- NUEVA YORK._ Con frecuencia este tipo de historias se ve en el cine, la televisión, se lee en periódicos o se escucha como parte de las fábulas y leyendas de la vida. Pero la del ex campeón mundial de boxeo, Iran – La Cuchilla – Barkley se ha convertido en parte de su realidad. El pugilista, quien llegó a ganar hasta $5 millones de dólares en peleas por título mundial, ahora es un mendigo que vive parcialmente de la caridad pública, no tiene hogar ni trabajo y reside en el cuatro de un motel en El Bronx.
Barkley, quien defendió su título seis veces con éxito, no tiene dónde ir y después de estar en el pináculo de la gloria en 1988 cuando derrotó a Tommy Hearns, dando una de las mayores sorpresas en la historia del pugilismo mundial y estuvo por 12 rounds soportando el castigo de Roberto – Mano de Piedra – Durán en 1989, aunque perdió esa pelea, tuvo una foja de 43-19 – 1, ganando seis títulos, incluyendo el cinturón de peso pesado frente a Gerrie Coetzee en 1997.
Sus triunfos en el ring, le facilitaron vivir en una mansión, tener las joyas que se le antojaron, los vehículos del año a los que aspiró, abrigos de piel y construir una casa en Nyack (New Jersey) en cuyo armario, recuerda, mantenía siempre hasta $40.000 dólares en efectivo.
“No me gustaba ir a los bancos para sacar dinero. Así es como soy”, expresa el ahora derrotado por la vida ex campeón mundial en una entrevista que concedió mal tabloide NY Post y publicada ayer domingo.
Tiene 50 años de edad y en el microtel Howard Jonhson de la avenida Boston Road en El Bronx, vive con la desesperanza. Vistiendo pantalones anchos, un abrigo descolorido y una camiseta de jersey deshilachada, barba gris sin afeitar y un sombrero de lana cubriendo su cabeza, come huevos, cereal del más barato, después que una sobrina lo tiró a la calle desde el apartamento en el que lo crió su madre en el complejo de viviendas públicas Paterson de la calle 142 y Tercera Avenida en el mismo condado.
“La puerta de mi madre siempre estaba abierta, cualquiera que tuviera problemas o carecía de un lugar para vivir, podía ir a tocar a mi casa”, relata el ex campeón mundial. Intentó regresar al apartamento pero su sobrina había cambiado las cerraduras para que él no pudiera entrar.
La noche en que la sobrina lo botó de la casa, tuvo que dormir en uno de los vagones del tren #6 y fue despertado entre las estaciones de Pelham Bay Park y City Hall, cuando un pasajero lo reconoció a quien le dio una estampilla de sus tiempos de gloria y se la autografió.
Aunque muchos de sus allegados vinculan su actual miseria al juego de póker, las drogas y las mujeres, Berkley, no quiere hablar de las razones que en pocos años lo han convertido en un indigente.
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