El elevado número de mexicanos que sufre obesidad y sobrepeso, siete de cada diez adultos, ha llevado a los expertos a buscar las causas más allá de los malos hábitos alimenticios, llegando incluso a investigar la influencia de las horas de sueño o la predisposición genética de sus ciudadanos.
"Hemos encontrado distintos genes que participan en dar mayor riesgo en la población mexicana a padecer obesidad", aseguró a Efe el investigador Samuel Canizalez, coordinador de un proyecto de investigación de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
El estudio de la mayor casa de estudios del país demuestra que los mexicanos y en general los latinoamericanos, salvo aquellos que no son de origen indígena o mestizo, presentan una alta "predisposición genética" a desarrollar sobrepeso y obesidad.
Los hallazgos, según Canizalez, se basan en la identificación de una "variante de riesgo metabólico" que altera la función del transportador de colesterol ABCA1 y provoca una disminución en los niveles de colesterol "bueno", encargado de limpiar las arterias.
El estudio de la UNAM, realizado en colaboración con el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, y el Instituto Nacional de Medicina Genómica, parte de la base de que si ese transportador ABCA1 funcionase bien, produciría niveles normales de HDL, partículas con propiedades antiinflamatorias y antioxidantes.
Lo llamativo fue ver cómo ese gen, cuya función es obtener colesterol de las células para formar HDL, presentaba un cambio de aminoácido (arginina por cisteína en la posición 230) que sólo se ha encontrado en poblaciones con componente indígena, dijo el experto.
Una de las hipótesis que se manejan sobre el posible origen de esta modificación genética es la influencia ambiental a largo plazo, relacionada, según el investigador, con prolongados periodos de ayuno o hambrunas en el pasado, dietas altas en calorías y carbohidratos o menor actividad física en el presente.
No obstante, advirtió de que es necesario seguir investigando tanto la relación que guarda con los problemas derivados del sobrepeso y la obesidad como su posible existencia en otros continentes, porque si bien no se han hallado indicios de esta variante en otras poblaciones, no se descarta que pueda existir.
Con predisposición genética o sin ella, lo que es cierto es que México es el segundo país con el mayor número de adultos con obesidad, por detrás de EEUU, y el primero en sobrepeso infantil, según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Esto se traduce en que, según datos de la Secretaría de Salud, siete de cada diez mujeres y hombres adultos sufren sobrepeso, mientras que la proporción es superior al 30 % en el grupo de edad de 12 a 19 años, y del 29 % en los niños y niñas de 5 a 11 años.
Para la catedrática de la Facultad de Medicina de la UNAM Carolina Escobar, especialista en nutrición, existen otros factores además de la comida "industrializada" y otros hábitos negativos de alimentación que explican la aparición de "graves" índices de sobrepeso y obesidad entre los mexicanos.
Entre ellos, destacó un factor especialmente peligroso por la falta de conocimiento que hay de él y lo extendido que está tanto en adultos como en niños por culpa de los horarios actuales, como lo es la falta de sueño.
"Durante la noche se producen una serie de hormonas y elementos en el cuerpo que ayudan a reparar las células y a acumular energía. Lo que se ha estado viendo es que las personas que se sienten agotadas por no haber dormido, durante el día siguiente tienen mucha hambre por la falta de carbohidratos para la energía", afirmó.
Tampoco olvidó recordar la importancia que tiene la actividad física para mantener una vida saludable, y afirmó que durante varios años en México se dejaron de impartir clases de gimnasia en las escuelas, lo que solo consiguió, dijo, que los jóvenes ahora no tengan el hábito de hacer ejercicio, ni disfruten haciéndolo.
Por todo ello, Escobar recomendó que las personas, especialmente con hijos a cargo, cuiden sus hábitos de vida, porque "todo influye", desde los alimentos que se consumen hasta las horas que se duerme, especialmente en un país habituado a ingerir en la calle alimentos fritos como los tacos, las tostadas o las tortas.
"Además, hay poca educación para ingerir verduras y frutas en nuestro país, que es uno de los principales productores de frutas, pero se ha ido perdiendo, la ensalada ya no existe dentro de la dieta del mexicano", comentó.DE EFE
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