sábado, 1 de enero de 2011

Rousseff trae esperanzas a un Brasil marcado por la desigualdad de género

(EFE).- Dilma Rousseff es desde hoy la primera presidenta de Brasil y llega al poder convertida en esperanza para las mujeres del país, aún discriminadas en la política, la empresa privada y el hogar y que sufren a diario la violencia doméstica. "Mi compromiso supremo es honrar a las mujeres, proteger a los más frágiles y gobernar para todos", declaró Rousseff al ser investida del cargo en el Congreso y poco antes de recibir la banda presidencial de manos de su mentor político y ahora ex mandatario Luiz Inácio Lula da Silva. Rousseff, la primera presidenta de un país gobernado hasta ahora por 39 varones, ha triplicado el número de mujeres que mantenía Lula en su equipo ministerial, pero a pesar de ser una representatividad histórica en Brasil, serán solamente nueve ministras en un gabinete que tiene un total de 37 miembros.

En manos femeninas quedaron los ministerios de Planificación, Desarrollo Social, Pesca, Derechos Humanos, Igualdad Racial, Medio Ambiente, Comunicación Social, Cultura y de Políticas para la Mujer.

Según un informe presentado durante una reunión de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) celebrada este año en Brasilia, el país de Rousseff es uno de los que presenta la menor tasa de mujeres en el Poder Ejecutivo.

Ellas ocupan menos del 15% de los cargos, un índice comparable al de Haití, Islas Caimán, Jamaica, Puerto Rico, República Dominicana y Venezuela, que son los países más desiguales en términos de género en el aparato burocrático.

La mayor "cuota rosa" entre los gobiernos de la región la tiene Granada (54,5%), mientras que en otros países bien situados en ese apartado, como Argentina, Ecuador y Perú, la representación femenina en las estructuras de Gobierno alcanza sólo al 30%.

En Brasil, esa escasa presencia femenina en el Poder Ejecutivo se replica en el Parlamento, que iniciará una nueva legislatura el 1 de febrero próximo con una presencia casi testimonial de mujeres, que serán 45 entre 513 diputados y once en un Senado con 81 miembros.En otros países latinoamericanos gobernados por mujeres, como la Argentina de Cristina Fernández o la Costa Rica de Laura Chinchilla, la participación femenina en el Congreso llega respectivamente al 40 y al 37%.

En la política regional brasileña se repite el panorama nacional y, entre los 27 gobernadores que asumieron hoy los cargos para los que fueron electos el pasado octubre, hay solamente dos mujeres.

Ese cuadro de desigualdad de género persiste en Brasil pese a que en 1996 se convirtió en ley una "cuota rosa" que obliga a que los partidos políticos reserven un 20% de las plazas de candidatos a cualquier cargo público para las mujeres.

Más allá de la política, otros datos revelan que la situación de las mujeres brasileñas, en muchos campos, todavía es de una absoluta desigualdad con relación a los hombres.

Además de que, en empleos iguales, reciben remuneraciones menores que las de los hombres, las brasileñas dedican 56,6 horas semanales al trabajo mientras que ellos ocupan apenas 52 horas, según datos de la Cepal.

Las brasileñas también son víctimas de la violencia de género y, de acuerdo con datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), por lo menos 2,5 millones de mujeres sufrieron algún tipo de agresión en el país durante 2009.

El 25,9% fue víctima de su propia pareja y cerca del 60% de las agredidas decidió no formalizar la denuncia ante las autoridades.

Un 18,2% de las víctimas no lo hizo porque consideró que lo ocurrido "no era tan importante", mientras que un 33,1% confesó "temer algún tipo de represalia" si denunciaba el caso y un 10,1% pensó que no tendría cómo "probar" el hecho, indicó el IBGE.

En el Brasil más profundo persisten hasta prácticas medievales, como unas "subastas de vírgenes" en las que humildes jovencitas son ofrecidas al "mejor postor" en bacanales como en las que ahora mismo investiga la Policía en el estado de Alagoas, en las que se denunció que participaban poderosos hacendados y políticos de la región. EFE

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