En el liceo Fabio Amable Mota, de Los Mina, Santo Domingo Este, estudiantes se combinan con delincuentes para que a la salida de clases asalten a sus compañeras que portan prendas de valor.
“Hay estudiantes que se dan a la tarea de observar en el aula quien lleva cadenas o anillos de oro, también celulares caros, para luego comunicárselo a otra persona que espera a la alumna a la salida, para atracarla”, cuenta la directora del centro educativo.
Ivelisse Francisco, que está al frente del plantel desde el pasado agosto, debió poner reglas en procura del orden, como la prohibición de teléfonos móviles, Ipod, MP3 y otros aparatos electrónicos.
A los estudiantes que se le encuentra alguno de esos objetos se les incauta por cinco días y se les informa a los padres para que sean ellos que los retiren. “Presumimos que esos atracos estaban relacionados con los estudiantes y así es. Aunque los robos persisten, desde que tomamos esa medida disminuyeron significativamente”, indicó.
La dirección elaboró una serie de normas para enfrentar la violencia que exhiben algunos estudiantes e integró a los padres como entes clave para moldear la conducta de sus hijos. Las medidas incluyen la prohibición del uso de mini laptops personales, ya que eran usadas por los estudiantes para ver pornografía.
En una requisa sorpresa que realizaron en noviembre pasado, junto a agentes de la Policía, a los estudiantes se les incautaron tijeras con puntas. “Estamos alerta, con los oídos atentos a lo que comentan los alumnos para saber qué está pasando. Los maestros tienen que aprender hasta el lenguaje en que ellos hablan, para poder entenderlos”, sostuvo Francisco.
A los maestros también les preocupa la ausencia constante de algunas estudiantes, que, según se enteran, a pesar de que salen de sus casas uniformadas no llegan a las aulas.
Alumnos de segundo y tercero de media explican que muchas muchachas faltan porque, en vez de acudir a la escuela, salen a verse con los novios o a prostituirse.
Pleitos por tonterías
En el liceo Fabio Amable Mota ocurre lo mismo que se ha denunciado en otros centros de educación secundaria, que los estudiantes se pelean a los puños por el simple hecho de que alguien lo empujó sin intención, si no le pide disculpas o si un compañero pasa sin pedir permiso.
Esa actitud intolerante, la directora la atribuye a la falta de una sólida formación familiar. “Los padres no están educando a sus hijos”, argumentó. Muchos de los hechos de violencia no se originan en la escuela, sino que los estudiantes lo traen de su entorno. “Ellos no generan la violencia dentro de la escuela, vienen con el problema desde fuera”, explicó Francisco.
Preocupación por niñas
Ivelisse Francisco dice que la constante falta de muchas de las estudiantes al centro educativo preocupa a la dirección del plantel, donde unas 30 adolescentes, entre 13 y 16 años de edad, están embarazadas actualmente.
“Nosotros impartimos charlas sobre educación sexual con frecuencia, para orientar a las niñas y conocer sus inquietudes”, explica la directora del liceo Fabio Amable Mota.
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