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Santo Domingo, 13 abr (EFE).- Alumnos de un colegio dominicano entregaron hoy un donativo a las autoridades locales con el propósito de contribuir a que el país cumpla con el pago de su cuota anual como miembro de la Comisión Ballenera Internacional y con ello oponerse con voz y voto a la caza de esos cetáceos. Los estudiantes de séptimo grado del colegio Carol Morgan, interesados en la preservación de las ballenas jorobadas que cada año llegan al país para aparearse en sus cálidas aguas, cumplieron así un propósito que se habían planteado desde inicios de año. "La idea de estos jóvenes estudiantes fue la de aportar su granito de arena para la protección del medio ambiente en República Dominicana", dijo a periodistas la portavoz del colegio, Patricia Salazar, quien destacó el gesto de los alumnos.
Salazar dijo que los alumnos se sintieron motivados a defender a las ballenas, cuando en diciembre pasado se enteraron que el país no pudo votar en contra de su caza porque no había pagado la cuota anual de 10.000 dólares que le corresponde como miembro de la Comisión Ballenera Internacional, organismo que regula la caza y otros aspectos relativos a estos mamíferos.
La portavoz destacó que los alumnos iniciaron entonces una labor de recaudación que les permitió alcanzar los 2.000 dólares, una quinta parte de la suma que República Dominicana debe pagar a la comisión y que hasta el momento no ha honrado.
El impago de esos 10.000 dólares impidió a República Dominicana oponerse con su voto a la concesión de una cuota de caza anual de nueve ballenas jorobadas a Groenlandia por tres años, aprobada en la reunión que celebró en junio pasado en Agadir (Marruecos) la Comisión Ballenera Internacional.
La caza de ballenas jorobadas con fines comerciales estaba prohibida desde 1966 y la que se practicaba con fines de subsistencia desde 1986, pero en la reunión de Marruecos, Dinamarca logró autorización para cazar ballenas para la subsistencia de comunidades de Groenlandia.
Centenares de ballenas jorobadas se desplazan cada año hasta las aguas tropicales de la bahía de Samaná, en el noreste dominicano, para aparearse antes de regresar a las frías aguas del Atlántico norte.
En el acto de entrega del donativo participaron funcionarios del Ministerio de Medioambiente, legisladores y el coordinador de la campaña de océanos de Greenpeace en América Latina, Milko Schvartzman. EFE
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