Washington, 1 dic (EFE).- La filtración de cables diplomáticos de EE.UU. por parte de Wikileaks ha desatado un intenso debate entre partidarios y detractores de la página web y su campaña contra el "secretismo" oficial, que considera enemigo del interés público. Julian Assange, el controvertido director del sitio, sostiene que los ciudadanos no pueden tomar buenas decisiones si no tienen información sobre cómo funciona verdaderamente el mundo. De ahí que Wikileaks, que se fundó hace cuatro años, decidiese especializarse en difundir información oculta.
"La información que se oculta, se oculta por algún motivo y normalmente es que la gente que la conoce (...) cree que si se publica habrá presión para que se produzcan reformas", dijo Assange a la emisora estadounidense AntiwarRadio en abril.
"O sea que al perseguir de forma selectiva información reprimida y entregársela al público podremos generar reformas de una forma muy eficiente", explicó entonces el cerebro de Wikileaks, que divulgó en julio decenas de miles de documentos secretos sobre la guerra en Afganistán y en octubre, otros tantos sobre Irak.
La última megaentrega de documentos confidenciales se produjo el domingo pasado cuando cinco medios globales publicaron al unísono artículos basados en cientos de miles de cables diplomáticos estadounidenses a los que tuvieron acceso en exclusiva.
La filtración ha puesto en una situación embarazosa al cuerpo diplomático estadounidense, que ha visto cómo sus en ocasiones corrosivos y confidenciales comentarios sobre líderes mundiales dan la vuelta al planeta.Más allá de eso, los cables han revelado los tejemanejes de líderes y diplomáticos mundiales en temas relacionados con los derechos humanos, el acceso a la información o las armas nucleares.
La Casa Blanca reaccionó hoy con el anuncio de la creación de una comisión para implementar cambios que impidan filtraciones similares, mientras continúa el debate sobre las ventajas y desventajas de que toda esta información haya salido a la luz.
Los responsables políticos de EE.UU. han denunciado la filtración como un acto "ilegal" que, dicen, dificulta sus labores diplomáticas y han prometido que no se detendrán hasta encontrar al responsable del que han calificado como "robo" de información confidencial.
Varios legisladores defienden, incluso, que Wikileaks sea declarada una organización terrorista, una propuesta que no parece tener visos de prosperar.
"Si Wikileaks es un grupo terrorista entonces también lo es Fox, CNN o Efe, que a menudo informan de cosas o hacen preguntas a líderes que ellos preferirían no saliesen a la luz pública", dijo a Efe Steffen Schmidt, de la Universidad de Iowa.
Bruce Gronbeck, profesor emérito de la misma universidad, dice que existe cierta preocupación por el impacto que los documentos puedan tener en las relaciones entre China y EE.UU. y otros asuntos menores, pero asegura que, "en su mayoría", tanto los historiadores como la prensa consideran la filtración "ética y útil".
"Estas filtraciones no parecen particularmente perjudiciales, sino más bien una especie de fascinante cotilleo global, chismes jugosos", explicó a Efe Gronbeck.
Erwin Hargrove, profesor emérito de la Universidad de Vanderbilt (Tennessee), piensa diferente.
"En general, creo que es perjudicial para la diplomacia y los esfuerzos para alcanzar alianzas", explicó a Efe Hargrove, quien considera que la política exterior no se puede desarrollar "a plena luz pública" y la publicidad puede impedir que se alcancen acuerdos."El autor de las filtraciones parece una especie de anarquista que odia el Gobierno, no una persona responsable", añadió.
Más allá de las fronteras estadounidenses, Assange, que está en paradero desconocido y sobre el que pende una orden de captura por un supuesto caso de violación en Suecia, ha encontrado también partidarios en las páginas de la influyente revista The Economist.
"Organizaciones como WikiLeaks (...) pueden ser lo que realmente necesitamos para impulsar un clima de transparencia preciso para una democracia auténticamente progresista", señala el blog Democracia en EE.UU. de la publicación británica.
Assange, mientras tanto, ha adelantado que no se detendrá en su causa y ha anunciado que la próxima filtración revelará secretos de Wall Street. EFE
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