Todo parece indicar que la sensación de que la temperatura del país está más caliente que hace varias décadas sobrepasa la percepción. Un estudio climático realizado por la investigadora Michela Izzo, que contó con la colaboración de la Oficina Nacional de Meteorología (ONAMET) y del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MIMARENA), y con la financiación de la Universidad italiana de Molise, registra incrementos en la temperatura.
Si bien se ha visto que la temperatura ha venido aumentando en todo el país ñprecisa la investigadora-, el estudio hace referencia a los resultados identificados para Santo Domingo porque es la serie termométrica que presenta caracteres de calidad que permiten tener confianza en el dato.
En el periodo estudiado -de 1936 a 2007- se ha identificado un crecimiento de la temperatura mínima promedio anual de 3.0 grados y de 1.8 grados en la máxima. “La temperatura mínima está creciendo a un ritmo mayor que la máxima, y esto está en línea con lo que se ha visto a nivel mundial. Cuando la mínima crece más que la máxima esto tiene implicaciones importantes, porque quiere decir que se está reduciendo el rango de diferencia entre la máxima y la mínima diaria, con todas las consecuencias biológicas o ecológicas”, explica al referirse a parte de las conclusiones del estudio.
Entre esas consecuencias cita noches más cálidas y, posiblemente, un estrés mayor sobre el componente humano y sobre los ecosistemas, que normalmente son más sensibles a las temperaturas mínimas que a las máximas. “Esto podría representar un problema, sobre todo para los ecosistemas de alta montaña, que son más vulnerables porque tienen menos posibilidad de emigrar hacia cotas más elevadas. Y hay especies claves que son más sensibles que otras a los cambios climáticos, por ejemplo las ranas y anfibios. Pero para confirmar esto se necesitaría de estudios específicos”, aclara.
El estudio se basó en las informaciones de temperatura recabadas en unas 30 estaciones de la ONAMET. Izzo precisa que debido a la calidad del dato, para el análisis de la temperatura no pudieron utilizar un periodo único para todas las estaciones. Para Santo Domingo tomaron el periodo de 1936 a 2007, y de 1939 a 2007 en las demás.
Observa que los estudios climatológicos se enfrentan con la dificultad de construir el historial de la estación, encontrándose con datos que faltan y con la necesidad de registros que se han perdido. Precisa que esa situación es un problema común, especialmente en países donde el levantamiento climatológico puede que no sea una prioridad. En el caso de ONAMET considera que está trabajando en la mejora de la calidad de la toma del dato.
Nuevo mapa climático
Michela Izzo, quien es graduada en Ciencias Ambientales con una maestría en Ingeniería del Viento, considera innovador el estudio llevado a cabo, por el hecho de que se ha analizado el cambio climático a partir de datos medidos en el territorio nacional.
Michela Izzo, quien es graduada en Ciencias Ambientales con una maestría en Ingeniería del Viento, considera innovador el estudio llevado a cabo, por el hecho de que se ha analizado el cambio climático a partir de datos medidos en el territorio nacional.
“Se ha fundamentado en el análisis de series históricas de temperatura y lluvias, y en este sentido ha representado un elemento nuevo e importante porque hasta estos estudios que hemos llevado a cabo se tenían estudios en cambio climático pero, básicamente, fundamentados en modelos de previsión de tendencias”, expone.
Precisa que el análisis estadístico de la tendencia climática estuvo precedido de una evaluación de la calidad de la serie de datos con la finalidad de depurar los elementos que pudieran afectar la señal climática, como sería cambios en los instrumentos de medición o traslados de estaciones, logrando homogenizar la serie.
Con respecto a la parte pluviométrica del estudio -que junto con la información de temperatura les permitió caracterizar el clima en el territorio nacional -, dijo que además de las estaciones de la ONAMET introdujeron algunas del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI) con la finalidad de aumentar el número de puntos de medición. El periodo estudiado fue de 1971 a 2000 (30 años), a fin de establecer un elemento de continuidad con el Atlas Climático de ONAMET. El estudio dio paso a un nuevo mapa climático del país sobre la base de la clasificación de Thornthwaite, que usa el índice de evapotranspiración para identificar los rangos de clima diferentes. Registra nueve clases climáticas: cinco típicamente húmedas, y las otras de clima no húmedos.
El análisis de las precipitaciones se efectuó en 115 estaciones, algunas de las cuales evidenciaron una tendencia significativa al incremento de la lluvia mientras que la tendencia en las otras fue a la reducción.
”Normalmente, las estaciones que manifiestan una tendencia a la reducción de la lluvia son las estaciones de la porción occidental de país, o sea las estaciones que caen en climas más secos. Esto es coherente con lo que se ha visto en términos de estudios en la región del Caribe. En este sentido obtuvimos un dato importante porque resulta que en base a esta clasificación, el 54 por ciento del territorio nacional puede ser clasificado como no húmedo, por lo que en términos de sensibilidad a posibles efectos del cambio climático hay que tener mayor cuidado que en un clima típicamente húmedo”, explica.
Validación en proceso
Si bien las tendencias que fueron identificadas en la investigación tienen un nivel de confianza del 95 por ciento, o sea, que estadísticamente son significativas, los datos obtenidos están siendo validados por una segunda investigación en proceso, en coordinación con la Universidad INTEC y ONAMET, informa Michela Izzo.
Si bien las tendencias que fueron identificadas en la investigación tienen un nivel de confianza del 95 por ciento, o sea, que estadísticamente son significativas, los datos obtenidos están siendo validados por una segunda investigación en proceso, en coordinación con la Universidad INTEC y ONAMET, informa Michela Izzo.
“Ahora estamos trabajando para identificar el historial de algunas estaciones. Partimos de la estación de Santo Domingo porque en un primer análisis estadístico ha resultado la más completa y de mayor calidad de datos. Entonces éste es un primer punto. Segundo, es una estación estratégica desde el punto de vista político-social, pues es la capital del país y hay una concentración de población grande, entonces en términos de vulnerabilidad es un punto crítico. Y es una estación estratégica desde el punto de vista geográfico, porque se encuentra en zona costera y entre la desembocadura de dos ríos importantes”, argumenta.
La investigadora explica que en ese estudio de validación pretenden sobreponer el historial de la estación al análisis de tendencia, con la finalidad de que la información obtenida permita hacer ajustes en la serie de datos que estén sustentados en eventos concretos. “El análisis de metadatos va a soportar el análisis estadístico, y en este sentido confirmaría o permitiría aportar cambios al análisis de tendencias que ya se ha hecho”, asevera.
DESTACAN VARIEDAD DE RIQUEZAS NATURALES
Diversidad de climas Michela Izzo, especialista en Ciencias Ambientales, expresa que existe la necesidad en el país de profundizar en el tema de los estudios climatológicos para poder mejorar el conocimiento del territorio.
Destaca que República Dominicana, a pesar de tener una extensión relativamente pequeña, posee una variedad y riqueza de ambientes que necesita ser investigada adecuadamente con la finalidad de generar respuestas territoriales adecuadas a presiones externas como puede ser el cambio climático.
Ejemplifica que un espacio horizontal de menos de 100 kilómetros se presenta una diversidad de ambientes que va desde el desierto, como la Hoya de Enriquillo, al bosque pluvial, que se encuentra en las cimas más altas y en las vertientes de las cordilleras. “Entonces, lo que nosotros queríamos destacar era que no se puede hablar de una previsión única para Republica Dominicana en términos de cambio climático”, expone.
Diversidad de climas Michela Izzo, especialista en Ciencias Ambientales, expresa que existe la necesidad en el país de profundizar en el tema de los estudios climatológicos para poder mejorar el conocimiento del territorio.
Destaca que República Dominicana, a pesar de tener una extensión relativamente pequeña, posee una variedad y riqueza de ambientes que necesita ser investigada adecuadamente con la finalidad de generar respuestas territoriales adecuadas a presiones externas como puede ser el cambio climático.
Ejemplifica que un espacio horizontal de menos de 100 kilómetros se presenta una diversidad de ambientes que va desde el desierto, como la Hoya de Enriquillo, al bosque pluvial, que se encuentra en las cimas más altas y en las vertientes de las cordilleras. “Entonces, lo que nosotros queríamos destacar era que no se puede hablar de una previsión única para Republica Dominicana en términos de cambio climático”, expone.
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