La violencia en los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y los ciudadanos que reclaman más democracia se recrudeció en las últimas horas con manifestantes muertos en Siria, Egipto y Yemen.
En Siria, al menos 23 personas murieron el viernes durante las manifestaciones antigubernamentales en la sureña ciudad de Deraa, según le dijeron testigos a la BBC.
Los incidentes se expanden por todo el país y este sábado las fuerzas de seguridad han estado atacando a los manifestantes con munición real en Latakia, el principal puerto del país, a 330 kilómetros de la capital, Damasco.
Según informa la agencia Reuters citando a testigos, hay numerosos heridos en esa ciudad, aunque por el momento no hay muertes confirmadas.
El Cairo
La plaza Tahrir de Egipto, punto neurálgico de las multitudinarias marchas que provocaron en febrero la destitución del presidente Hosni Mubarak, fue escenario de sangrientos episodios este sábado, en los que se produjeron las primeras muertes en manifestaciones desde el derrocamiento del mandatario.
Dos personas murieron por heridas de bala mientras las fuerzas egipcias dispersaban una protesta en la emblemática plaza, informaron fuentes médicas.
El ministerio de Salud de Egipto sólo ha confirmado un muerto y 71 heridos.
Además hubo unos 15 heridos mientras las fuerzas intentaban dispersar a los miles de personas que pedían, desde el viernes, el enjuiciamiento de Mubarak. El Ejército egipcio insiste en que no ha usado balas de plomo.
La policía reprimió las protestas en Yemen con balas de plomo y gases.
Yolande Knell, corresponsal de la BBC en El Cairo, señala que en la plaza Tahrir hay vehículos quemados tras los enfrentamientos durante la noche y alambres de púas cierran el tránsito.
La redada de la madrugada se llevó a cabo después de que los manifestantes establecieran un nuevo campamento en la plaza y dijeran que no se irían de allí hasta que se cumplieran sus demandas.
Yemen
Al menos cuatro personas murieron en la ciudad yemení de Taez, al sur de la capital, Saná, en enfrentamientos entre manifestantes antigubernamentales y las fuerzas de seguridad, que comenzaron el viernes y continuaron durante la madrugada del sábado.
Un médico de Taez le dijo a la BBC que decenas de personas habían sido ingresadas en su clínica con heridas de bala o bajo efectos de gases lacrimógenos.
Anteriormente el presidente del país, Ali Abdulá Saleh, rechazó versiones de una posible renuncia, propuesta por otros Estados del Golfo Pérsico. En una alocución dirigida a miles de sus partidarios en la capital, Saleh criticó lo que calificó como una injerencia flagrante de otros países.
Luego, Yemen retiró a su embajador en Qatar, uno de los países que habían instado a Saleh a renunciar, desatando la ira en el palacio presidencial de Saná.
Los manifestantes mantienen la presión sobre el presidente, incluso aunque un general disidente negara que su objetivo fuera reemplazar al líder yemení.
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