EL CAIRO. AFP. Hace apenas quince días que lo consideraban el sucesor de su padre al frente de Egipto: Gamal Mubarak aparece hoy en plena desgracia a raíz de la sublevación popular y de la toma de control del régimen por los militares. La reorganización anunciada el sábado de la cúpula del todopoderoso Partido Nacional Demócrata (PND) confirmó que el hijo menor del presidente Hosni Mubarak y sus aliados políticos han sido apartados del poder.
La televisión estatal anunció la "dimisión" del comité ejecutivo del PND, instancia de seis miembros de la que Gamal Mubarak era el número dos, después del secretario general Safuat el Sherif. Gamal Mubarak pierde asimismo la presidencia del comité de asuntos políticos del PND. Estados Unidos calificó inmediatamente esas dimisiones de "etapa positiva". El nuevo dirigente del PND es Hosam Badrawi, nombrado secretario general y presidente del comité político.
Badrawi, profesor de medicina, parece estar en mejores condiciones de llevar a cabo una apertura hacia la oposición que Gamal Mubarak y sus aliados. No obstante, el presidente del PND sigue siendo Hosni Mubarak. "Se han reemplazado dirigentes del PND detestados, por un hombre más abierto", estima Mustafá Kamel Saied, profesor de ciencias políticas de la Universidad de El Cairo.
"Esto aleja a Gamal de sus ambiciones de suceder a su padre", agrega, acotando que ello podría debilitar también al presidente "que contaba con su hijo como vínculo con el partido". Gamal Mubarak, de 47 años de edad, era considerado por muchos hasta hace muy poco tiempo como el sucesor potencial de su padre, en el poder desde 1981, y utilizaba el PND como una maquinaria al servicio de sus ambiciones.
Pero la revuelta popular puso en primer plano a la institución militar, que oculta apenas su mala opinión de Gamal Mubarak, banquero y que nunca entró en las filas del ejército.
Un telegrama diplomático estadounidense de mayo de 2007 revelaba ya que el ejército podría constituir un "obstáculo crucial" a la eventual ascensión de Gamal Mubarak a la jefatura de Estado. El hijo del presidente y su entorno de empresarios adeptos de una liberalización acelerada de la economía egipcia son también impopulares entre la población, de la que un 40% vive con menos de dos dólares por día.
La dimisión de la dirección del PND de la eminencia gris de Gamal Mubarak, el industrial Ahmad Ezz, unos días después del comienzo de la sublevación popular, constituyó ya un signo de la desgracia del clan. La formación del nuevo gobierno por el general Ahmed Shafiq a raíz de los disturbios fue también ocasión de apartar a todos los representantes de los medios de negocios allegados a Gamal Mubarak.
"Los 'gamalianos' están por tierra, pulverizados", resume un diplomático europeo al amparo del anonimato. Los manifestantes que hacen templar el régimen reclaman el fin de la colusión actual entre el Estado y el PND y nuevas elecciones legislativas, tras las realizadas a fines de 2010, de las que el partido presidencial salió reforzado en medio de violencias y de acusaciones de fraude.
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