Un sociólogo e historiador haitiano radicado en Canadá dijo ayer en Santiago que la forma más eficaz de controlar la masiva inmigración de haitianos hasta República Dominicana y otros males que tradicionalmente han existido en la isla, es abriendo la frontera para que haya un libre tránsito de los ciudadanos de los dos países caribeños.
Paúl Joseph Batiste dijo que la mayoría de los haitianos han tomado conciencia de esa realidad, pero que muchos dominicanos no quieren comprender que en una economía globalizada sumada a una revolución tecnológica, las fronteras son un mito y a veces un chiste.
Joeph, quien estuvo acompañado del sociólogo dominicano Andrés Paulino y del profesor mexicano Carlos Villa, hizo un llamado a los dominicanos para que no teman al proyecto de frontera abierta, porque a corto, mediano o largo plazo, por necesidad territorial, de hermandad y por una mejor calidad de vida de los dos pueblos, eso tendrá que concretarse.
Indicó que en los foros internacionales que participa, sobre todo en Europa, África y América, cuando sale a relucir la división territorial de la isla de Santo Domingo, hoy conocida como la Española, se llega a la conclusión de que no es posible que un territorio de 70 mil kilómetros cuadrados esté separado por dos países que tienen una población en conjunto de unos 20 millones de habitantes.
“A mis hermanos dominicanos les digo que no teman a la iniciativa de frontera abierta, porque total a mitad de camino el burro no sabe cuál de los dos lados de la carga es el que más le pesa”, indicó.
A su entender, la vigilancia en la frontera que separa a “los dos lados de la isla” ha sido un fracaso, porque los que viven en la parte Oeste siguen cruzando en masa a la parte Este y que esa tendencia seguirá en alza, porque hay mucha diferencia social y económica entre la gente que vive en Haití y la de República Dominicana.
En ese orden, afirma que los haitianos y los dominicanos no tienen culpa de las diferencias que en el pasado mantenían las grandes potencias que querían apoderarse de las islas y archipiélagos del Caribe, por lo que insiste que vivir en armonía y en una sola isla es la mejor forma de solucionar los problemas en ambos países.
Joseph manifestó que el tratado de Basilea firmado entre Francia y España, en 1795, determinó que éste último país cediera al primero la parte Oeste de la isla, que hoy se conoce como Haití.
Subrayó que el 18 de enero de 1804 Haití se convirtió en el primer país del hemisferio en proclamar su Independencia, luego de que en 1791 iniciara una revolución en contra de colonialismo francés y se proclamara luego la República de Haití.
El historiador haitiano sostiene que en 1822, Haití por razones de seguridad para los ciudadanos de los dos lados de la isla de Santo Domingo, ocupó lo que hoy se llama República Dominicana y que eso generó un gran movimiento cívico-revolucionario que obligó al retiro de las tropas invasoras de su país, proclamándose el 27 de febrero de 1844, la independencia dominicana.
Igualmente comentó que hay sectores dominicanos que distorsionan la historia y la realidad de la ocupación haitiana a la parte oeste de la isla, porque la única intención era protegerla de potencias poderosas enemigas de España que querían apoderarse de esta parte y luego hacer lo mismo con Haití.
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