesitaban. En resumidas cuentas sus virtudes y defectos son los mismos que los de la cultura latinoamericana.
“¡Más ágil que una tortuga, más fuerte que un ratón, más noble que una lechuga, su escudo es un corazón!”, decía el presentador al comienzo de cada emisión.
La fórmula para el éxito del Chapulín también estuvo en el poder de las palabras. Sin importar la situación bastaba con decir “íOh! ¿Y ahora quién podrá ayudarnos?” para que apareciera, y a lo largo de sus intervenciones eran infaltables frases como “no contaban con mi astucia”, “síganme los buenos”, “lo sospeché desde un principio” y “que no panda el cúnico”, entre otras tantas que el público ansiaba encontrar en cada episodio para repetirlas con el Chapulín.
En México el chapulín de inmediato remite a los saltamontes, al parque popular de Chapultepec (siempre lleno de niños y familias) y, por supuesto, al Chapulín Colorado, no hay más. Fuera del país que lo vio nacer, el personaje fue uno de los más populares creados por Roberto Gómez Bolaños, reconocido junto con su hermano, el Chavo del Ocho, como la encarnación de la comedia.
Sus zapatos tenis, sus antenas saltarinas, sus mallas rojas y su poderoso “chipote chillón” eran todo lo que necesitaba para vencer a los villanos, que tenían mucha creatividad para burlarse de su apariencia apodándolo Caperucita Roja, Diablo tercermundista, Marciano, Abeja y íTorpe!, siempre torpe.
Creado en 1970, su legado se extendió más allá de la televisión de habla hispana, como cuando Matt Groenning, creador de “Los Simpson”, se inspiró en su imagen para crear la versión parodiada del Bumblebee Man.
El público dijo “íchanfle, rechanfle y recontrachanfle!”, cuando tras nueve años de defender a los necesitados (y a veces de empeorar su problemas) el Chapulín Colorado dejó de transmitirse, pues Gómez Bolaños decidió que era tiempo de despedirse de un personaje que adoró, pero que le demandaba demasiado físicamente. Por increíble que pareciera, ya tenía para entonces 50 años.
Si bien El Chavo se ganó el corazón de millones, el Chapulín les demostró que se puede ser valiente y quedó inmortalizado como un héroe popular.DE AP
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