jueves, 23 de junio de 2011

Católicos celebran hoy Día de Corpus Christi Sacerdote exhorta a ciudadanos a reflexionar sobre los valores morales

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SANTO DOMINGO, RD.- La iglesia católica celebra este jueves el Día de Corpus Christi, que se conoce también como la solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Esta fecha se conmemora con una eucaristía que tiene como principal finalidad la adoración a la presencia de Jesús. Durante las celebraciones del Corpus Christi se realizan en diversos templos religiosos procesiones en la que simbólicamente el Cuerpo de Cristo se exhibe por las calles y los católicos realizan cánticos alusivos a la fecha. El padre Jorge Jiménez, de la Iglesia Las Mercedes, en la capital, ofició una misa a los feligreses y en su homilía los instó a pensar más en las palabras de Dios, a reflexionar sobre los valores morales y a acatar con hechos los consejos que da el señor Jesucristo en la Biblia.

Indicó a los parroquianos que la fiesta de Corpus Christi es un acto de fe de la iglesia en Jesucristo, presente en el Santísimo Sacramento.

Manifestó que en este día “celebramos la presencia real de Jesucristo, es un homenaje de adoración y gratitud que se basa en la fe cristiana”.

“Llamó a la ciudadanía a reflexionar, a brindar tributo a Dios, a manifestar su amor, y concentrarse más en los que son las actividades de la iglesia católica”, indicó.

Asimismo, dijo que la ocasión es precisa para que las autoridades políticas reflexionen sobre sus acciones con la población, y piensen en los más desposeídos que necesitan manos firmes y decididas que aporten propuestas en beneficios de los sectores marginados.

La celebración se lleva a cabo el jueves siguiente al octavo domingo después del Domingo de Resurrección, es decir, 60 días después de Resurrección.

La institución de este día se hizo el 8 de septiembre de 1264 por el Papa Urbano IV, mediante la bula Transiturus de hoc mundo.

ANÉCDOTA DE CORPUS CHRISTI: El buey que le habló al amo

Una de estas historias se refería al agricultor que hizo laborar un día como hoy a sus animales preparando la huerta con el arado. El buey, que tiraba del arado, le advirtió que éste era un día consagrado al Señor y que era pecaminoso lo que hacía al forzarlo a trabajar.

El asombro que le produjo a aquel hombre el hecho de que el animal le hablara casi le provocó un síncope y desde ese día nunca más volvió a laborar en los días que debían guardarse.

LA HOSTIA QUE SANGRÓ

También está la anécdota que nace en Europa, y es que cuando un sacerdote oficiaba la misa, dudó al momento de la consagración de si en verdad se convertiría la hostia en el Cuerpo de Cristo, y que al momento del cura partir la misma, ésta sangró en sus manos y bañó su ropa y la piedra del altar.


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