Los amigos y amigas de Karamis Guadalupe Rodríguez Ovalles, la joven de 14 años asesinada por su novio, se quedaron con los atuendos listos para la gran celebración que harían para festejar con ella la llegada de sus quince primaveras; pero sus trotes de adolescente se cortaron en el camino víctima de la violencia machista.
La fiesta sería una sorpresa, en la residencia de unas de sus compañeras de clases pero su novio José Rafael Colón, de 17 años, en pocos segundos cambió el rumbo, y en vez de abrazos, pitos y manjar, Karamis recibió, el sábado por la noche, una puñalada en su costado izquierdo que le perforó el pulmón y le arrancó la vida casi de inmediato, y este domingo su ataúd estaba en silencio ataviado solo con lágrimas, flores y rezos de despedida.
En la salita de su humilde residencia, ubicada en la calle Passicá del Barrio Roque, a su madre, la profesora Elsa Ovalles, se le agotaba el llanto, pero su dolor era mayor porque le agobiaba la impotencia, pues la burocracia en el Tribunal de Menores y el protocolo a la hora del almuerzo pudo más que la sensatez de la fiscal de su mismo género, Miledys Vargas, quien no pudo prestarle las atenciones de lugar en ese momento porque el almuerzo le esperaba y prefirió postergar el encuentro para la mañana de hoy, pero ya no hubo tiempo. Los restos de Karamis Rodríguez fueron sepultados ayer a las 4:00 de la tarde en el cementerio municipal de esta ciudad.
La cita se quedó abierta, su hermana mayor Joliffe Cabreja, quien le acompañaría hoy a la Fiscalía, igual irá, pero no a ofrecer sus declaraciones sobre los maltratos y el asedio constante a que tenía sometida José Rafael a su hermana, estará en sus pasillos clamando justicia por su muerte, y para pedirle a la sociedad la pena máxima para él que cumplirá los 18 años el próximo 26 de noviembre. Ella sabe que faltaron días para ser mayor de edad pero su acción fue la de un adulto, y sus amenazas eran continuas durante los dos años de relación sentimental que terminaron por las agresiones verbales y físicas .
La noche del sábado en que le sorprendió la muerte, Karamis se presentó a la residencia de Rafael para conversar con la medre de éste, la señora Maura Romero, y pedirle que interviniera con su hijo a fin de que dejara de amenazarle, pero no se percató de que él estaba cerca, y al verla se le acercó, cuchillo en manos, y le asestó la puñalada mortal. Los vecinos y Maura creyeron que le había inferido una trompada hasta que la adolescente se desplomó y cayó al suelo en un charco de sangre. Ella con casi 15 años, es otro número en la suma estadística de mujeres asesinadas por sus ex parejas, que se querellan en la Fiscalía sin que reciban protección a tiempo. Se sabe que las citas son asignadas por orden de llegada o turnos disponibles sin tomar en consideración la gravedad de la denuncia.
La acusación no se escuchó, pero sí el lamento de la pérdida de una vida que apenas empezaba su andar. Se pudo observar que ella tenía en la mesita de su habitación seis medallas, ganadas en las competencias de Taekwando, y en sus asignaturas calificaciones que le otorgaban el mérito de estudiante sobresaliente, cursaba el segundo de bachillerato en el liceo Domingo Faustino Sarmiento. Además realizaba un curso de costura porque aspiraba ser modista.
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