Ciudad del Vaticano.- El papa Benedicto XVI aseguró hoy a los fieles que Dios "escucha el grito del oprimido y salva a quien se encuentra en (situaciones de) angustia y dolor porque Dios siempre está cerca".
"También en los momentos de dificultad, en los problemas y en la oscuridad de la vida, escucha, responde y salva a su manera", prosiguió el obispo de Roma, antes de precisar que para ello "es necesario saber reconocer su presencia y aceptar sus caminos".
Benedicto XVI pronunció estas palabras en la tradicional audiencia de los miércoles, que hoy volvió a celebrarse en la Plaza de San Pedro del Vaticano, tras el habitual retiro estival del pontífice en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo.
La intervención del papa estuvo inspirada en el salmo 3, referido a la tradición judía de David en el momento en el que huye de su hijo Absalón y, especialmente, en los momentos de peligro y angustia que le acompañaron entonces.
"Es uno de los episodios más dramáticos y llenos de sufrimiento en la vida del rey, cuando su hijo usurpa el trono real y le obliga a abandonar Jerusalén para salvar su vida", comentó el papa teólogo durante su intervención en Ciudad del Vaticano.
La situación de peligro y de angustia "nos toca personalmente, cuando, de frente a tantos problemas, estamos tentados a abandonar la fe", agregó el pontífice, quien acto seguido recordó que "la tentación contra la fe es la última agresión del enemigo".
"Debemos resistir a esto para encontrar así a Dios y a la vida", insistió Benedicto XVI, quien también animó a los creyentes a "no dejarse vencer por las visiones de muerte".
El papa explicó que "una multitud se cierne y se subleva contra Él, creando un miedo que engrandece la amenaza (de la muerte) haciéndola parecer todavía más grande y aterradora".
"Pero el orador no se deja vencer por esta visión de la muerte, mantiene su relación con Dios en vida y se dirige a Él en primer lugar para buscar ayuda", precisó el papa.
El obispo de Roma advirtió a los fieles de que "los enemigos" de Dios "insinúan que el Señor no puede intervenir, afirmando que ni siquiera puede salvarlo".
No obstante, Benedicto XVI recordó a los presentes en la Plaza de San Pedro del Vaticano que "el hombre nunca está solo y los enemigos no son imbatibles. Si se le pide ayuda a Dios, él responde: esta es la llave de lectura de toda la historia de la Salvación".
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