La primera vez apareció en Costa Rica y fue devuelto a Santo Domingo gracias a la oportuna gestión de las autoridades de ese país, y a la presencia oportuna de una cónsul costarricense.
La segunda, sólo siete meses después, desapareció de una dependencia oficial del norte de República Dominicana, y esta vez nunca más se le volvió a ver, pese al incasable esfuerzo que ha hecho su madre.
Dorian Streit Dorrejo, de 8 años, dominicano, no fue declarado desaparecido en los días siguientes al 4 de marzo del 2011 porque su progenitora siempre supo quién se lo llevó: El padre del niño, Marco Streit (54 años), que aquel día estuvo con él en el régimen de visitas supervisadas que habían sido acordadas en la Procuraduría Fiscal de Niños, Niñas y Adolescentes de Puerto Plata, luego de lo que pasó en Costa Rica. Eran como las 4:00 de la tarde.
Luego de llevárselo a San José, Streit estuvo en prisión tres meses y medio. La madre del niño, María Virginia Dorrejo (41 años), pensó que había escarmentado y que las visitas supervisadas serían una garantía suficiente para estar tranquila. No fue así, el padre se fue con Dorian y ahora espera noticias de su hijo y una segunda operación por las heridas de bala que recibió en un sospechoso atentado.
“He hecho todo lo humanamente posible por rescatar a mi hijo. Me he comunicado con las más altas instancias de la nación; viajé a diferentes lugares dentro y fuera del país pero todo ha sido infructuoso”, dijo Dorrejo a LISTÍN DIARIO.
Lo que le pasó a Dorian, de una u otra forma, pasa con frecuencia en República Dominicana, donde anualmente entre tres y cinco personas son declaradas desaparecidas cada día, y sólo tres vuelven sanas y salvas según estadísticas de la Policía.
Se trata de adolescentes que por lo general huyen de sus hogares con alguna pareja u otro familiar, que son secuestradas o que son víctimas de abuso sexual. Pero hay también otras situaciones que la Policía considera para dar con el paradero de desaparecidos, según el comandante del Departamento de Investigaciones de Personas Desaparecidas de la Policía Nacional, el coronel Rafael Herrera Valenzuela.
“Muchas de las causas por las que una persona desaparece tienen que ver con problemas familiares y de conducta, con trastornos mentales, deudas, fugas y asaltos o accidentes o cualquier otro evento no manejable por el individuo que no le permitió una comunicación inmediata con sus familiares”, explicó Herrera a LISTÍN DIARIO.
Procedimiento
En cualquiera de los casos, el oficial dijo que el procedimiento establece que hay que esperar 48 horas para que una persona pueda ser registrada como desaparecida en los anales de la Policía, que a partir de ese momento inicia un proceso minucioso para dar con el paradero de la posible víctima.
En cualquiera de los casos, el oficial dijo que el procedimiento establece que hay que esperar 48 horas para que una persona pueda ser registrada como desaparecida en los anales de la Policía, que a partir de ese momento inicia un proceso minucioso para dar con el paradero de la posible víctima.
La Policía pide una fotografía reciente del individuo y el número de teléfono que usaba, realiza interrogatorios, “descensos” (reconocimiento) en los lugares donde fue visto por última vez, y solicita información a la Dirección General de Migración, a Patología Forense y a todas las direcciones de investigación en el país.
La búsqueda no tiene límite de tiempo y sigue vigente hasta que la víctima aparezca viva o muerta.
Desaparecidos
En el 2011, sólo por poner algunos ejemplos, fueron declarados desaparecidos Juan de la Cruz, de 21 años, y Álvaro, su primo, en El Semillero de Cienfuegos, Santiago, el 11 de enero; y Daniela Castillo Ortega, de 20 años, en la capital, el 28 de diciembre.
En el 2011, sólo por poner algunos ejemplos, fueron declarados desaparecidos Juan de la Cruz, de 21 años, y Álvaro, su primo, en El Semillero de Cienfuegos, Santiago, el 11 de enero; y Daniela Castillo Ortega, de 20 años, en la capital, el 28 de diciembre.
El primero y el último de un año en el que también se ventilaron los casos de una rusa-chilena, Paloma Parrini Canó, de 24 años, cuyo cadáver fue encontrado el 25 de enero del 2011 en una playa de Nigua, cuatro días después de haber sido declarada desaparecida; de Mercedes Mejía, de 24 años, enferma mental según las autoridades, que fue hallada con vida el 11 de marzo junto a su hija Yanet, de 4 años, en un basurero de Palenque, San Cristóbal, cinco días después de haber sido vista en La Caleta, Boca Chica; o el de Andrés Leonardo, de 53 años, desaparecido en Vietnam de Los Mina, y hallado deshidratado cerca de El Seibo. Dijo que fue asaltado por hombres vestidos de policías.
“Encontrar a una persona posiblemente desaparecida se toma fácilmente ocho meses, y todo va a depender de los recursos de la persona interesada”, dijo a LISTÍN DIARIO Fernando Castillo, un detective privado con 21 años de experiencia, director de operaciones de Delta Investigaciones Consultas y Asesorías.
Castillo coincide con el director del Departamento de Desaparecidos de la Policía cuando señala que por lo general, las personas desaparecidas son individuos con problemas siquiátricos, jóvenes que deciden huir con su pareja a otro lugar y hasta autores de auto-secuestros.
“Al año pueden venir al menos tres o cuatro personas reportando casos de desaparecidos. Las hemos hallado, incluso hasta muertos”, explicó el experto.
250 mil pesos
El costo de la búsqueda para casos de desaparecidos, según el investigador privado, dependerá de la cantidad de información que se entregue y el tiempo que el individuo lleva desaparecido, pero en términos generales, una localización de entre unos 45 días y dos meses podría costar hasta 250 mil pesos.
El costo de la búsqueda para casos de desaparecidos, según el investigador privado, dependerá de la cantidad de información que se entregue y el tiempo que el individuo lleva desaparecido, pero en términos generales, una localización de entre unos 45 días y dos meses podría costar hasta 250 mil pesos.
“En ese lapso les damos una respuesta coherente a los familiares”, dijo el detective.
El proceso de investigación privado implica la colocación de afiches, la búsqueda de información a través de otras personas y la activación de sus contactos con otras agencias de internacionales, muchas de ellas ubicadas en Haití y en otros países de Latinoamérica y Europa.
“Muchas desapariciones luego resultan ser raptos y auto-secuestros”, dijo Castillo.
La madre de Dorian Streit Dorrejo, abogada de profesión, aplicó los mismos procedimientos para tratar de dar con el paradero de su hijo.
Pero la situación jurídica del menor no corresponde al de “desaparecido”, sino al de “traslado ilícito internacional de un menor”, por lo que procede una orden de búsqueda y captura internacional que sí fue lanzada por la Interpol-RD, pero con datos falsos del padre y del niño, según la denuncia de la madre.
La oficina de Interpol en el país dijo a LISTÍN DIARIO que efectuó la búsqueda en todos los países donde se sospechaba que Streit pudiese estar, pero que no fue encontrado.
También señaló que la orden de captura internacional sigue activa.
Marco Aurelio Giuseppe Streit, suizo, llegó como turista a República Dominicana a mediados de los noventa y decidió quedarse. Dorrejo lo conoció en el año 2000, cuando tenía un restaurante al lado de la oficina de abogados en la que trabajaba.
La primera vez que se fue con Dorian, pasaban el fin de semana juntos.
Era el 11 de agosto del 2010 cuando Dorrejo recibió una llamada de Joanne Leigh, cónsul general de Costa Rica en República Dominicana, para confirmar si ella era la madre del niño y si le había otorgado un permiso ya que éste se encontraba en San José, a punto de ser enviado a un orfanato. El padre había sido detenido por las autoridades migratorias por presentar pasaportes costarricenses falsos.
“Me comuniqué con la embajadora dominicana en Costa Rica, doña Adonaida Medina, quien me dijo que ya había sido informada del caso y que estaba trabajando en él. Las autoridades costarricenses tomaron la decisión de enviar al niño a nuestro país en el siguiente vuelo, custodiado por un agente de migración costarricense”, comentó Dorrejo.
Antes de la llegada de Dorian y Streit, la madre interpuso una querella y un juez de instrucción de atención permanente del Tribunal de Primera Instancia de Puerto Plata, dictó una orden de arresto contra el padre del niño.
De regreso
Dorian volvió con su madre en menos de ocho horas y Leigh fue la única “autoridad que se presentó en el aeropuerto para verificar la entrega y para verificar la salvaguarda del menor”.
Dorian volvió con su madre en menos de ocho horas y Leigh fue la única “autoridad que se presentó en el aeropuerto para verificar la entrega y para verificar la salvaguarda del menor”.
Streit fue detenido al llegar, salió a los tres meses y medio de la cárcel y siguió en contacto con el niño. Dorrejo se reunió con el director de Migración, entonces Sigfrido Pared Pérez, a quien le solicitó una investigación sobre las condiciones en que su hijo salió del país. Recién se enteraba.
Luego supo que por el caso fueron canceladas dos personas, pero Dorrejo dice que no fueron sometidos a la justicia.
La Dirección General Migración dijo a LISTÍN DIARIO que tiene conocimiento del caso, pero aseguró que actualmente no hay ningún registro de entrada o salida del país que pudiera dar con el paradero de Streit o del niño.
También señaló que se mantiene una vigilancia constante del sistema para proceder como dispone la ley.
En casos como el de Dorian, retenido por su progenitor, la ley No. 136-03 (que creó el Código para el Sistema de Protección y los Derechos Fundamentales de Niños, Niñas y Adolescentes), los tipifica como “retención ilícita” y “traslado ilícito de menor”, no como secuestro, figura que sí es regida por el Código Penal, en sus artículos 355 y siguientes.
Además, el Código Civil, en sus artículos 115 y 120, establece la figura de “personas ausentes”, declarado así solamente por un tribunal y después de haber transcurrido un plazo de 4 años.
Pero la ley no puede curar todo el dolor que una madre siente por la ausencia de su hijo.
“Las desapariciones de seres queridos puede llevar a una situación de duelo complicada, son muchos los interrogantes que las personas se hacen: ¿está viva la persona? En caso de desapariciones súbitas sin dejar ninguna señal las personas pueden sentirse ‘abandonadas’, en estado de shock que puede durar varios meses”, explicó a LISTÍN DIARIO la doctora Rosa Brea Franco, una destacada psicóloga clínica, experta en terapia de duelo.
Ayuda psicológica
Brea señaló que las personas y sus familias que atraviesan esta situación necesitarán ayuda psicológica y en algunos casos, la ayuda paralela de un psiquiatra, si es que la persona se queja de no poder dormir, o de dormir en exceso, de problemas de alimentación, apatía ante la vida y hasta ideas suicidas.
Brea señaló que las personas y sus familias que atraviesan esta situación necesitarán ayuda psicológica y en algunos casos, la ayuda paralela de un psiquiatra, si es que la persona se queja de no poder dormir, o de dormir en exceso, de problemas de alimentación, apatía ante la vida y hasta ideas suicidas.
“Lo que las personas van a vivir en estas circunstancias es un proceso de duelo, como sabemos el duelo es una manifestación normal ante cualquier situación de pérdida. Su complejidad, o posible patología, va a depender de muchas variables individuales: salud mental del individuo, concurrencia de otras crisis, grado de relación con la persona que se pierde...”, agregó Brea.
Fuera de la gestión personal, de la denuncia en la Policía o de la actuación de investigador privado, pocas cosas se pueden hacer para dar con el paradero de alguien, salvo acciones como la campaña que emprendió la Empresa Distribuidora de Electricidad del Este (EdeEste), en agosto del año pasado, que desde entonces publica en el reverso de sus facturas los nombres y fotos de personas desaparecidas para cooperar con su localización.
“La persona debe tener más de tres meses desaparecida. Esto lo hacemos para cerciorarnos que los casos son reales”, dijo la empresa a LISTÍN DIARIO.
Ese es el caso de Dorian.
“Hasta el momento nadie se ha hecho responsable de la desaparición de mi hijo, ni se ha suspendido al personal que trabajó en esa institución ese día, y que era responsable de la custodia”, dice María Dorrejo, la madre del niño cuyo paradero se desconoce desde hace casi un año.
Dorrejo recuerda que aquel día se presentó en la procuraduría fiscal de Niños, Niñas y Adolescentes de Puerto Plata, tan pronto le informaron que el menor no estaba en ese lugar.
Cuando llegó, le dijeron que la fiscal custodia del tribunal y responsable de supervisar la visita del padre de Dorian, se fue a su casa a cambiarse el pantalón y que el agente de seguridad asignado ese día tampoco se reportó al trabajo.
Los dejaron sólo en compañía de una secretaria.
LA CAMPAÑA DE EDESTE
EdeEste lanzó el año pasado una campaña para ayudar a localizar a personas desaparecidas, al considerar que más de 700,000 facturas distribuidas todos los meses es un buen canal para dichos fines. La empresa estima que la información es leída por el cliente y por un promedio de dos personas más, por lo cual puede llegar a más de 2 millones de personas.
EdeEste recibe casi a diario denuncias de personas desaparecidas, pero los casos que se publican deben llenar ciertos requisitos.
EL TESTIMONIO DE UNA FAMILIA
OTRO CASO
ELIEZER SANTANA
El retrato de una pareja junto a su bebé, colocado en una repisa de vidrio, es lo primero que se ve al pasar la puerta principal, como si estuviese puesto allí para dar la bienvenida.
“Míralo ahí, ese es él”, dice a LISTÍN DIARIO Antonia Martínez, de 61 años, madre de Eliezer Santana Martínez, de 31, quien salió de su casa el domingo 23 de octubre del año pasado, a alrededor de las 5:00 de la tarde, y todavía no se tienen noticias suyas.
Eliezer Santana Martínez, ingeniero electrónico graduado magna cum laude del Instituto Tecnológico de Santo Domingo (INTEC), residía junto a su esposa, Herlin Montero, y su hijo de tres años en Alma Rosa, de Santo Domingo Este.
Santana era conocido por ser una persona conservadora, trabajadora e inteligente.
Era “anciano” de una congregacion de Testigos de Jehová, grado que se encarga de la supervisión de los hermanos. El 17 de octubre del año pasado, el joven profesional comenzó a trabajar en una empresa de telecomunicaciones como gerente de tecnología, pero sólo duró cinco días.
“Fue como todos los domingos. Nos levantamos para ir a la reunión de los Testigos de Jehová. Terminamos de predicar a la 1:20 de la tarde”, comentó su esposa.
Montero dijo a LISTÍN que luego de llegar a casa, Santana preparó la comida y se acostó. Más tarde recibió una llamada de alguien que le avisaba que tenía que presentarse en la empresa donde laboraba.
Él insistió en que tenía que ir, pese a que ella no estaba de acuerdo.
Montero agregó que lo único que escuchó de esa llamada fue lo concerniente a un posible encuentro para ser recogido en algún lugar.
Santana se marchó y minutos después ella dicidió llamarlo a su celular, pero no contestaba. Abrió la cortina y lo último que vio fue cómo él salía del parqueo de su casa hablando por teléfono. Fue la última vez.
“Sólo me atengo a lo que la Policía nos dice… No hay justificación para lo que ha pasado”, dice Benjamín Santana, de 60 años, padre del desaparecido, para quien lo más difícil hasta ahora ha sido tener que identificar tantos cadáveres.DE LISTIN DIARIO.COM
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