Un solo clamor: ¡Basta ya de delincuencia! ¡Basta ya de criminalidad! Eran muchos hombres, muchas mujeres, muchos jóvenes y muchos niños que vestidos de negro y con la insignia de un sticker con el mapa de República Dominicana, clamaron en el parque La Lira, se pusieron al frente y consignaron no ceder el espacio a los delincuentes. Artistas, profesionales, médicos, abogados, empresarios, la clase media y media alta de los alrededores de Naco y Piantini se lanzaron a las calles. Estaban indignados.
Muchos de ellos, o descendientes de ellos, entre padres, hijos, sobrinos, víctimas de una delincuencia que según Carlos de Soto Molinari, Chiqui Estévez, Bernardita García Smester, miembros del Comité Organizador del grupo “Digamos no a la delincuencia”, los ha tocado a ellos, como familias y como sociedad. Es por eso que exigieron una minuciosa y profunda reforma policial, una profi laxis en la Policía, las Fuerzas Armadas, el Ministerio Público y la Justicia.
Molinari, cuya hija fue asaltada por varios delincuentes armados, después de encañonarla y golpearla, refl exionó que en el país “es un bellísimo momento para ponerse un par de pantalones y decir basta ya. ¡Basta ya! ¡Basta ya a las presiones externas, al compromiso político de amigos, empresarios y compañeritos de partidos, basta ya a la corrupción y a la delincuencia! Las consignas del grupo de ciudadanos fue acompañada por los bocinazos en señal de apoyo de los automovilistas que se desplazaban por las avenidas Lincoln y Lope de Vega. Chiqui Estévez reclamó, en un discurso sonoro y emotivo, que es tiempo de que en el país regresen esos valores que hacían que el ciudadano sintiese admiración y orgullo por los hombres de uniforme que hoy son también cuestionados.
OLA DELICTIVA CASTIGA A RESIDENTES DE NACO
Hace varios días, en Naco, las jóvenes Mónica de Soto y Carmen Rodríguez, según narraron Bernardita García, esposa del cineasta Alfonso Rodríguez y Carlos de Soto Molinari, fueron interceptadas en una calle de su sector, encañonadas y golpeadas por varios delincuentes, lo que se asumió como una señal de alarma para decantar la posibilidad de que los ciudadanos inicien movimientos de prevención para contrarrestar la escalada violenta.
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